Encerrar el espíritu de un festival de música en pocas palabras no es tarea fácil. Pero la segunda edición de Grito Latino, una plataforma local dedicada a la música del continente, no deja lugar a dudas: fue un festival con F mayúscula.
Así lo vivieron los miles de asistentes que se reunieron en Parque Viva (La Guácima de Alajuela) para tener una experiencia completa de festival de música a unos minutos de la capital del país.
Comidas, bebidas, áreas de descanso, cuatro escenarios musicales y un sonido de gran calidad lograron que el ambiente del festival abrazara a miles de fanáticos de la música.
Los gritos de emoción del público cuando artistas como Aterciopelados, Zoé, Los Auténticos Decadentes, Ximena Sariñana o Los Cafres, no dejan mentir. Esa ola de gritos es el mejor termómetro para saber que miles se fueron contentos. De la misma forma, el público le extendió su cariño a grupos nacionales como Gandhi, Mentados y El Guato.
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Este domingo 31 de abril será la segunda jornada del festival, con mucha más música.
En la fama
Los festivales de música que conocemos están, en su mayoría, a un avión de distancia. Costa Rica ha tenido festivales gratuitos, pero no tan a menudo experiencias de festival como las que vemos por YouTube.
Grito Latino logró generar ese ambiente en el que nos sentimos viviendo esa fama que tienen este tipo de espectáculos. La dinámica es fácil: por un solo boleto se puede ver a varias bandas, en este caso de distintas partes de Latinoamérica.
En los festivales hay sol y lluvia, pero afortunadamente en la primera fecha de Grito Latino no llegó el agua. Al entrar, los asistentes eran recibidos inmediatamente por música, como debía ser.
Los festivales tienen mala fama también: el sonido que le dan a los grupos no es el óptimo. Ese no fue el caso en la segunda edición de Grito Latino, en el que se pudieron escuchar con claridad tanto las notas psicodélicas de Zoé como los éxitos de Toledo y su banda de reggae.
En La Guácima todas las tarimas lograron cumplir con el objetivo: escuchar en la mejor de las condiciones a nuestros artistas favoritos.
Calor y cura
El calor de marzo se hizo presente durante la tarde, cuando la temperatura en La Guácima alcanzó los 32 °C.
La mejor forma de lidiar con el calor era conseguir alguna cerveza o bebida fría, y eso mantuvo bastante contento al público. Por ¢2.000 se podía conseguir cualquier bebida que se imaginara, sin pensarlo dos veces.
Daniel Villalobos, de La Uruca, fue uno de esos que con lata en mano se mantuvo bajo el sol para conocer más del grupo Machingon, de México.
“Nunca los había visto y eso es lo mejor de que haya tanto talento, que siempre es fácil toparse algo bueno así sin planearlo”, comentó, mientras compartía con su grupo de amigos.
Machingon fue la primera banda que varios asistentes se quedaron esperando en frente del escenario. El grupo que viste máscaras de lucha mexicana sorprendió a muchos por su intensidad y sentido del humor a la hora de tocar sus canciones. Definitivamente, uno de los momentos memorables de la jornada.
Lejos de la zona principal de conciertos, pero justo al lado de las tarimas alternativas, una zona de comidas y descanso recibió a los que quisieron tomar un break antes de empezar a recorrer el festival.
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Las distancias entre un escenario y otro son extensas, lo suficientemente para que el sonido fluya y no interrumpa la música de los artistas que tocaban simultáneamente.
“Yo creo que es bueno que haya opciones, solo tiene que planearse lo que uno quiere ver”, señaló Daniel Villalobos, 27 años. Era curioso ver a los asistentes moverse de la Tarima 1 a la Tarima 2, que están frente a frente; esa marea humana hacía el lugar verse como un vedadero festival.
Después de ver a Machingon, Villalobos y sus amigos fueron al área de comidas, que ofrecía desde hamburguesas y comida mexicana, hasta alitas picantes y papas fritas en diversas presentaciones.
