No importaron las presas ni el calor o las largas filas. Apenas se cruzaron las puertas del festival Picnic, las facciones cambiaban. En los rostros no se veía estrés o cansancio, lo que se notaban eran sonrisas intensas por la alegría de escaparse durante unas horas a un mundo dentro de otro, algo diferente a lo que se vivía en las afueras de Pedregal. Dentro del evento, todos parecían felices; no había espacio para caras largas y mucho menos para las preocupaciones de la vida cotidiana
Para empezar, la música fue la gran protagonista, así que con ese ingrediente ya todo prometía ser positivo; en especial este sábado 10 de febrero, en el que el reggae dio el banderazo de salida y contagió con sus buenas vibras al público.
Los abrazos estuvieron a la orden del día, las manos en alto para celebrar una canción fueron la constante, la cadencia de caderas y piernas no faltaron. Aunque alguien no supiera bailar, eso no importaba, porque en un festival en el que convergen muchos géneros musicales, artistas diferentes y audiencia variopinta, hay chance para todo y para todos, así tengan pies de plomo para moverse.
Desde inicios de la tarde, cuando este mundo aparte abrió sus puertas, se sintió el calor, no solo del fuerte sol en Belén, sino del humano. Muchos llegaron en grupos con sus amigos, otros se aventuraron a hacerlo solos porque de fijo conocerían a alguien.
La jornada estuvo colmada de conciertos que llevaron al público a trasladarse a las cuatro tarimas donde se presentaron los artistas. En la Jogo, por ejemplo, el grupo nacional Mekatelyu fue el encargado de encender los motores de un día que, por supuesto, iba a ser cansado, pero que valdría la pena aguantar para ver a estrellas como Julieta Venegas, Bizarrap, Nonpalidece o Residente, algunos de los artistas invitados del evento.
Moda, colores, comida, música y hasta juegos mecánicos en el Picnic
Más allá de correr para cambiar de una tarima a otra para escuchar los conciertos, en Picnic hubo oportunidad de disfrutar de la fiesta. Fue una experiencia integral.
Daba lo mismo sentarse a degustar un rico rice and beans o un chifrijo en el área de comidas, que subirse con la emoción de un niño a los juegos mecánicos.
También se pudo pasar el tiempo en algunas de las áreas de descanso o hacer una sesión de selfies con los amigos en los photo booth que había.
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Y como cada año, Picnic se convirtió en una pasarela de moda. Hubo brillitos en la ropa, peinados con trenzas y adornos en el cabello, estilo coquette o personas más relajadas con pantaloneta y tenis. También se vieron los más atrevidos que duraron días preparando un atuendo especial para lucirlo en uno de los encuentros más esperados del año.
Para gustos, los colores; para la moda, Picnic, y para la fiesta, la música.
Así fueron los conciertos del Picnic 2024
Los argentinos de Nonpalidece y Los Cafres pusieron su nota de reggae al inicio de la tarde, después siguieron estrellas del género como Protoje y Steel Pulse, que también dieron lo suyo en la tarina Jogo.
Unos metros más allá, en la tarima Picnic, sonaron con gran suceso artistas de la talla de Julieta Venegas, Tokischa, Álvaro Díaz y Manuel Turizo. En Picnic hubo espacio para todos los gustos.
En el escenario de los artistas nacionales, lamentablemente con poco público, se presentaron Ojo de Buey, Vero Luna y Shantty. Cayeto, vocalista de la banda de reggae Ojo de Buey, definió el lugar como “un rinconcito especial”, en agradecimiento al público que los acompañó en su concierto.
Para el cierre de la jornada se esperaban los grandes espectáculos que estarían a cargo del puertorriqueño Residente, el jamaiquino Shaggy, la argentina Nicki Nicole, los estadounidenses Wiz Khalifa y Arcángel y los ticos de El Guato. No hay duda que la música sacudirá a todos.