Después de cantar Los infieles, anoche en Estadio Nacional (La Sabana), Romeo Santos se acercó al aforo con un discurso que podría parecer genérico y hasta incómodo: le preguntó a los hombres quién mandaba en sus casas, quién pagaba las cuentas y hasta quién pagó los boletos para el concierto.
No era lo que parecía.
A diferencia de una inmensa mayoría de cantantes masculinos, Romeo Santos jamás exaltaría al hombre por encima de la mujer, máxime cuando el grueso de su audiencia son mujeres. Según cálculos a vista, un 80% de las 20.000 personas en el concierto eran mujeres, de todas las edades posibles.
No que los hombres no disfruten también de su música; tan solo son minoría. Pero de que también les encanta no cabe duda; en su mayoría, las canciones Santos las escribe desde el punto de vista del hombre, ya sea en una relación, en una aventura o en acto de seducción.
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“Ellos se sienten superiores por comprarle el boleto a su mujer... para que vengan a ver a otro hombre”, bromeó después de la tediosa sesión de preguntas, la cual incluso había traído al silencio durante algunos segundos a muchas de las mujeres presentes.
Acto seguido, el estadounidense de estirpe dominicana y puertorriqueña empezó a cantar Noche de sexo, éxito que pegó en el 2006 con su grupo Aventura y Wisin&Yandel, y tan solo uno de una larga lista de canciones inmortales que posee en su historial.
“Quisiera hacer un brindis por los mejores fanáticos del mundo, por los romeístas, los aventureros”, dijo en respuesta a las miles de personas evidentemente emocionadas por el concierto.
El show —primero de Romeo como solista en el país— apenas iba comenzando, y el rey de la bachata moderna ya había interpretado temas como Amigo, Cancioncitas de amor, Loco (su dueto con Enrique Iglesias) y Su veneno, entre otros.
Con letras sugestivas y románticas por igual, Santos en ningún momento mostró complicaciones con la voz, así como sus 12 músicos siempre tocaron arreglos impecables de los principales éxitos del artista, con un sonido que colocaba las vibraciones del bajo (esencial para la bachata) en todos los metros del estadio.
Como en la mayoría de las canciones mencionadas, Romeo no le canta al amor de la forma romántica en la que lo han hecho los grandes íconos del pop latino con quienes puede comparar su éxito. Romeo retrata a los infieles, a los mentirosos, a los confundidos e incluso a los calenturientos. A la gente le gusta: se siente identificada.
La gente corea cada una de las partes como si fueran testamentos propios y no historias que Romeo escuchó, reinterpretó y encapsuló en canciones que, sin querer queriendo, revelan nuestras dualidades en el campo del amor en la era moderna.
El éxito de sus conciertos es reflejo de la hospitalidad con la que la comunidad hispana recibe su música a nivel mundial. No es osado decir que se trata del artista latino más importante de nuestros tiempos: la revista Billboard lo nombró el latino más popular del año, e incluso sentó un récord por la mayor cantidad de semanas (124, y contando) seguidas en la lista Hot Latin Songs.
En Costa Rica, esta semana Monitec anunció que su sencillo Hilito (interpretado en el concierto) fue la canción más sonada este año en radios, por encima de Uptown Funk, de Mark Ronson y Bruno Mars, y El perdón, de Enrique Iglesias y Nicky Jam.
El espectáculo de Santos para la gira actual (llamada Formula Vol. 2 World Tour) no solo tiene al cantante como protagonista, pues también subió a tarima a una mujer, a la que le cantó Un beso, clásico de Aventura; y a un hombre con quien cantó Ella y yo, tema original junto a Don Omar, entre otras apariciones de seguidores en el escenario.
“¿No tienen sueño? ¿Hasta qué hora sigo? ¿Hasta las cinco de la mañana?”, preguntó, para proceder a cantar otra de esas canciones que sería difícil para cualquier latino no reconocer: Obsesión, una de las más grandes.
Después de 24 canciones, Romeo salió a despedirse del público con su arrasadora Propuesta indecente; una última sesión de baile para las parejas y una herramienta de seducción para los solteros. Además, subió a una fan a una cama que tenía en el escenario... y la cosa se puso candente muy rápido. No era para menos: después de todo, estamos hablando del rey del romance.