La historia detrás del disco En el jardín del corazón, de la banda costarricense Gandhi, está cargada de anécdotas. Unas positivas, otras no tanto, pero todas quedaron en la memoria de los integrantes de la banda como un hito en sus carreras.
El álbum debut de Gandhi marcó un antes y un después en la música nacional, y eso es lo que celebrará la banda el próximo 20 de octubre, en el teatro Melico Salazar.
Corría 1996 y el grupo de jóvenes artistas apuntaba a lo más alto. La publicación del disco físico (en CD) llegaría hasta el año siguiente, pero el ímpetu de los músicos los instó a presentar su primer álbum en dos conciertos: uno en el teatro Eugene O’Neill, en 1996, y otro en el Melico Salazar, en 1997.
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Este último es precisamente el que emulará Gandhi el 20 de octubre, para conmemorar el momento en que temas como El Invisible, Quisieras o Seca roja reja fueron coreados por un teatro a reventar.
Para Gandhi, el proceso de grabar en 1996 En el jardín del corazón fue toda una novedad, desde entrar a un estudio de grabación, hacer la mezcla, producir ingeniería y hasta enviar a prensar el disco a Miami.
“Cuando presentamos el álbum en el Eugene O’Neill no teníamos el disco físico listo, todavía no llegaba a Costa Rica”, recordó el vocalista Luis Montalbert-Smith.
Esta situación los llevó a soñar todavía más en grande. Para ese momento Montalbert, Abel Guier (bajo), Massimo Hernández (batería) y Federico Miranda (guitarra), estaban en plena juventud, pero eso no fue impedimento para que se aventuraran a reservar el Melico con la esperanza de presentar (otra vez) el álbum, pero ya formalmente.
“Nos embarcamos reservando el Melico. Éramos unos chiquillos. No me acuerdo cuánto costaba, pero la cifra ya era de algún millón y pico, era un montón de plata. Eso nos tenía entre nerviosos y emocionados”, recordó el cantante.
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“Soñábamos en grande, eso fue algo que tuvimos en común desde el día uno los cuatro. De hecho, eso es algo que todavía nos mantiene unidos. Soñar en grande fue algo que nos unió”, comentó Massimo Hernández, baterista del grupo.
Otro dato curioso en la historia de En el jardín es que antes de que los CD llegaran al país, ya muchas personas lo habían escuchado “por debajo”, por decirlo de alguna manera. La música se distribuyó de mano en mano, de grabadora en grabadora, gracias a un pequeñísimo desliz.
“Teníamos una grabación en casete, habíamos hecho una copia de la cinta máster. Creo que fue Massimo quien dejó una copia en el walkman de un cuñado y ese mae se encargó de grabarlo y distribuirlo”, contó entre risas Luis.
Esa difusión orgánica de la música provocó algo que para los artistas significó otra linda historia: en el concierto del Melico todos los asistentes se sabían las canciones de principio a fin. “Íbamos a presentar un disco que ya la gente se sabía, eso fue muy chiva”, agregó el cantante.
Como dato a resaltar, es que para 1997 lo de la preventa de entradas no era algo usual, así que el público que quería ver a Gandhi tocar En el jardín del corazón hizo fila en la taquilla del teatro para asegurarse un espacio.
El evento fue en mayo del 97. Previo a que todo comenzara, los de Gandhi estaban con una mezcla de nervios, alegría y ansiedad por saber qué iba a pasar.
“No teníamos ninguna noción o pronóstico de cuánta gente iba a llegar, hasta que llegaron a decirnos que se había vendido todo y que se quedaron sin poder entrar como 200 personas”, agregó el intérprete.
Copias y copias
Tras el éxito del evento y ya con los primeros 500 discos físicos en el país, la venta del álbum fue una locura. Eso, pese a que ya se habían hecho copias en casetes que pasaron de un amigo al primo de un amigo y después a los compañeros del colegio.
