Londres
La mayoría de los críticos se rinden ante el tercer álbum de la cantante británica Adele, 25, que salió este viernes a la venta y del que consideran que "no puede ser más perfecto" y "llega para salvar la industria musical", aunque algunos consideran que es un "disco fácil" sin ninguna innovación.
El que es uno de los discos más esperados del año ha recibido críticas mixtas por parte de los expertos musicales: mientras que una parte alaba que la cantante continúe en la misma línea que en sus anteriores composiciones, otros desaprueban que no haya arriesgado musicalmente.
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Se espera que este nuevo éxito musical venda entre 1,3 y 1,8 millones de copias en su primera semana por ser, según los medios británicos, "el digno sucesor" de 21 (2011), el anterior disco de Adele y con el que vendió más de 30 millones de copias en todo el mundo.
Tras cuatro largos años de espera -solo rotos por la grabación de Skyfall para la película de James Bond del mismo título-, 25 llega a las estanterías lleno de "pop perfecto", "melodías directas elegantes y letras veraces que Adele canta como si le fuera la vida en ello", según remarcó el diario The Telegraph.
Este álbum, que viene precedido por el éxito del primer sencillo Hello, que registró 25 millones de visitas en Youtube en solo 24 horas, aterriza para "salvar la industria musical" tan amenazada por las descargar ilegales, añadió el periódico The Independent.
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Los seguidores de la cantante de Tottenham, en el norte de Londres, no se sentirán decepcionados con el nuevo álbum ya que es "ciertamente idéntico a su predecesor", según opinan la mayoría de los expertos musicales del Reino Unido.
Pero no todo han sido alabanzas para el nuevo disco de la cantante. The Guardian aseguró que las canciones son preciosas pero "normales y corrientes" y que solo se distinguen que son de Adele por su voz.
Si bien la calidad de las melodías es incuestionable, Adele ha optado por repetir la misma fórmula que tan bien le funcionó en 21: grandes baladas acompañadas por cuerda y piano en las que se enfrenta a un desamor.
Tanto el diario británico como la revista especializada en música NME coincidieron en destacar que de 25 no se puede esperar ninguna innovación sonora y que es "un disco fácil" estancado en el pasado y en el que el público no se adentrará en ningún viaje experimental.
Lo que sí encontrarán los seguidores es a una Adele más reflexiva que, a sus 27 años, deja de lado en sus nuevas canciones el sufrimiento y el dolor del desamor para dar paso a una revisión de sus anteriores relaciones, pero esta vez desde la edad adulta y tras haber sido madre.
Tras superar una delicada operación de sus cuerdas vocales en 2011 y después de que su discográfica XL decidiera retrasar 25 un año, Adele se ha tomado su tiempo para grabar este tercer trabajo y ha optado por dar nuevos sonidos a su álbum y le ha dado la mano al pop comercial que arrasa en todo el mundo.
La ganadora de diez premios Grammy ha unido fuerzas con Max Martin, productor sueco y creador de éxitos mundiales de Taylor Swift, Katy Perry y Britney Spears, para dar un sonido más fresco a esta compilación musical.
Este resultado se aprecio en Send My Love (To Your New Lover), en la que el estribillo parece una canción típica que los niños cantan en el patio de la escuela y en la que la voz de la cantante transmite felicidad, alegría y diversión.
Uno de los temas que más expectación ha causado entre crítica y seguidores es River Lea en la que la cantante explora sus raíces para dar paso a un coro góspel que no ha evitado las comparaciones con uno de sus mayores éxitos, Rolling In The Deep, incluido en 21.
Las reminiscencias de anteriores éxitos siguen presentes en When We Were Young.
The Guardian la cataloga como "la gran decepción del álbum", a pesar de estar coescrita por el canadiense Tobias Jesso Jr., mientras que la BBC la considera la "pieza central" del disco y prevé que tendrá un éxito similar al que tuvo Someone Like You, el segundo sencillo de 21.
La laureada británica se atreve con ritmos característicos de la canción francesa en A Million Years Ago en la que se envuelve de nuevo en un halo de nostalgia y melancolía, para hablar ahora de cómo la ha cambiado la fama y la edad adulta y de cómo eso la ha hecho distanciarse de algunos amigos y de su familia.
Aunque pueda parecer que Adele siga con sus lamentos por haber roto con su pareja -en la canción, que no en la realidad-, lo cierto es que al final del álbum por fin encuentra al amor de su vida: su hijo Angelo de tres años, al que le dedica la canción Sweetest Devotion.