Parejas, amigos, familias, hombres, mujeres, niños y adultos. Todos queriéndose, todos cantando, todos felices porque de eso se trata el amor: de ser feliz sin importar nada, y qué mejor forma de serlo que unidos frente a la voz de una de las cantantes latinas más románticas.
Myriam Hernández, la noche de este miércoles en su concierto en el Estadio Nacional, logró con su calidad vocal calentar los corazones de miles de personas que se reunieron con ella en esta Gala de amor para festejar el más grande de los sentimientos.
Herida fue el tema que escogió la Baladista de América para volver a cantarle a los ticos tras seis años de ausencia en escenarios de nuestro país; los gritos y los aplausos no se hicieron esperar.
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Ella y su público fueron uno. Había química, una relación muy íntima entre artista y audiencia. En cada pieza no existió coro porque tanto Myriam como sus fans fundieron sus voces en las letras, con la música y los instrumentos.
Abrazos iban y venían. Más aplausos. Más cariño. Más de Myriam y su innegable talento. Más y más éxitos. La verdad, una noche mágica.
Regia, hermosa y potente. A sus 52 años Hernández sabe muy bien qué hacer en escena, cómo motivar a sus fans y cómo hacer suya por completo una tarima y un recinto tan importante como lo es el Estadio Nacional, del cual solo se habilitaron 6.000 espacios para este concierto pero que estuvieron ocupados casi en su totalidad.
Con un repertorio de solo éxitos era imposible que alguien se quedara callado. La chilena interpretó No te he robado nada, Eres, Mañana, Ese hombre, He vuelto por ti, Peligroso amor, Ay amor y, por supuesto, Huele a peligro.
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La artista demostró también que sabe moverse y que contagia alegría. Así lo hizo con una versión de sonido muy latino de Te pareces tanto a él. Tras esa interpretación, Myriam recibió un ramo de rosas de un fan, agradeció el gesto y aprovechó el momento para presentar el momento más íntimo de la noche, donde hasta contó que cuando comenzó el noviazgo con su esposo, hace más de 25 años, nadie creía en la relación, pero que ellos lucharon por amarse sin que nadie influyera.
Acompañada solo por el piano, Myriam cantó Y vete ya, Ayúdame y Tu boca. Pero no, si usted creyó que ese fue lo más intenso de la noche se equivoca, faltaba mucho más, quedaba en la voz de Myriam todavía por cantar la dramática y dolorosa Se me fue, tema que dedicó cuando la estrenó a su abuela fallecida.
“Con esta canción yo invito a la reflexión de estar siempre con la familia porque no sabemos qué va a pasar”, dijo.
La cantante sufrió un pequeño percance antes de despedirse de los ticos. Cuando la fiesta había terminado, Myriam resbaló con un papelito de los que se lanzaron y cayó de rodillas en el escenario. El encargado de prensa confirmó que estaba bien y que había sido revisada por el equipo médico del concierto.
El amor se vive de muchas formas, una de ellas es la música y, definitivamente, esta noche con Myriam fue un derroche de amor, de sensaciones, de carisma y de intensidad. Su reencuentro con Costa Rica lo mereció.