Este sábado, Puntarenas bailará salsa. El nicaragüense Luis Enrique llega a la Perla del Pacífico con una carga de sabor tropical para contagiar de ritmo a los ticos durante el concierto que ofrecerá a partir de las 8 p. m., en el Paseo de los Turistas, como parte de la campaña Jale al Puerto, organizada por el Instituto Costarricense de Turismo.
El evento es gratuito y Luis Enrique prometió darles a los ticos una buena dosis de esas canciones románticas bailables que son infaltables para los salseros de corazón como Yo no sé mañana, No te quites la ropa, Desesperado y Lo que pasó entre tú y yo.
"Llego una vez más a Costa Rica a darles todo este repertorio que me ha traído muchas alegrías durante estos 30 años de carrera que estamos celebrando. Va a ser un encuentro muy lindo con el público costarricense, lleno de salsa y de canciones que estoy seguro de que los conectan con momentos importantes de sus vidas”, dijo el Príncipe de la Salsa vía telefónica a Viva.
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Pero más allá del marco de su concierto, Luis Enrique habló de otros temas importantes para su trabajo como la música centroamericana, el estado de la salsa y, por supuesto, la situación social que se vive en su natal Nicaragua.
El salsero es miembro del clan de los Mejía, estirpe de músicos y cantautores que durante varias décadas han utilizado sus obras para levantar la voz social. Sus tíos Luis Enrique y Carlos y su hermano Ramón (Perrozompopo) son los representantes de esta familia.
A continuación un extracto de la entrevista:
–En su música está muy presente la marca Mejía, pero también se ha dedicado a incluir en la salsa mensajes sociales y románticos. Además del linaje, ¿por qué sus temas tienen estas características particulares?
–Soy un fan de la música, un melómano de la música del mundo, además creo que la canción sentimental, la canción de amor y cantarle al amor es algo indescriptible, sublime. Puedes cantarle amor a tu pareja, a tu papá o a tu familia, a tu patria y entorno; el amor es algo que mueve al mundo, puedo cantarle al amor indefinidamente, pero también dentro de mi trabajo hay canciones más sociales como Abre tus ojos, Cambia o Así es la vida, que obedecen a esa cuna que me vio nacer donde la canción testimonial –que en algún momento se llamó de protesta– forma parte de mi crecimiento y fue lo primero que canté en mi vida.
–¿Qué tiene la salsa para no desaparecer a pesar de que se renueva y tiene momentos de letargo?
–Es fundamentalmente una música que pone a la gente a gozar, a bailar, que la pone en un estado de ánimo positivo. Cuando se trata de baile te vas a dar cuenta de que hay clubes de bailarines de salsa en lugares donde jamás te imaginarías como Alemania, Suiza, Inglaterra y Japón, y si los ves bailar juras que son cubanos o venezolanos; es gracias al apoyo de esta gente que la salsa se mantiene viva, no es por la radio, es por los que bailan y los DJ que mantienen al género vivo en las discotecas. Es una música rica armónica y rítmicamente.
–Como representante artístico de la región, ¿cómo encuentra el estado de la música centroamericana?, ¿qué se necesita para llamar más la atención?
–Esta es una pregunta que siempre se va a hacer porque desgraciadamente no todos tienen la posibilidad de ser escuchados. Ahora con Internet hay más posibilidades, pero aún con esa herramienta hay artistas que no se conocen; pero nada, la vida es así. Hay unos que tienen más posibilidades que otros, no solo en la música sino también en los trabajos; no se puede medir el éxito en base a cuán conocido eres nacional o internacionalmente, lo que tienes que hacer es tu trabajo y a partir de ahí llega el reconocimiento.
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–Mordaza es una canción intensa con la cual una vez más levanta la voz por la situación social que se vive en Nicaragua, que viven sus compatriotas. ¿Cuál es su responsabilidad como artista en esta situación?
Hablar de ella, hablar de Nicaragua. Lo que no se puede hacer es olvidar todo lo que ha sucedido desde abril del año pasado, no podemos olvidar a las madres que se les arrebató sus hijos, no se pueden olvidar los presos políticos, no se pueden olvidar a los desaparecidos; en fin, no se puede olvidar toda la situación caótica que este gobierno ha creado para el país.
“Nicaragua necesita una total renovación en todo el sentido de la palabra, no solamente un cambio político porque el problema no solo es político, aquí tenemos que hablar de humanidad y en la medida de que hablemos más de humanidad vamos a resolver todo lo demás”.
–¿Esa humanidad nos concierne a todos como región?
–El mundo es uno solo más allá de que ustedes tengan su propia cultura y sus propias raíces. Somos un solo mundo porque aunque no lo crean lo que pasa en Afganistán nos afecta a todos, por más vecino próximo que seas de Nicaragua nos afecta a toda la región.
"La gente se cuestiona qué es lo que está pasando en Centroamérica, somos una región pequeña llena de cultura, de gente que quiere progresar, vivir en paz, que quiere vivir en libertad; esos somos nosotros. Cada uno de nuestros países debe de volcarse a la búsqueda insaciable e interminable de esa libertad, de ese proceso. Entonces sí, nos concierne a todos.