La energía de la noche era dirigida de manera magistral, como solo una leyenda del rock puede hacerlo. Era el 15 de mayo de 2010, y momentos después de bajar del escenario, tras haberse entregado por completo al público, el argentino Gustavo Cerati se desplomó. El ícono de la música latinoamericana sufrió un accidente cerebrovascular al finalizar su espectáculo en la Universidad Simón Bolívar, en Venezuela. Estuvo en coma por más de cuatro años, hasta que el 4 de setiembre de 2014 falleció.
Al momento de su muerte había cumplido 55 años. El público sabía que aún le quedaba mucha música por ofrecer. Aquel niño que tocaba la guitarra en las misas del colegio se convirtió en un artista inquieto, un explorador que no se conformaba con lo establecido, un innovador del sonido, un perfeccionista siempre en busca de nuevos horizontes y con una capacidad envidiable para reinventarse. Todas estas características lo convirtieron en una leyenda no solo del rock latino, sino de la música mundial.
Por supuesto, su trabajo con la icónica banda Soda Stereo, la cual mantuvo durante 15 años junto a sus amigos Zeta Bosio y Charly Alberti, es parte de la historia sonora del continente. Sin embargo, su legado no puede ignorar su carrera en solitario, que trascendió géneros, fronteras y expectativas.
Sí, Persiana Americana, De música ligera o Trátame suavemente son clásicos, pero también lo son Déjà Vu, Paseo inmoral y Verbo carne. Gustavo era un inquieto, y eso quedó demostrado con los experimentos que llevó a buen puerto con la ayuda de un sintetizador, instrumento musical del cual también fue un dotado.
Se dice que fue en sus proyectos paralelos a Soda donde realmente desplegó todo su potencial creativo.
Cerati, el grande
Nació el 11 de agosto de 1959 en Buenos Aires, Argentina. Aunque en su casa no había cantantes ni influencias musicales, Gustavo traía el arte en sus venas. En su adolescencia se dejó seducir por el rock sinfónico, pero la explosión de la new wave y el post-punk, con bandas como The Police, influyeron en su sonido inicial como músico.
En 1982 formó Soda Stereo con Zeta Bosio y Charly Alberti; pronto el trío se convirtió en un estandarte del rock en español. Los pubs y bares de Buenos Aires fueron sus primeros escenarios, aquellos donde el sonido fresco y la propuesta estética de la banda cautivaron a sus fans iniciales.
Para 1984, con el disco Soda Stereo, el grupo emprendió una carrera que lo llevó a recorrer toda Latinoamérica, mostrando un sonido que fusionaba el rock con el pop y la electrónica. Con discos como Signos (1986) y Doble vida (1988), el trío alcanzó su pináculo.
En 1993, Cerati decidió emprender una carrera en solitario, pero se mantenía con Soda. La búsqueda de nuevos bríos y el deseo de salirse un poco de lo esperado de la banda lo llevaron a componer Amor amarillo, un álbum que marcó una transición suave entre el grupo y su propia identidad musical.
Amor amarillo, dedicado a su esposa Cecilia Amenábar y a su hijo Benito, fue grabado en Chile y mostró a un artista mucho más íntimo. El disco fue un preludio de una carrera como solista que redefiniría los límites de su arte con la presencia de sintetizadores y guitarras mezcladas con letras introspectivas y poéticas.
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La inevitable separación de Soda Stereo como trío llegó en 1997. Sin embargo, a Cerati se le abrió un crisol de oportunidades musicales que no desaprovechó. Después de siete producciones de estudio con la agrupación, su líder estaba listo para nuevos retos.
Según medios especializados en música como la revista Rolling Stone, cuando se estrenó Bocanada (1999) se marcó un punto de inflexión en la carrera de Cerati. Fue una producción enfocada en la experimentación sonora con una amplia gama de influencias que iban desde el ambient hasta el trip-hop. Con temas como Puente, Paseo inmoral y Verbo carne, Cerati se mostró en plena madurez creativa, capaz de mezclar lo introspectivo con lo épico.
El disco es considerado como la obra maestra del argentino. Gracias al uso innovador del sampling y la electrónica, demostró que no temía arriesgarse y estaba dispuesto a experimentar con nuevas texturas y sonidos etéreos y poderosos.
Las otras bandas de Cerati, el cine y mucho más
Si algo caracterizó a Cerati en su búsqueda artística fue el darse la oportunidad de colaborar con otros creadores para explorar nuevos territorios musicales.
En lo electrónico, ya había marcado una huella cuando trabajó junto a Daniel Melero en Colores santos (1992). Esta producción fusionó géneros y fue un primer paso hacia otros proyectos, más allá de Soda Stereo.
Uno de sus trabajos más destacados fue Plan V, una banda de música electrónica que formó en Chile junto a Andrés Bucci, Guillermo Ugarte y Christian Powditch, a mediados de los años 90. Con Plan V, Cerati se adentró en el techno y el ambient, siendo más vanguardista y experimental, alejándose del rock que lo había hecho famoso. Con ellos publicó Hábitat natural (1996) y Plan Black V Dog (1998).
