El colombiano Jessi Uribe tiene en su voz el mejor conjuro para armar la fiesta. Que lo digan todos los que experimentaron su eléctrica y atrayente personalidad, transmitida este domingo 24 de setiembre en Parque Viva, en la Guácima.
En horas de la noche, el Anfiteatro Coca-Cola se convirtió en un templo para el baile y la euforia por la música regional mexicana, especialmente la que contiene letras cargadas de despechos y mal de amores.
Con una cuenta regresiva, a eso de las 8 p.m., el público coreó el tradicional 3,2,1 para darle la bienvenida al colombiano, quien ha venido en dos ocasiones anteriores en poco menos de dos años, pero cuya energía ya extrañaba el público tico.
Con Alguien Me Gusta, su colaboración con Johnny Rivera, Uribe abrió su explosivo concierto en una despejada noche, donde las caderas y los hombros no pararon de moverse al son de las guitarras y trompetas características de su repertorio.
Bomba de carisma
Apenas sonaron los primeros acordes del show, el escenario del Anfiteatro Coca-Cola cobró vida con la presencia arrolladora de Uribe.
El grito ensordecedor de la multitud, visiblemente emocionada, marcó el inicio de una noche inolvidable. Uribe tomó una botella de aguardiente y se tomó un par de tragos para darle fuerza su noche de despecho. Acto seguido, cantó Ellas son así.
El cantante, con su carisma innato y su presencia magnética, supo conquistar a sus seguidores desde el primer instante, desatando una comunión única entre el artista y su audiencia.
“Mi gente linda, ustedes son los mejores”, expresó el colombiano con una tremenda sonrisa y los brazos abiertos. “Qué ricos tenerlos ahí. Quisiera estar allá abajo y bailar con ustedes”, agregó el artista, tomando una bandera de Costa Rica para, acto seguido, colocársela como una capa.
El repertorio variado y enérgico, abarcando sus éxitos más aclamados, mantuvo a la audiencia en constante movimiento. Sonaron piezas como Dulce Pecado, Matemos las ganas, Guaro, entre otros temas infaltables que suenan repetidamente en las radios del continente y que inundan las primeras listas de plataformas de streaming como Spotify.
El ambiente se impregnó de emociones y alegría, y cada canción interpretada por Uribe fue un himno de despecho coreado por miles de voces que, en el fondo, parecían esconder un corazón roto.
“Quiero que griten todos los que se van a emborrachar conmigo. Estamos juntos esta noche”, agregó Uribe, justo antes de soltar Si me ven llorando, uno de sus temas más populares.
Muchos en el público sacaron sus celulares, encendieron linternas y se abrazaron ante el ritmo de esta canción, cargada de influencia ranchera.
Inclusión en la audiencia
En un gesto de inclusividad, el concierto de Jessi Uribe reservó un espacio especial para 40 personas sordas, todas ellas integrantes del Proyecto Impacto. Este innovador proyecto es impulsado por la Agencia de Viajes Amadeus, que destina fondos provenientes de sus travesías para organizar este tipo de espacios inclusivos.
Siguiendo la iniciativa, previamente implementada en el concierto de Cristian Nodal, en junio pasado, se repitió este espacio exclusivo para permitir que miembros de la comunidad sorda pudieran disfrutar plenamente del show de Uribe. Cada uno de ellos tuvo su tarima personalizada, donde tres intérpretes LESCO (lenguaje de señas costarricense) les asistían para sentir la música de una forma única.
La experiencia fue enriquecida aún más mediante pulseras que emitían vibraciones y luces, intensificando así la vivencia sensorial. Adicionalmente, les dispusieron globos para abrazar, ya que, según cuenta Gisella Solera, vocera del proyecto, los globos permiten potenciar las sensaciones.
“Con los fondos provenientes de paquetes de turismo, logramos devolverle a esta población un derecho que muchas veces ha sido pasado por alto: el derecho a disfrutar de la música. Con esta iniciativa, queremos aportar y llevar felicidad a muchas personas”, expresó Solera.
Durante las dos horas de espectáculo, las 40 personas pertenecientes a este sector no dejaron de sonreír, demostrando la importancia de estas acciones inclusivas que permiten que la música llegue a todos de forma significativa. A juzgar por sus reacciones, la música de Uribe les llegó a lo más profundo.
En resumen, no hubo espacio para dudar que, en todas las circunstancias, el poder de la voz de Uribe puede provocar gritos, bailes y mucho sudor.
Más de seis mil personas en Parque Viva pueden dar fe que, no en vano, la música regional mexicana tiene un encanto que la hará quedarse por mucho tiempo entre lo más alto de las preferencias, y que, en Jessi Uribe, el género musical de moda tiene un gran referente.