Marie Fredriksson, integrante del dúo sueco Roxette, murió a los 61 años. Así lo confirmó la familia de la cantante a través de un breve comunicado difundido por distintos medios del país escandinavo.
"Con gran tristeza tenemos que anunciar que uno de nuestras artistas más grandes y queridas se ha ido. Marie Fredriksson murió en la mañana del 9 de diciembre, como consecuencia de complicaciones derivadas de su enfermedad anterior", escribió la familia de Frediksson, en referencia al tumor cerebral que se le descubrió en 2002.
De acuerdo con el sitio de la BBC, los representantes de la artista confirmaron que murió a consecuencia de un cáncer contra el que batallaba desde hace 17 años.
Además, se hizo saber que el sepelio de la cantante se llevará adelante de manera privada, y solo participarán de su despedida los amigos y familiares más cercanos.
Fredriksson estaba en pareja desde 1991 con el tecladista Mikael Bolyos y era madre de dos hijos, Inez Josefin y Oscar.
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La protagonista de un fenómeno pop
Nacida en la ciudad de Össjö, en Suecia, Fredriksson se inició en la música junto a la banda punk Strul, a finales de los 70. Tras la disolución del grupo, comenzó a trabajar como solista y llegó a publicar tres discos antes de unirse artísticamente a Per Gessle y conformar así el dúo Roxette.
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Por sugerencia de un directivo de EMI, Fredriksson y Gessle comenzaron a escribir canciones en inglés, sin saber que muy pronto se convertirían en un fenómeno pop a nivel global. Su álbum debut, Pearls of Passion (1986), tuvo una buena repercusión en Suecia, pero no llegó a lanzarlos internacionalmente. En ese año comenzó su trabajo formal en Roxette, pero aún tenía muchas dudas sobre el futuro del proyecto y prefirió no dejar pasar su chance de seguir trabajando en solitario.
Así, en 1987, lanzó su tercer álbum como solista, con reseñas positivas a favor de su voz, pero sin tener la efervescencia suficiente como para internacionalizar su nombre.
Luego vendría su segundo trabajo en Roxette, Look Sharp! (1988), que demoró en abrirse camino en los charts estadounidenses, pero, finalmente, lo consiguió con hits como Dressed for Success, Listen to Your Heart y The Look. Roxette tomaba más forma que Fredriksson como solista, a pesar de que su sencillo Sparvöga sonó muy fuerte al final de la década.
Fredriksson no tendría demasiado tiempo para pensar si debía continuar su carrera en solitario. Los éxitos de Roxette resonaban muy fuerte, tanto en el dial como en su cabeza, así que las giras como dúo empezaron a aparecer y cada vez se redujeron más los momentos para preparar música como solista.
Poco tiempo después, Roxette sumaría otro éxito a nivel mundial con la inclusión de su balada It Must Have Been Love en la banda sonora de la película Mujer bonita, de 1990. Para entonces, la banda se encontraba trabajando en el que sería su tercer y más exitoso disco, Joyride (1991), que llegó a vender 11 millones de copias a nivel mundial.
Fue hasta 1992, con el espaldarazo que le dio la clásica cinta a su imagen, que Marie logró lanzar el álbum Den Standiga Resan, que contó con más ventas que el resto de su discografía en solitario.
Como Marie tenía su propia cosecha de público en Suecia, la cantante decidió hacer una gira nacional para confirmar el romance que tenía con la audiencia de su país. La relación entre artista y público volvió a amarrarse y la artista consideró que sería posible alternar su trabajo en solitario con las giras de Roxette. Tanto así que para mediados de los noventa logró colar tres de sus sencillos como los más vendidos en su carrera.
Su fanaticada se entusiasmó con ver a Marie en ambas ofertas. Su voz poderosa, cargada con un halo de nostalgia, cautivaba junto a su melena corta y desenfadada. Justo para esos años, las giras la llevaron a Latinoamérica, y Roxette se presentó en Costa Rica en medio de aquel auge.
Con sus poderosas baladas pop, el dúo sueco se presentó en Costa Rica el 24 de marzo de 1995. El concierto fue posible después del mítico concierto Derechos Humanos, que abrió espacio para que estrellas de la música aterrizaran en el país.
