Música

Mägo de Oz dejó en claro que ¡La vida pirata, la vida mejor!

Tras cuatro años de ausencia, los españoles lograron abarrotar el club Pepper, en Zapote, de seguidores fieles que corearon a más no poder sus canciones, incluidas las de su último disco.

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Cuenta la leyenda que una vez al año la luna se esconde aterrorizada y que el mar se tiñe de sangre. Del fondo de las aguas emerge un barco fanstasma tripulado por almas en pena, ese es el Bandera Negra, con el capitán Txus al mando y que fue esperado por más de cuatro años por un amplio grupo de fans costarricenses que se reunieron para verlo atracar en nuestro país con Mägo de Oz a bordo.

La noche oscura, porque la luna se escondió, sucedió este martes 22 de marzo. El club Pepper, en Zapote, fue el centro de la reunión de una legión de seguidores quienes, encantados por la música de esas almas en pena, entregaron toda su emoción ante las canciones de la banda a la que han admirado por muchos años, algunos hasta por los casi 35 de vida que tiene la agrupación española.

El 'performance' de Mägo de Oz sobre el escenario durante todo el concierto fue de celebración a la vida, a la música y, como bien dijeron, al puto rock and roll. (Jose Cordero)

Al grito de ¡Al abordaje! dio inicio un recorrido de historia y nuevos cuentos fantásticos que la agrupación tenía preparados para sus fans. El escenario, apenas lo pisó Txus, líder y baterista del grupo, se convirtió pronto en una descarga de éxtasis con las tonadas de esa canción que es un manifiesto de más de ocho minutos sobre las travesías y la vida del pirata, de ese oficio tan odiado y degradado por la historia, pero en el que también había hombres y mujeres capaces de tener sueños y amores.

El mar del metal, armonizado por la flauta traversa y el violín tan característicos del Mägo de Oz, sirvió a la perfección para que el Bandera Negra navegara por los corazones del público. Amalgamados, los músicos y las voces de la banda supieron expresar con sus piezas sentimientos tan disímiles entre sí como el amor y la inconformidad social. Las guitarras eléctricas como buenas protagonistas, llevaron al género a ese pasito más allá donde ya las fronteras de los sonidos quedan atrás para fusionar melodías, un trabajo que por más de tres décadas han hecho a la perfección los españoles.

“Esta noche, San José, todos estamos de suerte. Vosotros porque el navío fantasma de Mägo de Oz atraca en este lugar y nosotros porque podemos empezar a reclutar a algún pirata maldito. ¿Quién quiere ser un pirata maldito esta noche?”, dijo Zeta el vocalista, con su voz muy profunda y penetrante y la respuesta fue unánime: todas las manos levantadas pidiendo ser ese nuevo integrante del barco.

El llenazo en club Pepper, en Zapote, durante el concierto de Mägo de Oz la noche del martes 22 de marzo, demostró las pasiones que desata la banda en los ticos. (Jose Cordero)

Tras hacer un repaso por nuevas y viejas canciones como El libro de las sombras y El amor brujo, Mägo de Oz siguió complaciendo a su fanaticada con fortaleza musical y escénica y una brutal interpretación vocal a cargo del cantante Zeta y la vocalista Patricia Tapia, la representación femenina del navío.

En cubierta había una fiesta. Las almas en pena, los piratas malditos, disfrutaron al máximo de esa carga de adrenalina que provoca Mägo de Oz con sus cambios de ritmo que llevan al público rápidamente de ondear los brazos en alto a saltar con todas las fuerzas hasta que las rodillas ya no dan más, como pasó con la larguísima El poema de la lluvia triste que al final terminó siendo aplaudida y ovacionada fuertemente por la audiencia.

Los piratas pasaron del poema a la lluvia a El callejón del infierno en cuestión de segundos, por culpa de una tabla güija que se proyectó en la pantalla del escenario.

“Estamos aquí gracias a todos vosotros, estamos aquí por vosotros, estamos aquí por la buena música y por el puto rock and roll”, dijo emocionada Tapia y de inmediato, con una voz y una energía envidiables cantó El aplauso herido, porque sí, porque Mägo de Oz estaba en escena justamente para cantar el “puto rock and roll”.

