Si un hombre se aparece de repente y juega con los sentimientos de cientos y cientos de personas, no sería correcto. Pero si el que lo hace es Marco Antonio Solís, todo se perdona, todo se vale.
De hecho, el gentío que llegó anoche al Estadio Ricardo Saprissa pedía a gritos que el Buki los montara en un subibaja de emociones. Sí, un carrusel que les desgarrara el corazón, pero que también los llenara de felicidad.
Eso sí, antes de que eso pasara, sus fanáticos disfrutaron de una bien lograda participación de la argentina Amanda Miguel. Ella sustituyó a la mexicana Yuri, quien suspendió su presentación por motivos de salud.
A eso de las 9 p. m., como es usual, comenzaron los chiflidos, aplausos ansiosos y coro clamando por “Marco Antonio, Marco Antonio”.
Sin más atrasos, a las 9:20 p. m., la tarima fue teñida por luces blancas y azules; unas bailarinas vestidas de verde aparecieron sensuales. Movían sus cuerpos al ritmo del pop que sonaba.
Cinco minutos después, el siempre apuesto Buki salió por el centro del escenario con un traje entero vino y negro. Se quedó solo con los músicos.
El mexicano –quien promociona su más reciente producción Gracias por estar aquí (2013)– sabía que todos estaban ahí por una sola razón: escucharlo cantar y, por ello, no perdió tiempo. Su primer tema fue No puedo olvidarla ; la gente se quedó sin moverse de sus asientos, pero, con su celular en mano, para capturar aquel esperado momento.
Inmediatamente, interpretó El peor de mis fracasos con la ayuda del público. Bajó la música, colocó el micrófono en dirección al público y se dedicó a escuchar a los ticos cantar. Primera ovación de muchas.
“Buenas noches, buenas noches. Hermosa noche, con hermoso clima y hermoso público. Gracias por darme este tiempo de su vida y permitirme compartirlo con ustedes”, fueron sus primeras palabras.
Se colocó su guitarra y agregó: “Hay canciones que no pueden pasar desapercibidas. ¿Cómo andan de garganta y memoria?”.
Así llegó el primer clásico de Los Bukis, grupo que lo catapultó a la fama. Cantó Y ahora te vas . Todos lo corearon, mientras se remontaban a la década de los años 80, cuando se publicó este tema.
Los músicos, como parte esencial del show , tomaban su instrumento cuando no lo estaban tocando y bailaban.
Algunos espectadores, por su parte, se desgalillaban, mientras, a puro ademán, le daban la orden de irse a su antiguo amor.
“Los amores no nos saben valorar, ¿les ha pasado por ahí? Yo digo que todos tenemos errores, desaciertos, pero, a veces, se empeñan a no ver lo bueno”, aseguró antes de cantar Invéntame .
De esta forma, el despecho entraba en las miles de almas y tocaba las fibras más sencillas. No era extraño encontrar a alguien tarareando la letra con los ojos llorosos y la mirada perdida.
Con Morenita , el mexicano mostró sus primeros pasos de baile; eso sí, a ritmo de trombón. Fue una ranchera y para estar en lo in, se colocó un sombrero negro y zapateaba una que otra vez. Las bailarinas se acercaron a él; el show estaba completo.
Sin embargo, los ánimos que levantó esa breve fiesta, los bajó Si te pudiera mentir . Se quitó el sombrero y volvió a la nota romántica. Total, a eso vinieron todos, a recordar.
El momento nostálgico no les duró mucho tampoco. “Vamos a levantarnos un ratito de los asientos”, pidió el Buki. Todos obedecieron sin saber qué venía.
Tú me vuelves loco fue la elegida y las bailarinas volvieron a aparecer, esta vez con un traje vino con blanco. Luces multicolores iluminaban al público que se movía tímido de un lado al otro.
Marco Antonio Solís aprovechó para subirse a la batería y mostrar sus dotes como músico.
Durante la presentación, el mexicano mostró que lo que más le gusta es interactuar con su público, así que cada vez que podía les hablaba, les pedía favores o les explicaba las canciones.
“Que levante la mano quien se ha enamorado profundamente, el que se ha enamorado del equivocado”, dijo Buki, antes de cantar Cómo fui a enamorarme de ti . Otra vez, regresó el despecho.
El clásico O me voy o te vas fue la siguiente. Eso sí, antes de interpretarla, el cantante pidió a sus fans que se despojaran de las relaciones tormentosas.
Así, listos para despedir a las parejas que hacen mal a sus vidas, comenzó la pieza.
En las pantallas que estaban a cada costado de la tarima se reproducía el video.
Después de un tema tan esperado y al cierre de esta edición, el público lo ovacionó y pidió más, más y más.
A nadie le importaba que el Buki hiciera lo que quisiera con sus sentimientos; todos querían más de aquel juego cruel y dulce a la vez.