Una imponente figura femenina reposaba sobre el escenario, aparentemente estaba en un profundo sueño o quizás agotada por la intensidad del momento. Junto a esta figura gigante apareció otra todavía más grande, la de Mon Laferte, cuya voz y canciones cautivaron a los fans que fueron a verla la noche del martes 23 de abril, en el concierto que presentó en Costa Rica.
La explanada del Estadio Nacional, en La Sabana, fue el lugar elegido para que la chilena presentara su gira internacional Autopoiética, ofreciendo así un recorrido por su historia artística.
A las 8:06 p. m. Laferte subió a la tarima con un vestido corto de colores y un moño alto en su cabello. Lucía hermosa y poderosa también. Y así fue su recital: hermoso y poderoso. La cantante interpretó de inmediato el primer tema de la amplia lista de canciones que tenía preparada para su público tico: Tenochtitlán.
En ese momento, Mon se veía imponente al lado de la mujer recostada en el escenario, acompañada por una percusionista que desde las primeras notas de la canción le puso un sabor incomparable al show. Dulce y femenina, apasionada por su mensaje social, en esta pieza Mon cantó con energía.
Para la segunda presentación de la noche llegó un tema más movido, más latino, más cumbiero. En Te juro que volveré apareció un virtuoso guitarrista vestido de blanco para acompañar a la chilena. “Buenas noches, Costa Rica”, fueron las primeras palabras de la artista, quien desde que puso un pie en la tarima ya había enloquecido a sus fans.
Poco a poco, los músicos se unieron al espectáculo. Mon solo necesitó una guitarra, la percusión y una trombonista para cantar sus éxitos; eso sí, el show se enriqueció aún más con la presencia de un grupo de bailarines masculinos, quienes deleitaron al público con sus extravagancias y movimientos, en perfecta sintonía con el estilo de Mon.
Mirada de Dios llegó para ofrecer uno de los momentos más intensos, con sonidos eclécticos que los bailarines supieron aprovechar al máximo. Si algo caracteriza a la cantautora es su libertad de cantar sin miedos ni restricciones, no tiene temor a levantar la voz con energía por sus ideales, algo que el público celebró fervientemente. Sus letras abordan temas como el sexo, el comunismo, el feminismo, el amor y el desamor; como un fiel reflejo de su corazón y sus pensamientos.
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Mon Laferte y su eclecticismo latino en concierto
El concierto de Mon Laferte en Costa Rica fue como una ensalada bien hecha: tuvo de todo y en buenas cantidades, pero sus orígenes latinos marcaron la velada. Así fue como llegó Metamorfosis, con una descarga de sonidos que nos identifican. En esa misma línea, mientras sonaba de fondo un tema del álbum Autopoiética, el escenario se transformó en una auténtica pasarela, con atuendos llamativos y Mon como la modelo principal.
Mon también cantó boleros: Tormento, Aunque te mueras por volver y Antes de ti fueron algunos de los temas seleccionados. En este último, el coro ensordecedor del público sorprendió a la compositora.
Cuando fue necesario, la cantante también fue juguetona. La chilena se mostró cercana con su audiencia y hasta tocó la armónica, la guitarra eléctrica y la acústica, demostrando así una vez más su capacidad artística.
Y el repertorio y la noche seguían. En su gira, Mon acostumbra a tocar dos horas y media aproximadamente, y así lo hizo en Costa Rica pese a que en nuestro país los conciertos masivos deben de terminar a las 10 p. m. (o bajar el volumen del show después de esa hora).
Mon cantó con toda su fuerza piezas como 40 y MM (un manifiesto de amor a la edad), Pornocracia, Por qué me fui a enamorar de ti (al ritmo de salsa) y Soy (con el sabor del mambo).
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Mon Laferte íntima y cercana en su concierto
Para el cierre de la noche, Mon interactuó una vez más con el público, agradeciéndoles por acompañarla y expresando la felicidad que sentía por estar allí. Luego tomó su guitarra y se sentó al frente del escenario junto al guitarrista y la trombonista, en un contubernio perfecto para interpretar temas más íntimos como Funeral, El cristal y Si tú me quisieras. Tras estos momentos de melancolía, llegó el clímax bailable de la noche, siempre manteniendo su voz social.
A pesar de que las luces se encendieron a las 10 p. m., el ambiente no decayó, sino que todo lo contrario. Con El beso y Amor completo, Mon se despidió de una noche especial tanto para ella como para sus seguidores. “Ha sido hermoso cantar para ustedes esta noche. No quiero que termine”, expresó antes de entonar Con tu falta de querer y despedirse con Casta diva, cerrando así un evento inolvidable.