Todos interpretan distintos géneros musicales, vienen de diferentes países, pero si en algo coinciden las agrupaciones que dieron el banderazo de salida del primer día del Grito Latino, es que los nervios antes de subirse al escenario son el principal motor para ofrecer un espectáculo de calidad.
La banda mexicana ATMA inauguró, este sábado, la tarima alternativa cuando el reloj marcó la 1:35 p. m. Allí, en el espacio ubicado en el Bosquecito de Parque Viva, en La Guácima, alrededor de unas 250 personas se ubicaron debajo de los árboles para presenciar el show.
“Siempre es un reto ser los primeros en un festival musical, porque no sabes cuál será la reacción del público. Todos vienen buscando a sus bandas favoritas, así que eso te pone un poco más nervioso de lo normal, pero los nervios son parte de esta carrera. Si no los tuvieras, creo que esto no te generaría esa adrenalina que solo consigues con la música", expresó Güido Laris, vocalista.
El grupo, que irrumpió en la industria musical en el mes de octubre del 2018, define su propuesta como rock alternativo con influencias electrónicas. Para ATMA, que espera lanzar este año su primer álbum, el formar parte de Grito Latino resultó una experiencia única, pues les sorprendió ver cómo parte de los asistentes coreó algunos de los temas.
“Jamás te imaginas que estando tan lejos de tu país, encontrarás personas que sacarán su celular para grabar una parte del concierto, lo cual agradeces. Pensamos que sería un poco frío el recibimiento que tendríamos en Costa Rica, pero, al contrario, nos llevamos una hermosa sorpresa”, aseguró Carlos Oceguera, guitarrista de la agrupación.
Con ellos coinciden Witty & Gavina, la primera banda en subirse a la tarima dos, ubicada en la pista de carreras del venue. El grupo costarricense, que se formó en el 2013, apostó por un repertorio que llevara a los asistentes a disfrutar y comenzar “a buen ritmo” la jornada musical de este sábado, cargado de una mezcla de pop con rock.
“Podría decirse que los nervios nos querían ganar, pero no los dejamos. Nos subimos al escenario con el objetivo muy claro de hacer que el público disfrutara, bailara y se sintiera ya en calor desde el inicio del festival. Es una gran responsabilidad, pero creo que supimos cumplir con la tarea”, dijo Jonathan Witty Jiménez, vocalista.
Visiblemente emocionados, el grupo cedió la entrevista al finalizar su actuación, la cual aprovecharon para hacer un repaso de los más de 20 minutos que estuvieron en escena. Aunque el tiempo se les hizo corto, supieron aprovecharlo para conectarse con los asistentes, quienes los conocían, pero, especialmente, con los que se encontrarían por primera vez.
“La experiencia fue realmente sorprendente. Festivales como este hacen que, quienes nos conocen y los que no, puedan estar en un mismo espacio, por lo que, inevitablemente le dan un espacio a tu música", aseguró el guitarrista Andrés Beirute.
Desde Miami.
En el caso de la colombiana Ale Jiménez, quien reside en Miami, el Grito Latino es una excelente plataforma para que nuevos talentos se den a conocer en Costa Rica, además de que le parece una muy buena iniciativa que el festival combine música, gastronomía y arte.
“Cuando tienes la oportunidad de presentarte en un escenario como este, es realmente imposible no aceptar. Esta es mi primera vez en el país, por lo que quisimos mostrar un poco de lo hecho durante todos estos años. El Grito Latino es una excelente plataforma para los nuevos talentos”, comentó Jiménez, quien presentó su propuesta musical en la tarima alternativa.
Posteriormente, sería el turno de Borojó, el nuevo proyecto musical en el que participa Sergio Acosta, tecladista de Doctor Krápula, junto a la cantante Mina y el DJ Good Fella. Ellos se hicieron presentes en la segunda de las tarimas alternativas.
Al igual que el resto de sus colegas, la agrupación agradeció la entrega del público, quien no paró de bailar y cantar sus canciones, en las que hacen una mezcla de música electrónica, dancehall y hip-hop.