La memoria y los buenos recuerdos de una época mágica de la juventud vuelven a figurar gracias al reencuentro de dos agrupaciones muy importantes para la música latina.
Que los mexicanos de Magneto y Mercurio canten juntos en un mismo escenario era algo idílico hace 20 años; hoy, es una realidad.
Los grupos se reunieron el año pasado para hacer una gira de conciertos en la cual interpretan en conjunto los éxitos de los otros.
Las canciones que hicieran famosas a aquellas boy bands latinas sonarán fuerte el próximo 25 de febrero, en el Anfiteatro Coca-Cola del Parque Viva , ubicado en La Guácima de Alajuela, porque Costa Rica no se podía quedar por fuera de este hito musical.
Previo al espectáculo donde, definitivamente, no faltarán piezas como Vuela vuela o Explota corazón , tres de los diez integrantes de este reencuentro hablaron con Viva sobre el gran show que preparan para suelo tico y sus fans.
Alan y Mauri, de Magneto, y Poncho, de Mercurio , demostraron en la entrevista la buena relación que hay entre todos los miembros y contaron cómo se dio esta mancuerna que los ha llevado a reenamorarse de su propia música y encontrar un público muy diverso. Esta reunión también les permitió cantar en grandes escenarios, como su amado Auditorio Nacional, en la Ciudad de México, e interpretar sus éxitos en Estados Unidos y países de Centroamérica, Suramérica.
¿Cómo ha sido reasumir la etapa artística después de tantos años?
Poncho: Creo que es un regalo de vida lo que está pasando y, sin temor a equivocarme, estamos en el mejor momento de cada uno. Estamos mucho mejor que antes, ya sea física o mentalmente, estamos en un lugar de mucho más agradecimiento, más centrado y más nivelado.
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¿Costó tomar la decisión de hacer este encuentro?
Poncho: Muchísimo; ahorita lo digo con confianza porque ya llevamos nueve meses de gira y todo ha ido bien, pero al principio decíamos: cómo, con Magneto, si en la teoría –porque no nos conocíamos en persona– ellos eran nuestro grupo rival. Salirte de tu casa, de tu rutina y volver al medio fue algo complicado.
Mauri: Hace un año comenzamos a conocernos y a tomar las precauciones que se deben tener con una gira, pero como es un proyecto que manejamos nosotros mismos, ha sido un regalo hermoso que nos permitió conocer nuevos hermanos de vida.
¿Hubo alguno al principio que se negó a participar?
Poncho: (Risas) Sí, Charlie Martínez (Magneto) y Alex Sirvent (Mercurio), quienes efectivamente no están.
Alan: ¡Ay y tú, no te hagas el pend...! No, pero ya en serio, fíjate que hicimos una comida inicial para conocernos y desde ese momento hubo un clic inmediato. Encontrar este tipo de armonía entre diez personalidades tan diferentes pudo haber sido un rollo, pero por el contrario ha sido fantástico. Pueden existir malos días o diferencias, pero tenemos muy buena comunicación, aquí todo se habla y en general somos muy prácticos para solucionar cualquier cosa.
Pero entonces, ¿sí han existido los momentos incómodos?
Poncho: No todo el tiempo pasa, pero al principio cuando se trató de acomodar ciertas cosas había algunas dudas y roces muy leves. Puedo decir que sí existieron, pero la comunicación y el cariño han sido más grandes. En ocasiones es más por el tema de cómo es cada uno, pero hay un respeto a cada personalidad.
¿Hubo miedos en algún momento a pesar de que les va bien?
Mauri: Ninguno se lo toma como un juego; no es miedo, es respeto porque estamos comprometidos con el proyecto. Aprendemos cosas nuevas y entendemos que hay una responsabilidad porque el público hace un esfuerzo para vernos y nosotros debemos responderles ese cariño. No buscamos aprobación de nadie porque esto es lo que fuimos y lo traemos en un momento de nostalgia.
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¿Cómo ha sido lidiar de nuevo con el tema de la fanaticada?
Poncho: Algunos teníamos mucho tiempo sin contacto con el público, pero siempre es demasiado agradecerles por tanto amor.
”Juro que tenemos a las fans más increíbles, nos lo dicen los empresarios de los países donde estamos: que son intensas y que siempre nos tienen en primer lugar porque es demasiado lo que apoyan. Muy agradecidos con las fans que están ahí”.
¿Lo extrañaban?
Alan: Sí. Uno mismo no se da cuenta de eso hasta que llegas al escenario. La emotividad de los conciertos, ver a los y las fans recordando sus años de colegio, las lágrimas, los gritos, todo hacía falta.
