A sus 12 años, Francisca Viveros Barradas amaba las películas que protagonizaba Pedro Infante y, por eso, cada vez que estrenaban uno de esos filmes, iba a la iglesia de Alto Lucero en Veracruz (México), la cual funcionaba como sala de cine a finales de los 50.
El televisor era de menos de 20 pulgadas y, a duras penas, transmitía las cintas en blanco y negro. Eso no le importaba ni a Francisca, quien en 1970 fue bautizada como Paquita la del Barrio, ni a las decenas de personas que llegaban puntuales a la función.
“Mi amor por Pedrito era puro. Recuerdo que no se veía muy bien, pero lo importante era verlo”, dijo una de las máximas exponentes del género pop en una entrevista telefónica con Viva . Ella será el plato fuerte del Festival Ranchero, que se realizará esta noche en Palmares.
Cuando una canción sonaba, Paquita le daba rienda suelta a su imaginación. “Yo pensaba que en algún momento podía ser la estrella de algún programa. No sé si cantando o actuando, eso no me interesaba mucho. Solo quería salir en esa pantalla y ser famosa”.
Así fue. En 1985, en esa misma iglesia, pero en otro televisor, sus vecinos vieron el programa mexicano Hoy mismo , de Guillermo Ochoa, porque Paquita iba a cantar.
La veracruzana interpretó temas de su primer –y casi desconocido– disco Barrio de los faroles (1984); un álbum que mostraba a una Paquita inocente y fiel creyente del amor.
Ella salió del edificio donde grababan el espacio, se subió al bus y la gente la comenzó a reconocer, según la intérprete de 67 años.
Tanto fue el éxito de aquella presentación que su restaurante Casa Paquita –fundado en 1978 y conocido por haber sido una locación de la telenovela mexicana María la del Barrio – comenzó a despegar y ya era punto de encuentro tanto de carniceros y peluqueros, como de secretarios de Estado y artistas famosos de la época (Luis Miguel, Joaquín Sabina, Carmen Salinas, etc).
“Todo el mundo quería ir a mi soda, porque yo también me echaba una que otra piecita ahí. Yo era feliz, porque me entraba mucha plata”, mencionó.
De la mano de la disquera Balboa-Musart lanzó su segundo disco Desquítate conmigo (1992) y, en 1993, tiró seis álbumes, entre los que se incluyen Invítame a pecar y Tres veces te engañé .
En esos trabajos estaba la dosis justa de despecho –que también utilizaban otros artistas–, pero no había ni rastro de desprecio hacia los hombres.
En otras palabras, no era la Paquita que conocemos hoy, aquella que le gritará Rata de dos patas a todos los hombres que vayan hoy al redondel de toros de Palmares.
Calvario. ¿En qué momento Paquita dejó de ser esa chiquilla inocente para convertirse en la defensora de las mujeres lastimadas por hombres crueles o machistas?
La historia amorosa de la mexicana no ha sido precisamente un cuento de hadas; ha estado llena de engaños y, aunque ella asegura que no es rencorosa, sí está consciente de que esos golpes le cambiaron su perspectiva como persona y artista.
“No hay rencor, pero sé que mis interpretaciones llevan impreso un dolor grande y sentimiento aún mayor”, señaló.
En 1962, cuando tenía 15 años, se unió a un hombre que le doblaba la edad y con quien tuvo dos hijos. Casi ocho años después, se divorciaron porque Paquita se enteró de que él ya era casado.
No hubo agresiones físicas, tal como se ha rumorado siempre en medios extranjeros. “Le hubiera roto la madre si me toca”, aseguró.
Lo que sí hubo fue un sinfín de situaciones que la impulsaron a dejarlo y mudarse, únicamente con su hermana Viola, al Distrito Federal de México. Sus dos pequeños hijos los dejó al cuido de su mamá, Aurora Barradas, quien murió en 1977 por complicaciones con su diabetes.
Ambas chiquillas formaron el grupo Las Golondrinas y buscaban un trabajo en el que pudieran mostrar sus habilidades. Meses después, las contrataron en el pequeño restaurante La Fogata Norteña, en donde Paquita conoció a su segundo esposo y de quien enviudó en el 2000.
