Hace poco más de seis años, Metallica hizo una promesa: que su primer concierto en Costa Rica, en marzo del 2010, no sería el único. Anoche, en el Estadio Nacional, además de cumplir con lo prometido, la banda estadounidense de rock volvió a prometer lo mismo.
Lo que hasta antes de esta década podía parecer imposible de lograr en un país como este, ahora puede que más bien se nos haga costumbre, no que alguien se vaya a quejar: si pudiéramos ver a Metallica en concierto todos los días probablemente lo haríamos.
“Tienen que aprenderse estas nuevas canciones porque las vamos a tocar la próxima vez”, dijo el cantante y guitarrista James Hetfield antes de tocar Moth into Flame , uno de los adelantos del décimo álbum de la banda, Hardwired... to Self-Destruct , a la venta a partir del 18 de noviembre.
Así, el líder de Metallica volvió a hacer promesas que ya sabemos que puede cumplir, aunque la mayoría del público estuviera muy emocionado como para poder racionalizarlo. A su lado, el baterista Lars Ulrich, el guitarrista Kirk Hammett y el bajista Robert Trujillo parecían estar de acuerdo: en este país se sienten fabulosos.
Fabuloso fue el concierto con el que regresaron a Costa Rica, anoche, en medio de una gira que justamente los encuentra a las puertas de un nuevo álbum, pero siempre sin dejar de repasar sus clásicos. Más de 30.000 personas agradecieron todos los temas.
LEA: Con 'Lites' comenzó la fiesta de Metallica y los ticos
Rock eterno. Después de la presentación de la banda costarricense Heresy, exponente del thrash metal que Metallica ayudó a propagar por el mundo hace tres décadas, un playlist con clásicos del rock moderno movió a los ansiosos asistentes mientras esperaban al grupo estelar.
Cuando las luces empezaron a brillar más, a las 7:42 p. m., y empezó a sonar It’s a Long Way to the Top , de AC/DC, ya muchos sabían que el rock eterno de Metallica estaba cerca. Seguida de una épica introducción al son de The Ecstasy of Gold , de Ennio Morricone, el arribo de Metallica a escena fue por sí solo tan emocionante como el resto del concierto.
Las parejas se besaban y jugaban con sus narices, del centro de los círculos de amigos salía humo inexplicable, y en todos los puntos cardinales había miles de seres humanos a quienes la música de Metallica los había atravesado de maneras distintas, pero con la misma potencia e ímpetu.
Con el legendario tema Hit the Lights , la agrupación dio la bienvenida a dos horas en las que dos guitarras pelearían en perfecta sincronía, mientras que un baterista imperfecto componía sus errores con la energía de un niño que aprovecha cada espacio libre en el repertorio para levantarse y correr alrededor de su instrumento, y un bajista que no puede tocar sus notas sin que lo encuentren escurriéndose por el suelo.
Si con esa introducción quedaba duda de que Metallica probablemente nos visitó en mejor forma que en su recordado debut en el país, con For Whom the Bell Tolls ya nadie se podía cuestionar nada: todo sonaba espectacular.
Los temas nuevos podían esperar; éxitos de las primeras décadas de Metallica se apropiaron de los altoparlantes, como los coreados Fuel , Sad But True , Creeping Death y The Unforgiven.
“¡San José, Costa Ricah !”, gritó Hetfield después de casi perder la voz en Fuel . “¿Se están divirtiendo esta noche? Bien, porque vamos a divertirnos más. Ha pasado mucho tiempo y hemos estado esperando. ¿Nos extrañaron? Hoy venimos a celebrar la música en vivo, especialmente la música pesada, mi tipo de música favorito. ¿Quieren música pesada?”.
Todavía no hay reportes de que alguien respondiera negativamente a la pregunta; padres, abuelos, amigas, tíos, novias y madres levantaron los dedos, asintieron y pidieron más música pesada.
Recorrido. De su próximo disco, Metallica compartió tres canciones anoche en el Estadio Nacional, y la recepción fue mejor que cuando tocaron temas de su álbum pasado, Death Magnetic (2008), durante su pasada visita.
El resto del repertorio fue un viaje por la densa discografía de la banda, con especial énfasis en las canciones imperdibles, como One , Master of Puppets , Fade to Black y Seek and Destroy , con las que acabó la primera parte del concierto, poco menos de dos horas después de haber iniciado.
Con más de tres décadas de carrera, la agrupación se encuentra en gran forma, a pesar del drama interno que veces la empapa. Sin embargo, los problemas que puedan tener estos músicos entre ellos claramente existen en cualquier lugar menos en el escenario, por respeto al público pero también a la música, a la que no le importan mucho esos dilemas.
Dos grandes pantallas laterales y una colosal pantalla central ubicada detrás del grupo, aunados a un sonido de lujo y un juego de luces fantástico, hicieron del espectáculo uno igual de llevadero que el pasado. Además, la inclusión de láseres resultó en un buen atractivo para el público.
Tras Seek and Destroy , Metallica se tomó una pausa en los camerinos mientras todo el Estadio Nacional aplaudía y clamaba por su regreso. Nadie estaba todavía cansado de que la distorsión impactara en los oídos.
Minutos después, la banda regresó al escenario para interpretar Hardwired , la canción que le da nombre a su nuevo disco, antes de rematar la noche con Whiskey in the Jar , Nothing Else Matters y Enter Sandman , tema que también abrió el paso a una lluvia de globos para concluir la noche.
Durante los primeros segundos de Nothing Else Matters , el cielo mostró sus primeras gotas de la noche. Milagrosamente no había llovido en todo el día, y esas pocas gotas no sumaron para un aguacero, sino que más bien se sintieron como si vinieran a acompañar las melancólicas guitarras de la legendaria canción.
Al final, los gritos al cielo, las personas cansadas, los aplausos y el eco de las guitarras chocando de forma orquestal toda la noche hacían sentir como que Metallica es una leyenda costarricense por solicitud del público. Desde que empezaron a visitarnos, queremos que nos salgan en todo lado, porque casi nadie nos da conciertos tan superiores como a los que el cuarteto ya nos acostumbró.
Ahora hasta confiamos en que sus promesas se cumplan...