El director Alejandro Chacón define con facilidad lo que significa congregarse un par de horas en un teatro para disfrutar una ópera.
“Este era el cine de nuestros abuelos”, dice el veterano director; “es el momento en que se mezcla la música, el teatro, la plástica escénica y el texto, todo combinado. Es lo máximo que había hecho el ser humano antes del cine”, asegura en su nueva visita a Costa Rica.
Con emoción, este director argentino de 69 años vuelve a estrechar manos con la Compañía Lírica Nacional para revivir la experiencia operística en la sala oscura. Chacón regresa a nuestro país para dirigir por primera vez con la compañía Madama Butterfly, título clásico del compositor italiano Giacomo Puccini que saltó a la popularidad por su lacrimógena historia.
Un llanto transoceánico
Chacón no da demasiadas vueltas en su cabeza para detallar cuál es su intención con Madama Butterfly. “Hacer llorar al público. Eso es lo que quiero”, dice sin rodeos.
Para lograr su cometido, remite a su amplia experiencia en el mundo de la ópera, donde se ha establecido desde los años 70. En Costa Rica había trabajado como director de escena en dos ocasiones con títulos del italiano Giuseppe Verdi: con Rigoletto en el 2004 y con Pagliacci y Cavalleria Rusticana en el 2013.
Por su parte, el título Madama Butterfly ya ha tenido dos puestas en escena con la firma de la Compañía Lírica Nacional. La primera vez fue en 1998 y la segunda en el 2005.
“Es una obra de la que siempre se puede exprimir más”, analiza Chacón sobre esta ópera, que relata la tragedia amorosa que sufre Cio-Cio San, japonesa que es engañada por un teniente de la marina estadounidense. Los hechos suceden a comienzos del siglo pasado y, en esta ocasión, se propone una ambientación en que se exalta el interés del director por diseccionar una vida anterior.
“La gracia de este tipo de óperas es encontrar por qué tal personaje dice cada frase. Nos da una imagen de su mundo y sus componentes: de Japón, de Estados Unidos... De ese encuentro de culturas que se producía cuando el turismo no existía y donde te tocaba nacer y te tocaba morir. Es algo muy grande”, reflexiona Chacón.
La tragedia japonesa
Madama Butterfly es una ópera con música de Giacomo Puccini y libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica.
FUENTE: METOPERA/ELABORACIÓN PROPIA. || w. s. / LA NACIÓN.
Para el argentino, es muy “sencillo” ajustar el contexto con la carga dramática de la ópera para provocar el llanto en el público. “Puccini dejó todo listo, hizo el trabajo por uno. Ya todo está escrito, uno solo debe ser astuto y saber ponerlo en escena. El grupo de trabajo es talentoso y ha facilitado que se logre esa mirada íntima que se requiere”, dice.
Para la producción en nuestro país, la puesta en escena será de época. Además, la escenografía, el vestuario y la utilería que se usará fue alquilada y traída desde Colombia, pues fue utilizada para el espectáculo que realizó la Ópera de Colombia en marzo en Bogotá. La colaboración sucedió a través de la Ópera Latinoamérica (OLA), organización internacional sin fines de lucro, lo cual disminuyó los costos de producción. José Manuel Aguilar, director de la compañía, aseguró que el presupuesto de esta producción ronda los ¢70 millones.
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Vigencia
Ramiro Ramírez, director musical de la ópera, se suscribe a lo dicho por Chacón. Asegura que la maestría de Puccini trasciende las épocas y montar Madama Butterfly en el 2019 no es una tarea que se mira anacrónica.
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"Tiene esta música hermosa que ya por sí sola te hace llorar. La ejecución de los músicos debe ser la correcta, pero, una vez que todo se une, la ópera fluye, tranquila, y provoca lo que Puccini tenía tan claro, que es conmover al público”, comenta.
Ramírez es un viejo conocido para la Compañía Lírica Nacional, pues ha participado en diversos montajes, pero es ahora con Madama Butterfly que debutará como director musical. Anteriormente, colaboró en los montajes de El Murciélago del 2000, Macbeth del 2001, Tosca del 2002, Falstaff del 2007, Fausto del 2008 y Così fan tutte del 2009.
“Es un gran momento para mí dirigir este título que siempre me ha acompañado. Este año, volvemos a tener una amplia participación de artistas costarricenses en los roles principales, así que saber que esto también puede ser pedagógico, aunque no deba ser una escuela per sé, es algo que llena mucho. Es un aprendizaje en conjunto”, explica Ramírez.
Al igual que el año pasado, cuando José Arturo Chacón tomó el rol principal en Don Giovanni, otro artista costarricense tendrá el protagónico en la producción operística. Se trata de Gloriela Villalobos, soprano conocida por colaborar con la Orquesta Sinfónica Nacional y que debutará con la Compañía Lírica Nacional.
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Sobre la caracterización de personaje, Villalobos, de 32 años, reflexiona acerca de la pureza de la protagonista.
“Cio-Cio-San tiene esa parte humana, tan íntima, tan personal, que cualquiera en la audiencia puede visualizarse y puede mimetizarse un poco con ella. Todos nos hemos enamorado, hemos sufrido, hemos tenido esperanza por alguien... En esta ópera, yo logro plasmar estos sentimientos tan humanos y eso hace que la gente empatice y tenga ese efecto tan doloroso e intenso”, cuenta la cantante.
“Para mí es un sueño. Sin duda es el rol más importante en el que he estado. Lo consume a uno al punto del desgaste emocional y sufrir por el personaje... Sin embargo, es parte de la interpretación, y es la dicha de encarnar a un ser humano tan complejo”, finaliza Villalobos.
Ella estará acompañada en escena por el tenor mexicano José Luis Ordoñez en el papel de B. F. Pinkerton y el barítono mexicano Tomás Castellanos como Sharpless, en los roles principales.
El resto del elenco se completa con artistas costarricenses: la mezzosoprano Marianela Mora como Suzuki, el tenor Miguel Mejía como Goro, el bajo Fulvio Villalobos como Bonzo, el tenor Yeancarlo Zamora como Yamadori, la soprano Yasira Guzmán como Kate Pinkerton y el bajo Juan José Montero en el papel de Comisionado. Junto a la Orquesta Sinfónica Nacional y el Coro Sinfónico Nacional, serán más de 100 artistas en escena.
Vea el espectáculo
Madama Butterfly se presentará lo días 26, 28 y 30 de julio, así como el 1°. y 4 de agosto en el Teatro Popular Melico Salazar. Entre semana, las funciones serán a las 7:30 p. m.; los domingos serán a las 5 p. m.
Los boletos se encuentran a la venta por medio de la plataforma https://specialticket.net/mdbt.php, así como en puntos Servimás, Grupo Mutual y Hard Rock Café. También las entradas se pueden conseguir llamando al 4000-1090.
La entrada para galería cuesta ¢7.000, en palco del tercer piso, ¢10.000; en el balcón del tercer piso, ¢15.000; en palco del segundo piso, ¢15.000; en balcón del segundo piso, ¢20.000; en palco del primer piso, ¢20.000 y en luneta, ¢25.000.
Para ciudadanos de oro y estudiantes que presenten su carné en ventanillas y puntos de venta se aplicará un 20% de descuento en el precio de los tiquetes. Dicho descuento no aplicará para compras por medio del sitio web, ni en la localidad de galería. No se recomienda asistir con niños menores de 3 años.