En la intimidad de su casa hay tres protagonistas que llaman la atención desde la entrada: un piano de cola negro, tan pulcro y amado como la música que sale de sus teclas y las perritas Hazel y Tucamacuca, dos chineadas que se roban las caricias de los invitados al hogar de María Pretiz.
La cantautora costarricense, que está a punto de celebrar sus primeros 30 años de carrera artística, es una mujer tan sencilla como talentosa; tan abierta como inspiradora; tan valiente como fuerte; tan dulce como divertida.
LEA MÁS: María Pretiz, el arte del desahogo
De sus composiciones han salido piezas cargadas de amor, pero también con mensajes de denuncia social, de política y hasta llenas de humor y fisga.
Ahora, tras muchísimos años de tocarlas en bares y en teatros, las comparte justamente en el seno del hogar, acompañada cada cierto tiempo por invitados que de boca en boca se avisan cuando María decide abrir las puertas de su casa para hacer lo que más le gusta: cantar sus obras.
“La idea salió un poco de la necesidad de tocar en un espacio donde no estuviera todo el mundo hablando al mismo tiempo. Me encanta, lo disfruto porque puedo escoger a la gente, lo lindo es compartir entre los que vienen”, explicó sobre la decisión de hacer los acústicos en su hogar.
Bien lo dijo en El día que me quieras: “Un trovador no es una rocola compitiendo con la mesa ocho y en la barra el solo de la licuadora”.
Viene algo nuevo
Como su tiempo no tiene jefes, como vive tranquila y pacíficamente en su casa dedicada a dar clases de piano, María tiene buen rato de estar planeando algo en grande.
Lo que será su noveno disco de estudio lo combinará con un libro. Pretiz ama tanto escribir y tiene tanto que contar que decidió realizar en el álbum un total de 14 canciones y 20 textos.
“Abarca muchos temas, se llama Pisapapeles, a mí me gusta, pero no sé si va a cambiar. Tiene una línea de reflexiones filosóficas, historias cómicas, y algo de poesía”, explicó sobre el proyecto que se está realizando gracias a un apoyo económico que recibió de Ibermúsicas.
Pretiz, muy fiel a su estilo, asegura que este álbum y libro la representan a ella en su totalidad. Con su nueva obra se ha divertido escribiendo temas sobre la modernidad y la estupidización que trae con ella, también canta y lee sobre la igualdad del amor y de los cambios sociales y personales. Se burla de muchas cosas: de la muerte, por ejemplo.
Eso sí, la compositora siempre ha tenido algo muy claro en su carrera: quiere primero complacerse a sí misma, después de eso, lo demás viene por añadidura.
LEA MÁS: María Pretiz, quien amasó la producción
“Primero pienso en complacerme a mí. Al público después veo a ver qué hago. ¿Muy feo? Sé que esa no es una visión comercial del asunto porque obvio que sí quiero poder vivir de la música. Yo sé que comercialmente hubiera funcionado más seguir en una línea de Háblame, eso es lo que le gustaría a cierto público; sin embargo, me gusta hablar de política, denunciar cosas que me enojan, también me gustan las canciones de amor. Me gusta que haya libertad de sacar al aire lo que es uno y uno es muchas cosas”, dijo.
Justo en ese momento de la entrevista el agua en la cafetera estaba hirviendo. María hizo una pausa para chorrear unas tazas de café y seguir coversando con nosotros sobre su vida, su carrera y la política.
Mujer, tica y artista
Ahora, dedicada más de lleno a la enseñanza del piano, la artista se siente más que feliz de compartir con otros la pasión que sembraron en ella sus papás.
“Mis papás son músicos. Me dejaban hacer ruido, me ponían libros y cosas para llegar al piano, de verdad que era algo muy divertido para mí. Ahora me sorprende sentarme ahí y ver que las manos saben hacer algo, es una maravilla tocar cualquier instrumento, pero el piano es como un mar. Mi piano es como un caballo negro brillante que hay que domarlo”.
Su vida la ha pasado rodeada de músicos, de escenario en escenario. Es una de las artistas costarricenses con más años en la labor y por eso también ha tenido que sacar su poderío para destacar como música. Algo que también la ha llenado de mucho orgullo.
–Es compositora, productora, cantante, arreglista. ¿Con toda esta experiencia considera que la escena artística es equitativa?
–Creo que sí hay cosas que son distintas, pero yo esperaría que me tomen en cuenta por ser música y no por ser mujer. Me considero muy feminista en el sentido de creer profundamente que todos merecemos lo mismo. En mi experiencia podría hablar de lo que se espera en términos de imagen, o en la forma de vestir de las mujeres. Recuerdo también de cuando yo tocaba más en restaurantes y bares, que es un estilo de vida que difícilmente lo hace una madre –me imagino que cuesta, porque no soy madre– por lo mismo, porque no hay una compatibilidad de horarios que de repente para un hombre es más normal.
–¿Qué tanto hay reflejado de María en sus canciones, por qué es una artista ecléctica, que prueba muchas cosas?
–Refleja una búsqueda. Uno se aburre de hacer lo mismo, yo me divierto más haciendo cosas diferentes porque me aburro fácilmente si hago lo mismo.
–Pero estar bien con el mercado no le permitía hablar de todo lo que quiere...
–¡Claro! De repente si alguien me hubiera dicho que no hablara de algo, no lo hubiera soportado. La libertad para mí es muy importante, sino no lo disfrutaría, para mí esto es terapéutico, más que un trabajo.
”La voz de María es melodiosa y suave, mas no potente, como ella misma lo dice. Empero, la potencia está en sus letras y en su mensaje. De cara a la situación política del país también tiene algo que considera importante decir”.
–En estos tiempos es inevitable hablar de política y de la situación actual del país. ¿Cuál es su posición con respecto a este tema?
–Agradezco la oportunidad de decirlo. Me parece que es un momento muy determinante, pero francamente me asusta mucho. Me asusta lo que ya está pasando: la polarización que existe y si gana uno o el otro va a tener que enfrentarla. Claramente voy con el PAC por un montón de razones, pero sobretodo porque creo mucho en la defensa de los derechos humanos, en la defensa al respeto por la diferencia, todo eso me parece básico y creo que se ve amenazado por Fabricio.
”Me asusta no por lo que profesa religiosamente, sino que sea tan neoliberal, eso me aterra. Es una posición tan arrasadora que me parece peligrosa, además de lo conservador que nos puede echar para atrás como 150 años en términos de derechos de minorías”.
–Como artista, ¿cuál es su responsabilidad, entonces?
–Idealmente –lo digo así porque no siempre es el caso– el arte debería de reflejar una sociedad. el arte refleja todo lo bueno, lo malo, lo bonito y lo barato, la parte comercial también es parte de ese movimiento que es la cultura. Tenemos una responsabilidad porque uno refleja lo que cree, lo que piensa, es muy importante decir por qué y elaborar ese discurso para defenderlo".