De pequeño, Miguel no jugaba como otros niños. Él tomaba cuanta olla se le atravesaba en el camino y, con aquella cadena de cacharros, se armaba una batería.
Miguel Sánchez Cordero venía destinado a ser músico. Y lo cumplió hasta el martes pasado, tras fallecer como secuencia de un accidente de tránsito.
Ese hijo de Edwin Sánchez Sánchez y de Cristina Cordero Vega, nacido en Puntarenas el 27 de julio de 1959, se hizo un lugar en el imaginario de la música popular costarricense, muy específicamente del género llamado chiqui chiqui, a punta de una alegría que muchos califican como encantadora.
¿Cómo no recordar sus exóticos anteojos oscuros y de colores, y sus camisas tropicalísimas, usados en el video de
Por el impacto de popularidad que lograron en su voz,
Aquel calificativo de figura que empoderó al chiqui chiqui tiene mucho que ver con su delgada fisonomía y su bigote abundante, su particular
Aunque la voz y la figura de Sánchez quedaron asociadas a La Pandylla y La Mafia en los años 80, su carrera en la música comenzó mucho antes de su ingreso a las filas de esas agrupaciones.
Siendo un adolescente que vivía en Guanacaste fue parte de Los Deltas y, como iba y venía de esa provincia a Puntarenas, también formó parte del grupo creado en Esparza, Atardecer. Pasó también por la formación llamada Los Elektra.
Una vez que llegó al área metropolitana para convertirse en ciudadano fijo de esta zona, se integró a Sus Diamantes y fue, por corto tiempo, parte de La Banda.
“Miguelito fue el primer baterista de La Banda, pero a los cinco meses se fue; él era un alma muy libre. Ya con La Pandylla le puso su propio ingrediente a las canciones y eso las convirtió, en parte, en un éxito”, le dijo a
Sánchez se integró a Kike de Heredia en 1996. Aunque solo estuvo cerca de año y medio con Kike de Heredia, se le recuerda con afecto.
“Miguelito tenía un carisma increíble, una gracia. Le caía bien a todo el mundo y como cantante tenía una voz muy comercial. Hizo varias giras conmigo a los Estados Unidos y no voy a olvidar que, a veces, hasta nos turnábamos la manejada”, recordó Kike de Heredia.
Lo más reciente en el ejercicio profesional de Miguel Sánchez fue una corta estancia con la banda Chiqui Chiqui. En los últimos tiempos, tenía puesta su atención en impulsar su propia orquesta, La Chiquy Pandy, que fundó en el 2009.
Para su grupo La Chiquy Pandy, Sánchez estuvo grabando, el año pasado, un disco en los estudios del también músico Willie Flores, de Taboga Band.
Ser una persona alegre es algo que le reconocen la mayoría de músicos o personas relacionadas con la industria que lo conocieron, como el excantante de La Pandylla Javier Cartín, Willie Flores, José Luis Carballo y otros.
Además, Sánchez tenía un lado caritativo. “Siento que con La Chiquy Pandy no buscaba fama ni reconocimiento, más bien la usaba como para ayudar a personas necesitadas”, dijo Carlos Andrés Esquivel.
Su sobrino dio una larga lista de hechos en los que su tío puso al servicio de otros sus dotes como músico y cantante: toques para recaudar fondos para los Hogares Crea, para niños con cáncer, para gente de escasos recursos.
A Miguel Sánchez le sobreviven dos hijos: Valeria de 17 años y Miguel Alejandro, de 15.