Posteriormente, formó Ocio junto a Flavius Etcheto, lo que resultó en los discos Medida universal (1999) e Insular (2000). El grupo se centró en la improvisación y la creación de música electrónica en tiempo real, lo que permitió al argentino explorar aún más su lado creativo y su pasión por la tecnología.
Su incursión en el cine fue otra muestra de versatilidad artística. En el 2001 compuso la banda sonora para la película +Bien, que contó también con la colaboración de músicos como Leandro Fresco y Leo García. El álbum, cargado de texturas ambient y sonidos electroacústicos, recibió una nominación al Latin Grammy.
Otro filme para el que trabajó fue Solo por hoy (2001), que presentó a Cerati no solo como un músico talentoso, sino como alguien capaz de crear música que trascendiera las fronteras del rock.
Regresando a la música de estudio, Cerati estrenó Ahí vamos en el 2006. Esta producción es considerada una de las mejores en su carrera, y eso ya es mucho decir. Fue su regreso al rock clásico, pero más maduro y profundo. Canciones como Crimen y Adiós combinaban letras profundas con arreglos musicales meticulosos.
Crimen, una balada rock que explora la angustia y la desesperación, recibió el premio Latin Grammy a Mejor Canción Rock en el 2007. Como dato curioso, el músico había considerado darle este tema a Shakira, con quien ya había colaborado previamente, pero finalmente decidió incluirlo en su propio disco.
En cuanto a Fuerza natural (2009), fue el último álbum que Gustavo lanzó antes de su accidente cerebrovascular. Este disco marcó un enfoque más filosófico y reflexivo, explorando temas como la espiritualidad, el tiempo y la libertad creativa. De este álbum se desprenden Déjà Vu, Cactus y He visto a Lucy. La producción ganó varios Latin Grammy, incluyendo mejor álbum de rock y mejor canción de rock por Déjà Vu.
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Cerati: 10 canciones más allá de ‘De música ligera’
Crimen
Parte del disco Ahí vamos (2006), Crimen es una balada rock que ganó el Latin Grammy a mejor canción rock en el 2007. El videoclip, dirigido al estilo de cine negro estadounidense, refuerza la atmósfera melancólica e introspectiva del tema, reflejando la complejidad emocional y la profundidad de la letra.
Puente
Primer éxito solista de Cerati tras la separación de Soda Stereo, Puente es parte del álbum Bocanada (1999). La canción recibió una nominación al Latin Grammy en el 2000 y fue aclamada por su originalidad y profundidad, situándola entre las mejores canciones de rock argentino, según Rolling Stone y MTV.
Paseo inmoral
Track 11 del álbum Bocanada (1999), Paseo inmoral destaca por su duración de más de cinco minutos y su uso innovador del sample de Rock and Roll Part 2 de Gary Glitter. Compuesta junto a Francisco Bochatón, es uno de los temas más aclamados del disco, evidenciando la experimentación sonora de Cerati.
Déjà Vu
Lanzada el 20 de julio del 2009, Déjà Vu es parte del último álbum de Cerati, Fuerza natural. La canción ganó un Grammy Latino en 2010 en la categoría de mejor canción de rock, ya cuando Cerati estaba en coma. Su videoclip, que simula un viaje, subraya la sofisticación y el dinamismo del tema.
Tabú
Abriendo el álbum Bocanada (1999), Tabú es una de las piezas más destacadas del disco, que algunos críticos consideran el mejor trabajo de Cerati como solista. La canción de 4:47 minutos incluye un sample de Waltz For Lumumba de The Spencer Davis Group y es un ejemplo claro de la mezcla de estilos y técnicas que definieron el álbum.
Bocanada
El tema homónimo del álbum Bocanada (1999) dura 4:07 minutos y presenta un sample de Eruption de Focus. Esta pieza se caracteriza por su sofisticada producción y la habilidad de Cerati para fusionar elementos clásicos del rock con innovaciones electrónicas.
Adiós
Track 5 del álbum Ahí vamos (2006), Adiós es una colaboración especial con el hijo de Cerati, Benito. La canción, que también cuenta con un videoclip dirigido por Joaquín Cambre, refleja la evolución personal y profesional del cantautor, abordando temas de pérdida y renovación a través de un lente íntimo.
Lago en el cielo
Incluida en el álbum Ahí vamos (2006), Lago en el cielo destaca por su enfoque pop, en contraste con el resto del disco lleno de riffs y chispazos. La canción es una reflexión sobre la paciencia y las expectativas en las relaciones, mostrando un lado más introspectivo y maduro de Cerati.
Verbo carne
Parte del álbum Bocanada (1999), Verbo carne es una composición que resuena de manera cinematográfica y épica, con una orquesta dirigida por Gavin Wright. Registrada en Abbey Road, esta pieza anticipa el trabajo de Cerati con orquestaciones más elaboradas en su álbum 11 Episodios sinfónicos.
He visto a Lucy
En el álbum Fuerza natural (2009), He visto a Lucy es una suite que mezcla referencias a El parque de Luis Alberto Spinetta con una exploración metafísica. La canción es un ejemplo del estilo complejo y ecléctico de Cerati, combinando elementos del rock tradicional con temas más abstractos y filosóficos.