Para el arranque del siglo, se publicaron diferentes álbumes recopilatorios de éxitos de Marie, que incluían canciones inéditas. Fredriksson comenzó una nueva gira en su país y se presentó frente a más de 100 mil personas.
El éxito era rotundo, pero una mala noticia cambió los planes.
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La enfermedad
La fama estaba mucho más que alcanzada para el 2002 y la presencia de Marie se hacía sentir en el escenario. Para los noventa había comprendido sus capacidades en escena que fue emulada por puñados de jóvenes que no paraban de reproducir en bucle sus canciones.
Yo odié la secundaria con toda mi alma. Pero una tarde llegó mi amigo Victor con una grabadora y el nuevo album de una banda llamada Roxette. Escuchamos The Look en loop infinito toda esa tarde.
— Alejandro Alemán (@elsalonrojo) December 10, 2019
La secundaria siguió apestando, pero al menos con buen ritmo.
Gracias Marie, R.I.P. pic.twitter.com/hNp3StgMPs
En una de las más anticipadas conversaciones que mantenía con los medios de comunicación, una enfermedad cambió el destino de Marie. La cantante se dirigía a conducir una conferencia de prensa junto a su compañero Per Gessle, en los que informarían sobre una serie de conciertos sinfónico.
El problema fue que, antes de salir de su casa, Fredriksson tuvo un episodio en el que cayó desmayada y debió ser trasladada de inmediato al hospital para ser internada.
La conferencia se canceló y al día siguiente, una vez realizados los estudios médicos, el hospital le dijo a la artista que se le había diagnosticado un tumor cerebral. La sorpresa fue mayúscula.
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La preocupación fue tanta que a la semana siguiente la cantante fue operada y los médicos lograron extirpar por completo el tumor. Las visitas a los centros médicos por tratamiento siguieron durante meses y, a pesar de que todo parecía haber sido exitoso, la cantante perdió capacidades cognitivas. La artista ya no contaba con su habilidad para leer, contar, andar en bicicleta y cantar. Esto la mantuvo inmersa durante más de dos años en terapias especiales, fuera de los escenarios.
Sobre estos episodios habló en su crudo libro titulado Listen to my heart, que empieza desde la tempranera y accidentada muerte de su hermana a los siete años, hasta los difíciles episodios que vivió a comienzo del siglo.
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En esa autobiografía, la cantante escribió que para el 2005 parecía haber sido curada del cáncer, pero las consecuencias de la rehabilitación la habían devastado con secuelas importantes. “Hasta ahora no he podido pronunciar la palabra ‘tumor cerebral’”, escribió en el libro, que fue un rotundo éxito de ventas en Inglaterra, Escocia, Noruega, Rusia y, por supuesto, en su natal Suecia.
Cuando la recuperación se asomaba, la composición volvió a aparecer en forma de catarsis. Así salió su trabajo The Change, que parecía buscar respuestas sobre sus padecimientos. Posiblemente su obra más personal tuvo un gran eco internacionalmente, en especial por los temas en inglés.
Su regreso formal a la vida pública sucedió hasta 2011, con el sencillo She’s Got Nothing On (But the Radio), perteneciente al disco Charm School. Esta canción y su lanzamiento fueron una prueba de fuego para la artista; así testeó si estaba en capacidad de regresar a escena.
Finalmente, se realizó una nueva gira que la hizo presentarse durante un año por los cinco continentes. Al año siguiente se publicó Travelling The World, largometraje que documentaba parte de esa gira.
Todo parecía volver a la normalidad de la fama, hasta que en el 2016 se debió cancelar una nueva gira por el mundo que se planeaba realizar en celebración del 30 aniversario de Roxette. Marie de nuevo estaba enferma y los médicos le recomendaron abstenerse de viajar.
Fredriksson nunca pudo abandonar la música. Siguió componiendo en su casa, abrigada por la familia que dice haberle salvado la vida cuando escribió su autobiografía.
Sus baladas nunca dejaron de escribirse ni dejarán de resonar; tras su muerte precedida de una larga batalla, el llanto del mundo musical cumple lo presupuestado, realizándole un homenaje eterno.