Olga Tañón reconoce a sus 45 años (sí, no tiene reparo alguno en decirlo), que los diferentes retos que ha tenido que asumir en la vida, la convirtieron en una guerrera, pero de las buenas.
Para la cantante, su música es el fiel reflejo de lo que muchas veces quisiera decirle a todas las mujeres: que se amen, que se valoren y que se respeten a sí mismas.
La puertorriqueña está consciente de que se ha convertido en voz de todas aquellas personas que han visto su lucha en términos de igualdad, protección a la mujer y la atención a niños con necesidades especiales.
Es allí donde la música es su mejor instrumento para comunicarse con un mundo, que, algunas veces, le ha aplaudido y, otras, la ha juzgado.
Tañón conversó sobre este tema y adelantó qué puede esperar el público de su presentación, el 10 de noviembre, junto a Luis Enrique y Gilberto Santa Rosa, en Son para bailar .
¿Qué puede esperar de su show el público de Costa Rica?
Es un honor estar en el medio de estos dos caballeros. El público puede estar seguro de que yo daré el doble de energía que ellos dos juntos (ríe). Soy la única mujer, así que tengo que dar la cara por nosotras. Haré todo lo posible para que sea un espectáculo maravilloso, en el que el público no pare de bailar.
Hace seis años visitó el país y conquistó al público. ¿Esa energía ha sido la clave para siempre seguir sorprendiéndolos?
La energía que yo tengo está en mí porque me encanta lo que hago. El único “pero” que yo tengo cuando salgo de mi casa, son mis hijos. Sin embargo, cuando te encuentras con el público y sabes que están allí por ti, no queda más que dar un espectáculo brutal.
Mala es su más reciente sencillo. ¿Alguna vez ha sido así de mala?
(Ríe). Yo siempre le quiero aclarar a la gente que Mala no es un tema que hable de que la mujer sea mala, sino de que el hombre dejó de tener el amor de ella y la convirtió en mala para sus ojos. Eso pasa mucho. El papel de mala, de esta canción, sí lo he hecho en mi vida, porque he sido buena con mucha gente y cuando me he ido, me ven como la peor persona. Uno tiene que aprender a ser una persona buena, porque el mundo es redondo y el mal va a regresar siempre al que lo hace.
Usted se ha caracterizado por darles voz a aquellas mujeres que no la tienen. ¿Cómo asume ese compromiso social?
Lo asumo con la responsabilidad de seguir inspirando a las mujeres a quererse mucho, a salir adelante. Nosotras tenemos las mismas capacidades que los hombres, y debemos ser respetadas igual que ellos. No soy feminista, soy mujer.
Hace unos días fue nombrada como una de las 25 mujeres más poderosas, según la revista People . ¿Esto se lo esperaba?
No me lo esperaba, porque yo no busco esos reconocimientos. Ese es el resultado del cariño que la gente te tiene. A pesar de que soy artista, el público sabe que soy una mujer común y corriente, que lleva sus hijos a la escuela, que cocina tres veces al día. Me he convertido en un ejemplo, esto sin quererlo.
Actualmente, mantiene una disputa legal contra su expareja Igor González, ya que desea que su esposo, Billy Denizard, adopte a su hija Gabriella. ¿Cómo logra manejar un tema tan privado, pero que fue expuesto de manera pública por terceros?
No solo es difícil, sino que se complica mucho más cuando te encuentras con situaciones que no son verídicas. Con toda la sinceridad, te digo que ha sido muy difícil para mí luchar contra una persona que tiene un micrófono abierto en Puerto Rico para decir lo que quiera. La única que tiene prisa es la mentira y la verdad puede esperar. Yo lo único que le digo a la gente es que me dé la oportunidad de luchar por la permanencia de mis tres hijos juntos, si a mí me llegara a pasar algo. Por muchos años, la otra parte ha demostrado un desinterés impresionante ante mi hija.
¿Le ha afectado la reacción de algunas personas en su contra?
No. La verdad es que no. El público me conoce y sabe que siempre he luchado por mis hijos y lo seguiré haciendo, por ellos y por todas las mujeres que han tenido que enfrentar esta misma batalla. Todo lo que digan de mí lo tienen que probar.
¿Siente que no ha tenido el espacio necesario para defenderse?
Ha habido mucho desbalance, pero a mí no me hace mucha falta hablar. En la vida nosotros tenemos que tener un norte y si tengo que seguir luchando, lo seguiré haciendo. Ya no me pregunto por qué pasan estas cosas, sino para qué es el propósito de Dios.
¿Ya lo descubrió?
Yo creo que es levantar mi bandera de justicia a favor de las mujeres y niños. Yo soy una guerrera, pero de las buenas (ríe).