Vasos rojos plásticos iban y venían. No se veía qué llevaban dentro, pero tampoco era difícil adivinarlo: un rótulo ubicado en un toldo en la gramilla del Estadio Nacional decía que las bebidas disponibles eran principalmente alcohólicas.
Los sombreros blancos y negros, en su mayoría, comenzaron a acaparar el recinto, como señal de que el show de Jessi Uribe, pactado para la noche de este domingo 16 de octubre estaba pronto a comenzar.
Las botas vaqueras no se quedaban atrás, ni tampoco las camisas a cuadros. En un concierto ranchero ese es el atuendo casi obligatorio.
La espera había sido larga. Eran las 8:30 p. m. en el recinto de La Sabana y no había señal del colombiano. Los chiflidos entre los presentes eran cada vez más fuertes. No era para menos: la actividad había arrancado desde la tarde con las presentaciones de artistas costarricenses como Luis Ga y Los Plancharanga, entre otros; aunque sus espectáculos entretuvieron al público por varias horas, el concierto del intérprete estaba previsto para las 7:30 p. m.
Sin embargo, la espera estaba por acabar.
A las 8:41 p. m., entre fuegos artificiales y humo saliendo de la tarima, Jessi Uribe apareció en el escenario para interpretar Alguien me gusta.
“Pura vida”, pronunció el colombiano; de repente, la molestia que se comenzaba a percibir entre el público, había quedado atrás y ahora todos se disponían a cantar, bailar y aplaudir.
Banderas de Colombia se ondeaban entre el público, quienes ovacionaban a un Jessi emocionado por el recibimiento de sus seguidores: los seguidores gritaban y aplaudían eufóricos.
“Qué chimba de público. Quiero llorar, estoy muy emocionado. No es fácil salir del país de uno y que lo reciban así… Yo creo que hoy me voy a emborrachar”, dijo Uribe.
De seguido, el cantante brindó con el público: “Arriba, abajo, al centro y pa’dentro”, dijo entre risas y con sus primeros tragos, el colombiano interpretó Así fue, tema original de Juan Gabriel.
Su show, una mezcla de temas propios y covers, continuó con Ellas así son, que Jessi canta con Espinoza Paz. Mientras estaba cantando tomó un segundo para abrir una cerveza y con lata en mano continuó.
Llamaradas y tiras de colores salían del escenario mientras Sobrio, tema original de Maluma, comenzaba a sonar.
Dulce pecado continuó en el repertorio de la presentación de Uribe, quien, por segunda ocasión en este 2022, se presentaba en Costa Rica. La primera fue en San Carlos y esta segunda vez, regresaba al país como parte de los conciertos de Grito Latino.
Tan pronto terminó su éxito, el intérprete invitó al escenario a Ale, una joven cantante colombiana con quien cantó a dúo Como si nada.
Nuevamente era turno de un cover y La cita, de Gali Galeano, fue la elegida por el intérprete de 35 años originario de Bucaramanga.
Temas propios como OK, Repítela y Guaro siguieron en el concierto, así como los covers Le hace falta un beso, de El Chapo de Sinaloa, y Que no quede huella, de Rodolfo Aicardi.
Ya con su sombrero puesto, el colombiano adelantó que todavía faltaba la mitad de su concierto. Con su jacket y pantalón negro de cuerina se dispuso a bailar al ritmo de La culpa, uno de los temas más coreados de la noche.
La fría noche en el Estadio Nacional se calentó aún más cuando Jessi subió a una fan suya al escenario. Una adulta mayor que confesó que detrás de escena le había dicho al cantante que era “guapo y rico”. Agradecido, el intérprete le dedicó Pídeme la luna a la señora y bailó junto a ella esa canción.
“Nunca cambies”, le dijo luego de abrazarla.
La velada continuó entre tragos y bailes de los músicos que lo acompañaban en el escenario, quienes se sumaron a la fiesta que había montado el colombiano.
Como subir un fan al escenario no fue suficiente, Jessi invitó a otro de sus seguidores a acompañarlo en la tarima, con quién compartió una botella de licor mientras juntos cantaban nuevamente Dulce pecado.
El concierto finalizó a las 10 p. m., entre las quejas del músico que decía que quería cantar más, pero que le iban “a encender las luces del estadio”.
En esta ocasión no hubo chance ni del típico griterío de “otra, otra”, pues tan pronto terminó Matemos las ganas, la iluminación acaparó el recinto y el concierto concluyó.