El cantante Ozzy Osbourne admitió que padece Parkinson en una entrevista que fue emitida este martes por el programa Good Morning America. Allí, en compañía de su esposa y representante Sharon, además de su hija Kelly, expresó que el último año ha sido uno de los más difíciles de toda su vida.
“El dolor es constante. Los primeros seis meses estuve en agonía. Yo decía: ‘Sharon, no me estás diciendo la verdad. Me estoy muriendo, ¿no?’. Pensé que tenía una enfermedad terminal porque la mejora fue muy lenta”, expresó el vocalista de Black Sabbath.
El artista afirmó que tomó la decisión de “no seguir guardando más el secreto” ya que hacerlo resultaba muy complicado para él, en especial cuando los medios de comunicación especulaban sobre su estado de salud. Cabe recordar que a inicios de este año se dijo que Ozzy estaba en fase terminal.
“Ocultar algo es difícil, nunca te sientes bien. Te sientes culpable. No soy bueno con los secretos. No puedo caminar más con eso. Es como si me estuviera quedando sin excusas”, dijo en el programa matutino estadounidense.
Sin embargo, el cantante dijo que había llegado el momento de hablar de su enfermedad, especialmente porque en los próximos meses viajará junto a su familia a Suiza para ser evaluado por un especialista en Parkinson. A esto se suma el hecho de que actualmente necesita un bastón para caminar y está tomando una gran cantidad de medicamentos.
Por su parte, Sharon Osbourne afirmó que estos han sido tiempos muy complicados para la familia, pues han tenido que mostrar fortaleza ante las enormes dudas y retos que ha implicado este padecimiento para la rutina de su esposo. Para ella, enterarse de la noticia luego de que Ozzy fue sometido a una cirugía el año pasado por una caída que sufrió fue realmente devastador.
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El músico mantiene su optimismo intacto, por lo que espera que luego de la evaluación a la que se someterá en Suiza, espera dar con el tratamiento que le permita retomar su gira mundial y regresar a los escenarios. Ese es el principal objetivo que se ha planteado para salir adelante tras el diagnóstico.
“Estoy mejorando, pero después de la cirugía, las enfermeras me preguntaron en una escala de uno a diez cuánto dolor sentía, y dije: ‘¡55!’. Seis meses de despertarse y no poder moverse es lo peor”, comentó el cantante de 71 años.