Desde que se anunció que la banda británica Coldplay daría dos conciertos en Costa Rica una gran duda ha surgido en torno a estos espectáculos: ¿habrá telonero costarricense en los eventos?. La producción aún no informa quién o quiénes serán los artistas nacionales encargados de la apertura de los shows en suelo tico, aunque ya se sabe que como parte de la gira de la agrupación, en nuestro país la cantante estadounidense H.E.R será parte de los recitales en el Estadio Nacional, en La Sabana.
Ahora bien, si Coldplay trae a su propia telonera, entonces ¿es obligación o no que haya un artista nacional en los conciertos internacionales? En Costa Rica existe la ley 5812 (1975) que regula la contratación e impuestos a artistas extranjeros del espectáculo y en su artículo 3 dice que “quien contrate o emplee artistas extranjeros deberá contratar igual número de artistas nacionales para el mismo espectáculo, salvo que el sindicato mayoritario respectivo exprese la imposibilidad de suministrarlos”.
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Entonces sí. Por ley es obligación contratar a un artista nacional en un espectáculo internacional. Pero la normativa es ambigua, está dispuesta a interpretación y no tiene sanción, por lo que si no se cumple, no hay consecuencias. Aquí se cae el mito urbano de que si un productor no incluye a un artista tico en su show paga una multa, porque no la hay sanción, no existe.
La producción de Coldplay en Costa Rica había afirmado a este medio que sí habrá un artista costarricense en el espectáculo y que pronto informarán quién es. Entre tanto han sonado muchos nombres y otros han hecho campaña para que la organización los tomara en consideración para la apertura de los masivos conciertos. Aquí surge una nueva pregunta: ¿por qué tanto interés en ser telonero de un espectáculo internacional?
Consultados sobre este tema, dos artistas y un experto en el tema hablaron con Viva para explicar en qué beneficia ser artista invitado de un concierto de este calibre (o bien, de otras presentaciones) y concordaron en que además de la exposición de su trabajo, el tema económico es muy llamativo.
¿Cuánto podría ganar el telonero de Coldplay? ¿Por qué son tan apetecidos estos shows? ¿Quién los elige y cómo se escoge a los artistas invitados? A continuación les respondemos estas y otras preguntas.
Experiencia, exposición y dinero
Primero que todo un costarricense aprovecha su participación como telonero en este tipo de espectáculos porque el público que va a escuchar al internacional tiene la oportunidad de conocer sus propuestas; la exposición es de suma importancia.
Arturo Pardo fue el telonero del concierto de Jack Johnson en Parque Viva en noviembre del 2019. Además, en el 2012 su grupo Foffo Goddy fue el número de apertura del espectáculo de Bob Dylan en el Palacio de los Deportes, en Heredia. El guitarrista y cantante aseguró que ambas experiencias le dejaron mucho aprendizaje, además, por supuesto, de una ganancia económica por haber interpretado sus canciones originales (tema de suma importancia que más adelante abordaremos).
“En ambas ocasiones la estrategia fue aprovechar al máximo el espacio que nos dieron. Con Jack recuerdo que me dieron 25 minutos y en ese tiempo toqué siete piezas originales. La concentración debería de estar enfocada en tocar la mayor cantidad de canciones originales, no solo por el hecho de hacer un cálculo monetario, sino también porque se trata de exponer nuestra obra a un público que no necesariamente fue a verlo a uno. Hay que buscar que la gente se lleve una buena muestra de nuestro trabajo”, comentó Pardo.
Con él concuerda Pedro Capmany, quien fue el acto de inicio cuando Ed Sheeran se presentó en Parque Viva, en junio del 2017. Para ese momento Capmany se había informado muy bien sobre el trabajo del telonero en un concierto internacional, qué ganancias obtendría por derechos de autor y cómo cobraría ese dinero, así que se preparó para generar réditos y aprovechar el espacio de exposición.
“Es muy interesante porque ya yo sabía bastante sobre el tema. Lo que hice fue investigar cuántas canciones tocaba Ed Sheeran en su gira, que para ese momento eran al rededor de 20. Inscribí entonces más canciones originales en ACAM (Asociación de Compositores y Autores Musicales de Costa Rica) y busqué la manera de cantar la mayor cantidad de temas”, recordó Pedro.
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Precisamente ACAM es el ente encargado de recaudar los dineros por derechos de autor que se cobran en los conciertos internacionales y ellos como sociedad de gestión se los pagan a los autores y compositores musicales, tanto fuera como dentro del país.
ACAM funge como fiscalizador y recaudador en pro de sus asociados. Según Diego Mora, gestor de espectáculos públicos de ACAM, ellos reciben los reportes de las obras interpretadas en los conciertos y a partir de ahí hacen los cálculos para los pagos por parte de los productores de los espectáculos.
Un buen negocio
Pongamos como ejemplo los venideros conciertos de Coldplay para hacer un cálculo. Si el artista nacional invitado interpreta obras suyas originales se ganaría una buena cantidad de dinero, pues los dineros recaudados por ACAM a partir de los espectáculos se distribuyen entre los autores y compositores de las canciones que ahí se interpreten y estén debidamente inscritas ante entidad de gestión.
ACAM, amparada por la ley 6683 (Ley sobre Derechos de Autor y Derechos Conexos) cobra una licencia a los productores de conciertos. El monto corresponde al 6.5% del total de la taquilla del espectáculo, y de ahí se rebaja un 30% para sus operaciones de la asociación. El restante 70% es lo que se reparte entre los autores y compositores de las obras que se toquen en el espectáculo.
