Un caballero se viste con traje entero, pero si se trata del Caballero de la Salsa, entonces baila con su traje de sastre puesto, en este caso uno color gris oscuro. Así apareció Gilberto Santa Rosa en su presentación en Costa Rica este domingo 14 de agosto en el Centro de Convenciones en Heredia.
El elegante puertorriqueño se presentó dos minutos después de que su orquesta protagonizara una sabrosa introducción al son de las trompetas. Santa Rosa apareció realizando un moderado baile en el que sus rodillas iban al son de sus brazos… y empezó a cantar.
Amor mío no te vayas fue la primera pieza que interpretó, siempre bailando o al menos, manifestando la sabrosura de su música a través de su cuerpo, así fuera solamente con el movimiento del pie.
Santa Rosa ofreció un espectáculo en el marco de su gira Camínalo y en Costa Rica coincidió con vísperas del Día de la Madre, lo cual hizo aún más especial el espectáculo al que acudieron miles de personas.
Uno de los salones del Centro de Convenciones albergó a las personas fanáticas del puertorriqueño. Un piso alfombrado acogió a las parejas que se levantaron a bailar. La mayoría prefirió permanecer en su silla y desde allí grabar partes del show, mientras se dejaban llevar por la contagiosa música y danzaban de un lado a otro sin moverse de su espacio.
Así recibieron el espectáculo en un recinto que se asemejaba a una megaiglesia, pero, en este caso, una que congregó a los fanáticos de la salsa.
La agarro bajando, Conciencia, El amor de los amores y Quiéreme fueron otras de las canciones del menú introductorio. El artista apareció media hora después de lo anunciado, sin embargo, la pequeña tardanza fue compensada con una dosis intensa de música.
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Fue después de su quinta interpretación que Santa Rosa se dirigió a su público.
“Buenas noches, San José. Estoy encantado de volver, en particular en una fecha tan especial como esta. Es un honor para mí volver a San José, a Costa Rica, y en una fecha como hoy, víspera del Día de las Madres. Bienvenidas todas las madres que están aquí. Nuestro cariño y agradecimiento por ser la figura que son para nosotros. Así que quienes celebran a su madre, háganlo con todas las de la ley y toda la vida porque es un vínculo que no se rompe”, dijo para luego agradecer a los costarricenses que siempre le abren las puertas.
Desamor que cambia una historia
Durante su interacción con la audiencia, Santa Rosa, quien también le canta al desamor, aprovechó para contar una historia que cambió su vida.
“Mi primer amor musical fue el bolero. Empecé porque sufrí una decepción amorosa a los 6 años. Me enamoré de una niña del colegio (que no lo notaba). Entonces, tenía un compañero que tocaba la guitarra y dije: ‘Ahora me pongo a cantar y ella me va a hacer caso, le voy a llamar la atención’. Así debuté pero ni me peló, pero me regaló un oficio. Gracias a ella, estamos aquí 46 años después”, confesó trayendo el tierno recuerdo al presente.
De inmediato cantó los boleros Necesito un bolero, Amor para la historia, Mentira y Si te dijeron.
Sin detenerse, Santa Rosa prosiguió con más salsa. Cada vez más parejas buscaban su espacio para bailar al ritmo de Cartas sobre la mesa, Almas gemelas, No te vayas y montón de estrellas.
En la audiencia había personas de todas las edades, e incluso un padre cargaba a su bebé de poco más de un año. Él se desplazaba al son de la música y la niña observaba maravillada las luces que sobresalían desde la tarima.
Un montón de estrellas hizo sudar a los bailarines, quienes se lucieron incluso con piruetas mientras disfrutaban del concierto. Cuando terminó esta canción, Santa Rosa recibió en la tarima a Gerardo Rivas (quien toca las congas de la banda y que, además, es exintegrante de NG2 junto a Norberto Velez) y juntos cantaron Suma y resta.
Él invitó a Gilberto a “perrear” y juntos cantaron un diálogo en el que el puertorriqueño le cuestionaba que si bien podía bajar, después cómo iba a subir.
El invitado, quien es hijo de Jerry Rivas del Gran Combo y gran amigo de Gilberto, continuó cantando solo el tema Happy, mientras Gilberto se unió a sus músicos y tocó con toda la actitud el güiro, mientras bailaba enérgico.
El puertorriqueño lo llama sobrino y dice que lo ve como su propio hijo. De hecho, invitó a los costarricenses a seguir la música del cantante de 33 años.
Con Vivir sin ella, Gilberto regresó a su papel protagónico. Él se tomó el tiempo para destacar a su orquesta: los presentó a cada uno, por aquello de que alguien se los tope en la calle. Entre ellos sobresalió el costarricense José Sibaja, a quien describió como buen músico y buena persona.
Conteo regresivo, Perdóname (tema que grabó junto a Vico C), Que alguien me diga y De qué manera quererte sellaron una noche de baile, energía y revelaciones por parte de un caballero que no se cansa de bailar mientas usa su elegante traje entero.