¿Cómo se ven ahora en retrospectiva después de tantos años? ¿Qué comparación hacen?
Mauri: Sinceramente, ahora estamos valorándolo mucho más porque cuando eres un chavo y estas en el ritmo frenético en el cual vivíamos era una locura y no podías entender nada. Ahora sabemos que es un periodo pequeño y lo asumimos con la madurez y la gratitud que ojalá hubiéramos tenido en aquellos años.
Físicamente las coreografías les exigen demasiado. ¿Les ha afectado en algo negativo?
Mauri: Particularmente, nos encontramos hace un año en un buen momento físicamente, eso no quiere decir que vamos a hacer exactamente igual lo de hace 20 años; por ejemplo, nuestras rodillas estaban acostumbradas al paso de Vuela vuela y hubo que retomarlo. Los primeros ensayos eran de un dolor de cuerpo completo, pero hoy estamos con toda la garra.
Poncho: Te puedo asegurar que cada concierto es una clase de kickboxing o de zumba al extremo. Casi que en cada presentación bajamos dos kilos, así que hay que alimentarse y dormir bien.
Musicalmente, ¿cómo se han acoplado los dos grupos?
Alan: Musicalmente, ha sido muy enriquecedor porque en el caso de Mercurio, sus canciones tienen up tempos , que me encantan, y a la hora de que se hace el montaje y la preparación del disco hubo que refrescar los arreglos y como quedaron las canciones de ellos me encantaron. Me disfruto las coreografías, Explota corazón quedó padrísima y en el caso de las baladas que comparto con Héctor son preciosas.
”Hay una canción que se llama Niña : esa, te lo juro, que cuando la cantamos las primeras veces era de hacerlo con un nudo en la garganta”.
Poncho: No puedes engañar a la gente y menos con un concepto como el de nosotros; se vería falso si no nos lleváramos bien en lo personal y en lo musical, así que todo influye y estamos metiéndole toda la calidad. De seguro si hubiera sido por plata, no hacemos ni 15 conciertos.
¿Cómo se logró el acuerdo con la selección de las canciones para el repertorio de los shows ?
Poncho: Fue difícil, pero estuvimos muy apoyados con ciertos vocal coaches en México que nos ayudaban un poco a entender quién podía cantar qué tema. La participación de todos es muy grande durante el espectáculo y muy balanceada. Tenemos los pies bien puestos en la tierra y sabemos, por ejemplo, que en las baladas de fijo cantan Héctor y Alan. Los egos de años atrás quedan olvidados con el fin de que el espectáculo sea muy bueno.
Ahora todo el manejo es entre los dos grupos. ¿Cómo es el proceso a lo interno?
Poncho: Los diez tenemos un papel bien importante porque el proyecto es de nosotros. Dentro del grupo, por ejemplo, hay un Mauri que es un genio, es un mánager nato y que tiene un gran corazón y por eso le das un voto de confianza con todo el cariño del mundo. Estamos Alex (de Magneto) y yo que nos metemos más en la parte empresarial o también surgen Alan y Héctor con sus voces haciendo la parte musical; todos nos complementamos.
¿Qué sintieron en el primer concierto?
Alan: Yo unos nervios de la madre. Tenía muchísimos años de no subir a un escenario y el arranque fue con mucha presión, porque en los ensayos hubo gente alrededor que te dice que está cabrón y que tienes un peso bien canijo en la espalda. Para mí, en lo personal, fue bien difícil porque estaba viviendo cosas duras en ese momento (un tema personal del que no quiso referirse).
¿Le ayudó a levantar el ánimo?
Mauri: Para Alan fue un empuje el enfocarse en sus hermanos de vida que somos nosotros. Ha sido muy bello y muy importante para él.
Alan: ¡Claro!, ahora puedo decir que quiero que mis hermanos estén orgullosos de mi cada vez que salgo al escenario, es un valor que tal vez la gente no entiende, pero es parte de todo este regalo.
¿Qué pasa dos minutos antes de subir al escenario?
Poncho: El camerino es una fiesta, estamos todos superrelajados. Ponemos música, escuchamos a Coldplay, platicamos, hacemos bromas y, de repente, nos juntamos y hacemos un pequeño ritual de agradecimiento; al siguiente momento estamos todos parados listos para el show .
ENTRADAS:
Los boletos para el concierto son: ¢13.000 (sector 500), ¢22.000 (sector 400), ¢30.000 (Golden circle), ¢50.000 (Golden circle especial) y ¢70.000 (alfombra roja). Están disponibles en www.boleteria.cr.