“Esta noche Costa Rica estamos aquí gracias a todos vosotros, estamos aquí por vosotros, por la buena música y por por el puto rock and roll”, dijo Tapia con su impresionante voz. ¡Sí, qué impacto de voz de esa mujer! Y sí, el público lo reconoció y la ovacionó.

Zeta y Patricia Tapia, la dupla vocal de Mägo de Oz es imparable. Las interpretaciones suyas son brutales y llenan el escenario con un gran talento. (Jose Cordero)

Siguiendo con el disco Bandera Negra, o bueno, el barco que los trajo a nuestro país, Mägo de Oz continuó presentando piezas de esa última producción, un álbum que se gestó y se parió en pandemia con una lista de canciones alegres que invitan a la fiesta y al baile, un grupo de temas que llenan de felicidad al público, un sentimiento muy necesario y urgente en estos tiempos de tribulación pandémica.

Así fue como llegó Resacosix en pandemia, una reflexión movida del encierro, de las cuarentenas y... de la falta de cerveza. En este momento llegaron los abrazos y los bailes en conjunto. Todos celebrando el regreso de la fiesta, de la música en vivo tras más de dos años de vivir los dolores de una enfermedad que le quitó a muchos la libertad, la vida. Era un momento para festejar.

“Han pasado dos años de pandemia y que yo sepa aquí todos seguimos vivos. ¿Celebramos?”, invitó Zeta.

Mägo de Oz lleva el metal un paso más allá y desde su concepción como grupo lo ecléctico de sus instrumentos como la flauta y el violín ha marcado su camino. (Jose Cordero)

Por supuesto que hubo espacio para lo más viejito, esos temas que los han mantenido en la ola del éxito por más de 30 años. Tequila tanto por vivir, La dama del mar y Diábulus in música, fueron parte de esa sección en la cual el barco de Mägo de Oz navegó por los recuerdos.

Cuando llegó el momento –que podríamos llamar– más tranquilo de la jornada, fue tal vez el más intenso de todos. La prodigiosa voz de Tapia acompañada por el teclado de Manuel Ramil silenció a la audiencia que fielmente ponía atención al manejo vocal de la artista. Fue impresionante, solo ella y el teclado llevaron al éxtasis a una fiesta que ya de por sí era potente.

Es complicado describir las emociones que provoca Mägo de Oz en sus fans. Sus canciones viajan de manera épica por sonidos e historias y así es como conquistan a sus seguidores, su marca es esencial, no se pierde en cada tema, pero sorprenden con cambios de intenciones e intensidades y eso es lo que fascina a quienes los siguen.

Así pasó en el concierto de la noche de este martes, el viaje en el navío fue precisamente por diferentes paisajes con piezas como Ciudad Esmeralda y la poderosa balada Desde mi cielo.

Durante la noche del martes, la banda Mägo de Oz realizó una presentación intensa y extensa en Zapote. (Jose Cordero)

El cierre de una noche guiada por una bandera de calaveras y tibias fue llegando con la interpretación de Bandera Negra, pieza que le da nombre al último disco del grupo. Los piratas dejaron la cubierta y dejaron a sus seguidores con ganas de más. Pero como es costumbre, la salida fue solo una motivación para que el público pidiera más.

No iba a ser tan fácil que el Bandera Negra zarpara sin que la banda tocara La cantiga de las brujas, Molinos de viento y La vida pirata porque los aspirantes a navegantes no los iban a dejarse ir así nada más, mucho menos sin que en Pepper sonara Fiesta pagana, el gran clásico que Mägo de Oz dejó como la última canción de una noche que fue custodiada por una bandera con una calavera y dos tibias cruzadas.

Finalmente Mägo de Oz se despidió, no sin antes dejar muy en claro que: ¡La vida pirata, la vida mejor!.

Jessica Rojas Ch.

Jessica Rojas Ch.

Periodista de entretenimiento y cultura desde el 2012. Se especializa en temas de música nacional e internacional. Trabaja para La Nación desde el 2012. Graduada de la Universidad Internacional de las Américas en bachillerato de periodismo. Recibió una mención de honor en el 2022 en los premios de La Nación.

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