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La palabra “perenne” resonó con fuerza en la canción La Modelo, de José Capmany: “Aquel verano que nos fuimos juntos a la playa, la luna se rompía en espejos sobre las olas. Dejábamos nuestra huella profunda y perenne sobre la arena”. Estas palabras, más que un recuerdo, fueron una premonición de lo que sucedería con su música: un legado que, 23 años después de su fallecimiento, sigue siendo parte fundamental del cancionero costarricense.
El 13 de octubre de 2001, el músico, considerado el padre del rock en Costa Rica, perdió la vida en un trágico accidente de tránsito. Viajaba junto a su familia hacia las playas de Dominical cuando su vehículo volcó en el Cerro de la Muerte. Su esposa María y sus hijos Pedro, María José y Pablo sobrevivieron, pero José falleció a los 40 años.
Más de dos décadas después, las canciones de Capmany siguen vivas. Su huella en la música costarricense es, como él mismo cantó, “perenne”. Sus éxitos, tanto en solitario como con la banda Café con Leche, siguen sonando en los corazones de quienes crecieron cantando temas como La Modelo, Mamá y papá, El barco o Cumbaya. Por ello, este 2024, amigos y familiares han trabajado arduamente para preservar su obra en formato digital.
Con la colaboración de su hijo mayor, Pedro Capmany, junto con DJ Barzo, la disquera Lácteo Cósmico (distribución), el Rock Fest (producción) y Carlos Domínguez (masterización), los discos de José han sido rescatados y, a lo largo de este año, se han subido a plataformas como Spotify, YouTube y Amazon.
El primer paso fue la publicación del álbum Rock, el debut en estudio de Café con Leche, lanzado en 1987. Esta producción incluye clásicos como Quiero ser, Mamá y papá, La Modelo y La historia salvaje. Después se recuperaron los discos Burro en lancha y Un día cualquiera, y ahora es el turno de Canciones cotidianas, ya disponible en formato digital.
“Este disco, considerado por muchos como uno de los ‘grandes éxitos’ de la leyenda del rock costarricense, fue grabado en vivo en el Auditorio Nacional y en el Teatro Lawrence Olivier, en 1999. En su edición original, fue lanzado por el sello BMG en el año 2000”, explicó Rock Fest Records, en un comunicado de prensa.
Canciones cotidianas marcó el regreso de Capmany tras seis años de silencio discográfico desde su último álbum con Café con Leche y, además, fue su última producción publicada en vida. El álbum incluye piezas emblemáticas como La Modelo, Historia salvaje y El barco, además de composiciones inéditas como En el alba, Concepción y la musicalización del poema Hombre, de Jorge Debravo. En la grabación participaron artistas como Miriam Jarquín, Marta Fonseca y Pato Barraza, además de músicos como Luis Sandino, Carlos Pardo, Bernal Villegas y Marcos Elizondo.
“Mantuvimos sesiones relajadas y divertidas, algo típico de trabajar con José. Los arreglos fluyeron de forma organizada porque él tenía muy claro lo que quería. Escuchar estas canciones ahora me llena de nostalgia, pero también me hace recordar las carcajadas que nos sacaba en todo momento”, recordó Marta Fonseca en un comunicado de prensa.
José Capmany: el referente de la música costarricense
Pedro Capmany, también artista, describió con precisión el impacto de su padre en la música nacional.
“Fue un líder del movimiento, no solo del rock, sino de la creación de arte original costarricense. Fue un elemento importante de comunión, de compañerismo, un ejemplo de entrega y de vocación", explicó Capmany.
Añadió que, aunque a su padre no le gustaba ser llamado “el papá del rock tico”, el público lo nombró así, no por ser el primero en hacer rock en Costa Rica, sino por haber sido una figura paternal que abrió caminos para las nuevas generaciones de músicos, respaldándolos en su misión de crear obras originales.
Como padre, Pedro recuerda a José como un hombre amoroso que siempre buscó inculcar valores en sus hijos. “Ahora que soy papá entiendo mucho mejor su forma de ser con nosotros. Creo que eso fue parte de por qué el público se identificaba tanto con él”, comentó Pedro.
Sobre la publicación de la música de José, Pedro afirmó que era una necesidad no solo para quienes lo escucharon en vida, sino también para las nuevas generaciones que podrán descubrir quién fue José Capmany más allá de La Modelo y Los pollitos. “Ahora podrán conocer su lado más profundo y los mensajes de vida que dejó en sus canciones, y entender por qué se ganó el respeto de tantas personas”, concluyó.
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