Cerca de allí había un mercadito con diseño nacional y un puesto para comprar camisas de los grupos favoritos o camisetas oficiales del festival.
Descansar, comer, prepararse y conocer cosas nuevas son parte de la dinámica de un festival grande y Grito Latino supo enseñarle eso al público.
Puente
“Que calooor”, exclamó un cantante de la banda colombiana Telebit .”Estamos muy felices de estar aquí por primera vez”, agregó antes de iniciar con la canción Somos coyotes.
Grito Latino ofreció un espacio a otras bandas para que debutaran en un escenario tico, entre ellas Superlitio y Borojó (proyecto alterno de Sergio Acosta de Doctor Krápula).
Después de la presentación de Telebit, el cuarteto atendió a Viva con el fin de realizar una entrevista para la página en Instagram de La Nación, en la que comentaron su orgullo de compartir escenario con otros grupos de Colombia.
“Creo que en otro tiempo no teníamos tanto contacto entre Colombia y Centroamérica y no se conocían tantos aspectos de nuestra cultura. Ahora tenemos un intercambio constante, hemos conocido grupos de acá e incluso nos sorprendió que mucha gente conociera nuestras canciones”, afirmó Daniel Acosta, cantante de la agrupación.
Héctor Buitrago, de Aterciopelados, también celebró la presencia de seis grupos colombianos en el festival y señaló que esto era muestra de la calidad que ha alcanzado la música de su país.
Grito Latino cumplió otra de los objetivos de un buen festival: construyó un puente cultural entre Costa Rica y otros países de de Latinoamérica.
Ambiente intenso
Justo en Parque Viva el público tico ha sido piropeado por artistas como Brandon Flowers de The Killers o por Ed Sheeran, y el primer día de festival no fue la excepción.
Artistas como Ximena Sariñana o Andrea Echeverri de Aterciopelados agradecieron al público por su compañía y entrega.
“¡Qué lindo es bailar con ustedes!”, dijo Sariñana. La mexicana no visitaba el país desde el año 2012 y su presentación fue un merecido reencuentro, bailando bajo el ardiente sol.
Regresaron también Los Cafres, de Argentina, que le dieron un toque especial al atardecer, en una de esas presentaciones mágicas que uno está acostumbrado a ver por internet. La luz del sol caía y las cervezas se movían al ritmo de quienes las tenían en sus manos.
Aunque uno no sea fan del reggae, en un festival uno puede darse el gusto se acercarse a una tarima solo para cantar un clásico como Aire. Esos pequeños detalles le dieron carácter al festival.
Quien definitivamente tocó los puntos correctos para que el Grito Latino se sintiera como un espacio de comunión y como la gran iglesia de la música latina fue Andrea Echeverri, cantante de Aterciopelados.
Su carisma a la hora de hablarle al público y sus temáticas relacionadas con aceptar el cuerpo o aceptar los retos de la vida fueron suficientes para sacarle muchas risas a los asistentes.
Que la banda invitara al escenario a Daniel Acosta a cantar Ni con el pétalo de una rosa hizo que se sintiera aún más como un festival grande, uno de esos en los que se infiere que cualquier cosa puede pasar en un escenario.
Tras la primera jornada del festival, quizá debamos dejar de decir que Grito Latino fue “como un festival grande”, porque no quedaron dudas: fue un festival grande, como hace mucho tiempo no lo veíamos.
Agenda para este domingo:
Tarima 1 (a partir de las 2 p. m.):
Entre Nos
La Doble A
Triddi
No te va gustar
Residente
Café Tacvba
Tarima 2 (a partir de las 2:30 p. m.):
Puerquerama
San Pascualito Rey
El Gran Silencio
Molotov
Kadeho
Tarima alternativa 1 (a partir de las 3 p. m.):
iO
Jet Jaguar
The Inspector Cluzo
Carajo
A.N.I.M.A.L
Tarima alternativa 2 (a partir de las 2:30 p. m.):
Mad Tree
Radio Calavera
Descartes a Kant
Perro Zompopo
Vaquero Negro