Con Kany García no hay medias tintas. Ella es puro fuego, pura sangre, pura intensidad. Así lo demostró la noche de este viernes 9 de febrero, en el concierto que la trajo de vuelta a su querida Costa Rica. Desde que puso un pie en el escenario, la puertorriqueña se entregó en cuerpo y alma a la música que tanto la apasiona, pero sobre todo al público que la ama.
El espectáculo inició a las 8:36 p. m., un detalle que molestó un tanto a la audiencia, ya que se esperaba que la artista arribara a las 8 p. m. a tarima. Sin embargo, apenas García apareció en el escenario, todo quedó en el olvido.
Los fans de Kany, por su parte, se lucieron al llenar el recinto, pues coparon hasta el sector de gramilla natural. No fue un detalle menor, pues evidenció lo apreciada que es la música de Kany en estas tierras.
Pero entremos en materia, es decir, al concierto de García, quien como de costumbre estuvo lleno de energía y empoderamiento femenino, así como de pasiones desbordadas y letras cargadas de empuje y sororidad. García volvió a demostrar en suelo tico que su sólida carrera como compositora e intérprete está respaldada por piezas complejas, hechas con una sensibilidad que se cuela en lo más profundo de los corazones.
La cantante siempre ha destacado por ser muy interactiva con sus seguidores, algo que hizo durante su show en Costa Rica. Después de interpretar algunas de sus canciones, hizo pausas para conversar con sus fans y también para dar sus conocidos discursos sobre el amor y la sociedad.
Kany Garcia y su poderío en Costa Rica
Con mi Plan de vida empezó la fiesta. Kany lucía bella, radiante, con un traje brillante de color rosado.
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La segunda canción fue coreada a todo pulmón: Soy yo llegó para dar calorcito a la fría noche que se vivió en Parque Viva, debido al ventolero intenso que hizo en la velada.
Kany dio sus primeras palabras y aprovechó para agradecer a los ticos por el apoyo a su trayectoria. “Cuando uno tiene una historia con alguien y recuerda cosas, la relación se hace robusta. Lo nuestro, Costa Rica, ha sido esa relación robusta de muchos años, de encuentros, de abrazos y de gente que ha tenido algún tipo de comunicación con mi música”, afirmó la artista.
El show fue, de verdad, un viaje por distintas emociones. Empezó con el tono de la dulce balada, gracias a piezas como Quédate, una obra que se le puede dedicar por igual a un amor o a un amigo muy querido. Pero luego de llevar los corazones a encontrarse con sus sentimientos más profundos, la puertorriqueña cantó Fuera de servicio, tema con el que se puso intensa y coqueteó con el estilo regional mexicano.
En otro momento de introspección, Kany reconoció que a lo largo de su relación con nuestro país se ha dado cuenta de que en Costa Rica hay inclusión y respeto a las personas por sus preferencias, algo que alabó y agradeció. “Qué bien se siente estar aquí”, dijo en alusión a su comentario.
De inmediato interpretó Bailemos un blues, con la poderosa frase: “¿A quién se le ocurrió que era pecado estar enamorado?”. El público, diverso y extenso, respondió con aplausos y gritos esta canción.
Kany bailó y cantó por todo el escenario. También tocó la guitarra y de paso se hizo acompañar por una maravillosa orquesta. En esa dinámica intensa, la artista no dejó de piropear nuestro país, confesándose enamorada de nuestra cultura y de nuestra gente, tanto que contó que en su equipo técnico cuenta con un costarricense.
Hubo una sorpresa especial en el concierto. Kany subió al escenario a Nicolás, un niño de 10 años. El pequeñito, fan de ella desde hace dos años, le robó el corazón a la puertorriqueña, quien aprovechó para tomarse un selfie con él. Incluso, la propia boricua se fue con el chico para tomarle fotografías con todos los integrantes de la banda.
Después de este emotivo encuentro siguió cantando Una buena vida, para luego tomar su guitarra en solitario y tocar en formato acústico Hoy ya me voy, Muero, Titanic y Confieso. Ese set acústico estuvo pensado para romper corazones, o para alimentarlos de pasión, como se quiera ver.
Pero como no puede quedar títere sin cabeza, Kany se desquitó de los ‘mal de amores’ y le cantó Que te vaya mal a quienes no se han portado bien. Se trató de una versión que tuvo salsa y algo de rap, con la intervención de un fan que subió al escenario para bailar con ella.
Con un popurrí enérgico, Kany logró darle a sus fans pedacitos de canciones que también querían escuchar, tales como Para volver amar, Demasiado bueno, Mi amigo del baño y Duele menos.
Cuando fue llegando el momento del adiós, Kany se puso todavía más sentimental. Con ese cariño llegaron los temas Alguien y Te lo agradezco, otra vez con la sabrosura del regional mexicano.
Y Para siempre, Para siempre necesita un punto y aparte, porque es tal vez una de las canciones más importantes de Kany. Su letra, su música, su significado, su sinceridad. Es una poesía a guitarra.
Luego, la cantante y sus músicos dijeron adiós del escenario, pero volvieron para dar dos números más: La siguiente y, por supuesto, cerraron como la pasaron durante todo el show: De puta madre.
Así, una vez más, quedó retratada Kany; una voz potente, una gran artista, pero, sobre todo, una amante fiel de Costa Rica y su gente.