Las primeras copias del disco las trajo una familiar de Federico a Costa Rica. En casa de Massimo los artistas, apoyados por sus familias, amigos y hasta novias, se dedicaron a armar las cajitas donde se iban a guardar.
Uno metía el disco en la caja, otro le ponía el librito (que Gandhi mandó a hacer en una imprenta en el país), alguien más le ponía la contraportada y al final se le pegaba una calcomanía para sellar el producto y que quedara en claro que era original. Fue una especie de maquila donde muchos aportaron.
“Cuando llegaron los primeros discos Federico nos dio uno a cada uno. Cuando el mío llegó a mi casa yo no estaba, entonces me lo dejaron sobre la cama. Yo lo vi como hasta las 10 de la noche que regresé de estudiar. Mi hermano menor tiene un recuerdo muy curioso, dice que pasó por el cuarto y que me vio dormido sobre la cama abrazando el disco. Ni siquiera me cambié la ropa”, contó Luis.
Ante la sorpresiva acogida del disco, las primeros 500 unidades no alcanzaron. El grupo tuvo que mandar a hacer 500 copias más, luego 1.000 y terminaron pidiendo varias veces hasta 3.000 copias más. “No estoy seguro, pero creo que se vendieron más de 10.000 CD”, afirmó Montalbert.
“Me acuerdo como si hubieran sido ayer las primeras reuniones en la cocina de la casa de Fede. Hablábamos de que sería chivísima tocar en el Wembley Stadium o en el Madison Square Garden, de grabar en los estudios Abbey Road”, agregó Massimo.
Tanto Luis como Massimo concuerdan en que el apoyo de sus seres queridos y personas más cercanas fue de suma importancia, incluso destacan ambos la participación de doña Ana, la mamá del baterista, quien desde el inicio permitió ensayos en su casa, largas reuniones y se apuntó a hacer todo lo que estuviera en sus manos para empujarlos a cumplir todos sus sueños.
Impacto
Cuando En el jardín del corazón se publicó, la música latinoamericana, especialmente el rock, vivía una etapa muy importante gracias a bandas como Los Fabulosos Cadillacs, Caifanes, Soda Stereo, Atercipelados y otros grandes nombres. Además, el auge que tenía el canal MTV con sus videos ayudó todavía más a la locura por el rock latino.
“La gente abrazó el disco, de alguna manera lo hicieron suyo. Se sentía que la música que estábamos haciendo en ese momento sintonizaba energéticamente con lo que estaba pasando en el mundo”, explicó Montalbert.
El músico explicó, como otra curiosidad, que la propuesta de Gandhi tenía algo muy particular. “Había esa sensación latina, pero también tenía rock, un poco de reggae y un poco de progresivo. Teníamos muchos sabores o condimentos que hacían de la música algo particular. Para los latinos era muy roquero y para los roqueros, era muy latino”, dijo.
Por su parte, Massimo reafirmó que el disco tiene reflejadas las influencias musicales de cada uno de los integrantes. “Luis era ‘Mr. Caifanes’ en ese tiempo, yo tiraba más a Soda Stereo. Nos pasábamos música entre todos, venía saliendo la época del Hard Rock de los años 80, había grandes guitarristas que inspiraron a Fede. Hay influencias de todos ahí”, explicó el baterista.
Otra anécdota muy bonita sobre el disco, que recordó Luis, fue cuando Gandhi fue telonero del concierto de Deep Purple en Costa Rica (1998). “El bajista Roger Glover escuchó el disco y se quedó pegado con El Invisible. Decía que esa era ‘LA’ pieza”, contó Luis.
Del concierto
El concierto de aniversario de En el jardín del corazón será el 20 de octubre en el teatro Melico Salazar, a partir de las 8 p. m.
Las entradas están a la venta en el sitio www.publitickets.com. Los precios y localidades son: ¢19.600 (galería), ¢25.300 (tercer piso), ¢29.900 (segundo piso) y ¢34.500 (luneta y palco).
Si desea ir a ver el espectáculo, le recomendamos que trate de adquirir las entradas lo antes posible, porque ya quedan pocas.