Pocas veces sucede que un artista de talla internacional pase dos veces al año por el mismo país. Pues bien, Costa Rica será testigo de este curioso privilegio este domingo 16 de octubre, cuando el colombiano Jessi Uribe, una de las voces más sonadas actualmente en el género ranchero, se presente en concierto en el Estadio Nacional.
A inicios de este 2022, Uribe cantó todos sus éxitos en San Carlos, pero ahora lo hará en el mítico escenario de La Sabana como parte de los conciertos de la serie Grito Latino. La cita está pactada para dar inicio a las 3 p. m. con la participación especial de Jr. y su Norteña, Luisga y la Revo, el Mariachi Colonial, Daniel Cordero y Los Plancharanga.
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Aún quedan algunas entradas disponibles para el show del colombiano. Los precios y localidades son: ¢26.780 (sur nivel 2), ¢30.780 (sur nivel 1) y ¢36.780 (gramilla de pie).
Mientras tanto, y para ir calentando gargantas, les presentamos la entrevista que Uribe le concedió a La Nación hace unos días. En la conversación el artista habló de sus inicios en la música, su paso por los reality shows que lo dieron a conocer, y la importancia de sus canciones.
-Esta es su segunda presentación en el país este año. El Estadio Nacional es muy diferente al lugar del primer show. ¿Qué expectativas tiene, qué le han dicho del destino?
-Estoy ansioso. Me han hablado de la ciudad, pero no la conozco. Me han dicho que el evento está súper bien, que mejor dicho, estamos a punto de hacer sould out y eso para mí es algo increíble, no me lo creo. Estoy ansioso por estar en el escenario y por compartir mi música con toda mi gente y con toda la banda y que pasemos una noche increíble.
-Su historia musical tiene detalles muy interesantes. Su papá es mariachi y por él es que está en este mundo. ¿Qué recuerdos tiene de sus inicios?
-En eso comencé. Mi papá sigue siendo mariachi y tiene su propia discoteca aquí en Colombia. Yo comencé a los 15 años cuando mis papás se separaron y tuve que salir a trabajar. No sabía hacer nada más que cantar rancheras y eso hice. Eso es lo que amo. En ese tiempo hice parte de varios grupos de mariachis, canté, pasé por la música norteña y me presenté en reality shows. He hecho muchas cosas por amor a la música, para lograr estar donde estoy y que la gente sepa quién es este servidor.
-Estaba muy jovencito cuando comenzó. ¿Daba serenatas, trabajaba en bares o restaurantes donde no lo dejaban entrar por la edad?
-¡Claro! Hice muchísimas serenatas, muchas, muchas. Trabajé en bares, también en muchas discotecas de mi ciudad y era muy bonito. Fue una época hermosa. Yo amo la música mariachi y canto desde que tengo uso de razón. Creo que desde los siete años estoy cantando, pero comencé a trabajar a los 15 de mariachi.
-¿Qué queda y qué ha cambiado desde ese tiempo? ¿Cómo ha evolucionado como artista?
-He crecido demasiado, pero me falta mucho. En este punto pienso que estoy ahí como en un 30% de lo que llegaré a ser, porque confío en mi talento. Confío en lo que hago, en mi música, en mi estilo, en mi esencia como cantante e intérprete. Me falta demasiado por crecer, pero estoy orgulloso de lo que he hecho y de la persona en que me he convertido.
-Ahora que menciona los reality shows, ha pasado por varios y le ha ido bien. ¿Qué aprendió de ese mundo y en qué le ayudaron para su carrera?
-Muchas cosas, mucha experiencia. El mariachi me enseñó a trabajar y los reality shows me enseñaron a soñar. Comencé a soñar con que podía ser alguien grande. Conocí mi talento, mi forma de cantar, de interpretar, de componer.
-Hablando como compositor, ¿qué tanto hay de historias reales en sus canciones?
-Creo que el 90% de las canciones son vivencias (...) Es bonito escribir vivencias, no es bonito confesarlas, pero eso es lo hermoso de la música. Uno hace canciones y no hay por qué explicarlas o explicar la situación. Creo que muchas personas han pasado por una situación como, por ejemplo, lo que canto en Un dulce pecado.
-¿Qué opina de que la gente haga suyas las canciones?
-Es bonito. Me ha pasado en muchos conciertos que veo a personas llorando con canciones mías y los entiendo porque hasta yo lloro cuando canto mis canciones. Lloro cuando estoy prendido, ahí un poco borracho. A veces lloro aunque nunca he sufrido y le canto el despecho. Creo que esa es la magia de la música.