Mientras ella volvía a casarse y se reunía, de nuevo, con sus dos hijos en 1975, un agente le proponía a su hermana hacer una gira en solitario por Perú y Chile. Hasta ahí llegaron Las Golondrinas; la mexicana arrugó sus sueños de ser cantante y los tiró al basurero.
Para vivir –y también alejarse de la depresión que le ocasionó la muerte de sus gemelos casi recién nacidos, ocurrida en 1978–, montó su propia soda: Casa Paquita.
Las cuatro paredes de ese restaurante la escucharon decir, por primera vez, su más emblemática frase ‘¿Me estás oyendo, inútil?’. Recién comenzaba la década de los 90 cuando su pareja comenzó a andar de fiesta, llegaba tarde a la casa o, había días, en los que ni siquiera se aparecía. Eso a pesar de que recién habían adoptado a una niña.
Una noche, la cantante interpretaba uno de sus temas, cuando su esposo –desaparecido por casi una semana– entró callado a la soda. Ella lo vio ingresar y, desde la pista, le preguntó con su característico tono tosco: “¿Me estás oyendo, inútil?”.
El público la ovacionó y, desde ese momento, la frase se ganó un lugar importante en todas las canciones de la artista.
En 1995, descubrió que se involucró, por segunda vez, con un hombre que llevaba dos vidas paralelas. Su esposo la engañaba desde hacía 15 años y hasta tenía una hija adolescente con su amante.
“El dolor que se siente, la tristeza; todo fue muy difícil. No soy de las personas que les gusta pelear. Yo solo lloraba”, recordó.
La fuerte. Rápidamente superó ese bache, lo perdonó y siguieron juntos. El próximo disco que sacó fue Me saludas a la tuya (1998). Allí, la Paquita fuerte, la defensora de las mujeres, renació entre las cenizas.
“Le dediqué todas las canciones de ese disco y de todos los que vinieron después”, aseguró.
Paquita era conocida en México y en España. Pero, con su gran éxito Rata de dos patas –incluido en el álbum Taco placero (2001)–, las mujeres enloquecieron y la amaron.
Los hombres quizás no tanto, pero eso no tiene importancia para la mexicana. “Nunca ningún varón me ha dicho de frente algo en contra porque saben que no le iría nada bien conmigo. Siempre me preguntan que cuándo voy a estar del lado de ellos; yo les respondo: ‘Nunca estaré del lado de los hombres’”.
Después de 30 años de estar en la escena, Paquita era el centro de atención por primera vez. Después de 30 años, saboreó las mieles del éxito.
“Ese momento fue bien bonito, tenía presentaciones por todo lado. Todo el mundo quería escucharme cantar Rata de dos patas ”, bromeó.
La fama que alcanzó hizo que Ricardo Arjona y Alejandro Sanz la buscaran para hacer un dueto con ella.
“No conocía el repertorio de Ricardo y cuando lo escuché, no lo entendía, pero me mandó la canción, la estudié y la grabé. Estuvo bonita esa experiencia de cantar ( Ni tu ni yo ) con él”, comentó.
El grupo de ska , funk y rock, Genitallica también le pidió que le inyectará su estilo ranchero a una de sus canciones, pero, en primera instancia, Paquita rechazó la oferta. “No me sentía cómoda con la canción que me pusieron. Entonces le recomendé que escucharán mi repertorio a ver cuál tema les gustaba para cantarlos juntos”.
El cuarteto seleccionó Invítame a pecar . “Me da risa con esos chamacos, porque es un género que yo no canto. Les agradezco que me tomaran en cuenta y me gusta servir de algo. Las cosas se hacen a gusto”, dijo.
Tan contento quedaron con el resultado que en febrero Genitallica y Paquita harán una gira por México. “Este tipo de fusiones dan novedad a mi carrera, la refrescan”.
Por el momento, la mexicana trabaja en su próximo disco, que aún no tiene nombre ni fecha de lanzamiento. Incluirá 10 temas, entre los cuales destaca El cuernudo . “Es la versión mejorada de Rata de dos patas ”, mencionó.
Paquita no piensa ni habla del retiro porque siente que aún tiene mucho que darle a su público y, a quienes cruzan dedos para verla partir, la reina y señora del despecho les dice: “¡Váyanse a la chingada!”.
Colaboró: Jéssica Rojas Ch.