Los hemos visto pelearse, quererse, reir, llorar y volverse a pelear. El dúo Pimpinela impregna en su música lo que muchas parejas viven; así es el amor y así es como lo han interpretado estos argentinos a lo largo de 40 años.
Son hermanos, lo sabemos, pero cuando Joaquín y Lucía Galán entran en personaje, todos nos creemos aquello de que son como una pareja cualquiera con altos y bajos en su relación.
La historia musical de Pimpinela va por el camino del histrionismo, ese que posiblemente engañó a muchos durante mucho tiempo, pero que le da una carga de sentimentalismo al extremo a sus canciones. Lucía y Joaquín en la vida real son en ocasiones como el agua y el aceite, pero al mismo tiempo la fraternidad que los une los hace parecerse en muchos aspectos.
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La música es la que ha unido a estos hermanos más allá de la sangre y luego de cuatro décadas cantándose el uno al otro, volverán a Costa Rica para celebrar con sus fans ticos una trayectoria rica en alegrías, pero que también ha superado tristezas.
El sábado 19 de noviembre los Galán cantarán icónicos temas como Dímelo delante de ella y Olvídame y pega la vuelta, pero también presentarán sus nuevas obras en un concierto con tintes de drama en el Palacio de los Deportes.
“Estamos felices, felices de volver (...) Estamos yendo con un concierto de celebración de estos 40 años, viajamos con coro, bailarines, con canciones, pero sobre todo con muchas ganas de celebrar nuestro cumpleaños junto a toda la gente de Costa Rica que siempre nos ha recibido tan bien”, dijo Lucía en una entrevista virtual con La Nación en la que estuvo acompañada por Joaquín.
-¿Qué representa que sus canciones sigan generando un efecto tan fuerte en el público, 40 años después?
-Joaquín: Cuando cantamos al amor, ese amor puede ir cambiando a lo mejor en la forma, pero nunca de contenido. Siempre en el hombre y la mujer seguimos buscando una pareja, seguimos buscando un compañero o una compañera, seguimos pretendiendo que sean fieles, seguimos teniendo celos, seguimos queriendo formar una familia. Todo esto tiene momentos buenos y difíciles tanto hace 80 como hace 40 años, entonces nuestras canciones de amor no suelen pasar de moda.
Del concierto
El espectáculo de Pimpinela será este sábado 19 de noviembre en el Palacio de los Deportes, a partir de las 7 p. m.
Todavía quedan entradas a la venta en el sitio www.eticket. Los precios y localidades son: $44 (gradería central), $53 (graderías este y oeste), $99 (VIP lateral), $132 (VIP Central y Diamante). La compra también se puede hacer con el servicio Tasa Cero a tres meses.
-Se le puede cantar al amor pero también su trabajo tiene mucho que ver con la sociedad...
-Lucía: Sí, por supuesto. Nosotros estamos dentro de esta sociedad y dentro de la misma hay cosas que le pasan a todos, no importa dónde vivas o lo que hagas. Todos tenemos en común momentos maravillosos, tristes, duelos, pérdidas, gente que se va sumando en nuestras vidas y procesos internos. Todo eso tiene que ver con el arte.
-Sobre esa trascendencia de su música, hay niños que cantan “¿Quién es? Soy yo” como un juego, pero eso significa que sus canciones pasan por el tiempo, que las identifican...
-Lucía: Bueno, eso es un agradecimiento total a los padres que les han taladrado la cabeza a los pobres hijos con nuestras canciones y se mezclan un poco eso de lo teatral y de la actuación que a los chicos quizás les sorprende. Vernos arriba de un escenario o vernos en plataformas sociales donde también ellos juegan a la par nuestra creo que eso hace que un artista pueda perdurar a través del tiempo.
-Joaquín: Pasaba en los años 80 con los niños que se disfrazaban en el colegio con barba y les ponían clips de una pista y cantaban. Entonces creo que a lo mejor tiene que ver con lo que decía Lucía, ese juego teatral que atrae de dos personas peleándose y cantando al mismo tiempo. Estamos felices y orgullosos de haber hecho algo distinto.
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-Siendo hermanos y con 40 años de trabajar juntos, ¿qué se aman y qué no tanto uno del otro?
-Lucía: Vamos cambiando, vamos creciendo. Cosas que antes por ahí nos molestaban del otro, uno las va superando, ahora son otras, vamos tratando el día a día de ir enmendando aquellas cuestiones. Tratamos de que el diálogo sea como dos personas adultas porque a veces, cuando se mezcla la cosa de hermanos, empieza uno a tener mucha confianza y a perderse un poco en las formas y las maneras de comunicar.
-Joaquín: Contestando concretamente, porque hiciste (a Lucía) una cosa psicoanalítica que no entendí nada, tratamos de resolverlo. Yo diría que las cosas más difíciles que hemos tenido que sortear son nuestros temperamentos. Lucía es muy impulsiva, yo soy más tranquilo.
-¿Han pensado en el retiro?
-Joaquín: No, es como si se pensara en la muerte que es parte de la vida. No hay una fecha, no hay un pensamiento. Yo creo que es algo que iremos evaluando con el tiempo. Hacemos los conciertos y los viajes que realmente nos apetecen, vamos a los sitios que nos apetecen. Ya no estamos como al principio en los primeros 10 o 20 años que estás detrás de un éxito para mantenerte. Esa ansiedad ya no está.
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