Aquí entra un tema de dimensiones: entre mayor capacidad tenga el recinto, mayor potencial habrá de una taquilla cuantiosa. Así, entre más personas asistan y boletos se vendan, mayor será el dinero que se recaudará por derechos de autor. Por esto, si para cada uno de los recitales de Coldplay se vendieron cerca de 40.000 entradas, es previsible que cualquier artista local que sea seleccionado como telonero se irá a su casa con un buen cheque de regalías, siempre y cuando interprete canciones de su autoría y que estén inscritas.
Trabajemos con un ejemplo básico: si de la licencia de ACAM se recauda en uno de los conciertos de Coldplay, por ejemplo, ¢1.000.000 (un millón de colones), el 70% corresponde a ¢700.000.
Siguiendo con el ejemplo hipotético de Coldplay, si la banda toca 30 canciones, el telonero costarricense 10 y H.E.R otras 10, serían 50 obras interpretadas en el concierto.
Los ¢700.000 se dividen entre 50 (canciones), lo que correspondería a un total de ¢14.000 por canción.
En este caso, a Coldplay (si Chris Martin fuera él solo el autor de todos los temas) se le pagarían ¢420.000, a H.E.R se le cancelarían ¢140.000 y al telonero nacional otros ¢140.000. Cabe aclarar de nuevo, que este ejercicio lo hacemos con una base de apenas ¢1.000.000 para fines explicativos, pues las taquillas de grandes conciertos suman muchísimas más ganancias.
“Ed Sheeran cantó 20 temas y yo 12. Para mí fue muy beneficioso todo lo que significó en ganancias por derechos de autor. Uno como músico entre más informado esté y más sepa dónde y cómo generar dinero, es mejor”, digo Capmany sobre su experiencia.
Apoyo y educación
ACAM le recomienda a los artistas nacionales que registren sus obras con ellos para poder disfrutar del beneficio.
Diego Mora explicó que después de que se realiza un concierto, la asociación recibe el reporte del repertorio que se interpretó, procede a hacer los cálculos y la distribución de las regalías por derechos de autor. Si el autor o compositor no es miembro de ACAM y si las obras no están registradas con ellos, el dinero no se puede entregar; sin embargo, el dinero queda guardado durante cinco años bajo el concepto de Obra No Identificada.
El autor de las obras puede ir a inscribirlas y asociarse antes de que pasen esos cinco años y luego reclamar su dinero. En caso de que el lapso se venza, lo recaudado queda en las arcas administrativas de ACAM.
Otra labor que hacen desde la asociación es la recomendación de artistas para que los productores los tomen en consideración para los espectáculos internacionales; eso sí, queda muy claro que ellos no influyen en la decisión que toma la organización.
“Hemos llegado a acuerdos y negociaciones con los productores para que se considere la participación de artistas nacionales como invitados siempre que se pueda ya que hay shows, giras o eventos que definitivamente no permiten la inclusión de un artista invitado. Nosotros hemos tratado de propiciar esos espacios para difundir obras originales registradas en Costa Rica”, explicó Mora.
El gestor agregó que en el caso de que un tico sea invitado a un evento internacional, ellos abogan porque se interprete música original registrada en ACAM o, en su defecto, música hecha por costarricenses que esté registrada para que las ganancias queden en el país. Si por ejemplo, un telonero canta un cover de Juan Luis Guerra, es al dominicano al que se le pagan los derechos de autor, no a quien cante el tema.
Con respecto a la ley que obliga a que haya un artista nacional en un espectáculo internacional esta no explica bien los alcances, tampoco indica sanciones o incluso cuáles deberían de ser las facilidades que se les da a los nacionales. Mora afirma que desde ACAM buscan que el trabajo del costarricense sea bien recompensado y reconocido.
Para que el artista nacional sea parte o no de un concierto internacional, hay tres aristas que influyen mucho, según explicó Mora.
Una es que al internacional no le agrade que alguien externo a su producción tenga que ver con su sonido o con el set de instrumentos que ya está montado en el escenario. Puede suceder que no les guste que terceros toquen sus instrumentos, micrófonos y hasta consolas de sonido.
Otra razón se da por parte de la producción local que en ocasiones prefiere no alterar los sistemas de sonido que ya están listos para que el artista principal del show haga lo suyo. Algunas veces buscan formatos de dúo o con pocos miembros para no afectar tanto el montaje.
Por último y no menos importante, afirma Mora, es que a muchos artistas no les gusta compartir los pagos de derechos de autor con otros. Prefieren ser ellos los únicos sobre escenario y recolectar el total de dicha ganancia.
“Nosotros consideramos las obras de los artistas de tú a tú. Todas valen exactamente igual y eso puede no gustar. En México, por ejemplo, se le da un peso a los artistas: el principal pesa un 80% y el invitado un 20% y así se distribuyen los derechos de autor. Para nosotros vale lo mismo una obra internacional que una nacional”, agregó Mora.
Capmany asevera que la educación y la información por parte de los músicos es de suma importancia. “Es algo bueno que se convierte en aspiracional ya que la música original genera mayores recursos que tocar canciones de otros artistas. Si yo hubiera tocado un cover de Enanitos Verdes no gano tanto, aunque hubiera sido un tema muy coreado, pero aquí es donde hay que correr el riesgo de tocar mi propia obra, de exponerla”, dijo el músico, quien defiende que ACAM hace una buena labor y que es responsabilidad de los artistas involucrarse en el trabajo que hace la asociación.
En resumen, ser telonero es un trabajo bien remunerado, siempre y cuando sea en un espectáculo de asistencia numerosa y las obras que se interpreten sean originales y estén registradas. Además, la exposición que tienen los artistas en estos grandes escenarios es de mucha importancia para sus carreras.
Pardo, por ejemplo, recordó que una persona hace poco tiempo le dijo que empezó a escuchar a Foffo Goddy desde que los conoció en el concierto de Dylan, en el 2012.