Hay elementos que se repiten de forma religiosa cada Día de la Madre: los restaurantes repletos de celebraciones, el alza en las ventas de flores, la publicación de fotos en Facebook con la progenitora como protagonista o los tercos comerciales que insisten sin vergüenza: “Regálele una lavadora a mamá”.
De manera infaltable, además, cada año hay un concierto masivo dedicado a ellas , y casi siempre incluye a artistas de antaño con éxitos que perduraron y que, años después de salir a la luz, siguen provocando furor.
El concierto de este sábado en el Estadio Ricardo Saprissa, en Tibás, tenía dos platos fuertes, y prometía estar repleto de canciones predilectas para este tipo de ocasiones; es decir, para las mamás.
Algunas estaban esperando con ansias el momento de gritarle a Ricardo Montaner desde el inicio, pero antes, se deleitaron con Pandora .
El trío mexicano sacó lágrimas, coros y alaridos desde las 7:05 p. m., cuando las luces del Estadio Saprissa se apagaron para mostrar a las veteranas cantantes saliendo de forma sorpresiva de un puerta oculta en una escenografía que emulaba una locomotora.
Antes de que ellas aparecieran en escena, la cantante nacional Vanessa González ofreció sus propias canciones, de amor y desamor.
En una presentación de casi 20 minutos, a la artista nacional la acompañó Marco Castro en la guitarra electroacústica, así como de algunas pistas pregrabadas que le daban fuerza a temas como No miro atrás, Olvidarme de tí, Sueños, Decide por favor y su más reciente sencilllo: No iré corriendo .
González se fue muy aplaudido por un público que estaba aún lejos de llenar el Saprissa.
Queridas. Las vocalistas de Pandora optaron la mezcla entre temas originales y covers clásicos. Hay que aceptarlo: su popularidad se ha hecho, también, a costa de algunos temas ajenos que ellas han adoptado con su propio estilo.
La primera de sus canciones que fue ovacionada fue Maldita primavera , un tema popularizado por Yuri y que la audiencia canta con el mismo galillo independientemente de la estación en que el año se encuentre.
Cantaron también Como una mariposa , Tú, amigo tú o un extracto de Cuando tú no estás conmigo (hay que decirlo: cantaron muchos pedazos).
Los éxitos generaban locura y levantaban un coro femenino que parecía despreocupado por lo que sus alaridos pudieran generar en cada cuerda vocal. En otros momentos, sin embargo, los temas menos conocidos generaban indiferencia y casi desconcierto. Nadie sabía qué era aquello.
¿Las piezas del último disco de Pandora? ¿Alguien del público las llevaba ensayadas? Por supuesto que no.
El escenario cambió de rostro cuando se subió un mariachi y entonces las tres mujeres, una a una, cantaron piezas mexicanas tradicionales, como Mujeres divinas , una versión interminable de Cucurrucucú paloma que sirvió para que cada mujer luciera sus dotes vocales.
Fernanda, Isabel y Mayte siguieron sin parar con Mátalas y luego la gema de la carrera de Pandora: el pourrí de Juan Gabriel. Ya no quedaban gargantas con vida.O tal vez sí.
El Noa Noa sirvió para levantar de los asientos a los señores, las señoras, las hijas y los hijos, y tal vez hasta a los novios que se resistieron a disfrutar a Pandora hasta aquel momento.
Inmediatamente, el trío le dio un giro brusco al recinto y, con Se solicita un amor , el ambiente se puso nostálgico. Las notas agudas anunciaban disimuladamente que el final de la presentación se aproximaba.
Sin pena ni gloria se escuchó la reciente Demasiado cielo , pero luego, a las 8:40 p. m. , el trío se despidió con Cómo te va mi amor .