
“Sonámbulo es... Sonámbulo es... Es como un muy buen grupo de Costa Rica, he escuchado que llenan cualquier restaurante en el que tocan”.
De esa forma, el estadounidense Mark Weetly le presentaba a su amiga (de la misma nacionalidad) a uno de los grupos más importantes de la escena local.
“¿Qué tocan?”, le preguntó la extranjera Doris y quien prefirió reservarse el apellido. Mark respondió: “De todo un poco, son muy variados, creo”.
Mark y su amiga son solo un ejemplo de los muchos extranjeros que llegaron, de pura casualidad, el viernes al restaurante y bar Solo Bueno, ubicado en Nosara, para escuchar por primera vez bandas ticas.
Todo esto en el marco de la nueva edición del Festival Caricaco, que comenzó el jueves y terminará este domingo en el distrito guanacasteco, que pocas veces ve este tipo de convocatoria.
A pesar de ser viernes en la noche, en el centro de Nosara no había mayor ruido, ni había gente caminando por las calles de lastre. El silencio imperaba.
Sin embargo, conforme uno se acercaba al Solo Bueno (en playa Guiones), la música electrónica y las luces multicolores alertaban de que algo estaba ocurriendo.
Así, curiosos entraron seducidos por las ganas de pegarse la fiesta hasta el amanecer. Los lugareños, por el contrario, tenían estas fechas resaltadas en el calendario y, con su mejor disposición, llegaron a gozar la noche.

También hubo unos cuantos viajaron desde San José para ver a sus grupos favoritos. Pero esto fue, en definitiva, una excepción a la regla. O al menos así lo fue en el “chivo” del viernes.
Antes de las 10 p. m., los melómanos se congregaron frente a la tarima tapada por un toldo publicitario por si llovía como sucedió el jueves.
Alphabetics comenzó el concierto frente a cientos de ojos ilusionados por ver todo lo que ofrecería la banda de indie dance .
Un cuarteto de mujeres estadounidenses bailaban cuanto tocara ese grupo, pero más enloquecieron cuando, por problemas técnicos, Alejandro Pana Pacheco tuvo que entretener al público, e incluso llegó a cantar Ay vamos , del reguetonero colombiano J Balvin.
Ahí la gente, si bien estaba por la oferta musical nacional, recibían de la mejor manera lo que fuese que tocaran.
Frente a esa tarima, la noche dejó de serlo y dio paso a la madrugada, pero al son de Sonámbulo Psicotropical. Aquellos, una vez más pusieron a mover el esqueleto de hasta el más tímido.
De hecho, incluso Doris, la estadounidense que no sabía quiénes eran, terminó sudando la gota gorda por la bailada que se pegó al son del conjunto.
“¿Esto es Sonámbulo? Son muy buenos. Me gustan”, le gritó Doris a su amigo Mark, quien estaba, como todo el resto, hipnotizado con la banda.
Con la buena vibra del viernes, el Caricaco se preparaba para la velada más larga, que se habría de realizar ayer, sábado, a partir de las 3 p. m. en finca Austria.