Un seductor Marc Anthony dejó sin aliento a sus fans
Puede que las visitas de Marc Anthony a Costa Rica sean muy frecuentes, prácticamente anuales; sin embargo, no son suficientes, al menos para sus miles de fieles seguidores ticos quienes responden como cualquier artista esperaría: ansiosos y puntuales.
Desde antes se sabía que esta sería una noche inédita, ya que no siempre se tiene a Marc Anthony y a Chayanne juntos en un mismo show, en especial, con la expectativa de saber cuál saldría primero al escenario.
Tras una introducción de aproximadamente dos minutos, donde su banda tocó extractos de algunos de sus éxitos, a eso de las 6:45 p. m., el boricua salió ante su público con la fiel promesa de cumplir con sus exigencias. El artista fue recibido con una euforia tan espectacular como su voz.
Luego de una pausa, en medio del humo del escenario, apareció el puertorriqueño con sus típicos anteojos oscuros, una camisa blanca, jeans y un abrigo negro. Estaba cómodo y esto se le notaba mientras caminaba a sus anchas a lo largo de la tarima.
No había pasado ni un minuto desde que el cantante de 51 años se encontró con el público tico con el tema Valió la pena, para que sus fanáticos se olvidaran de su asiento y comenzaran a moverse. El Nacional se convirtió en una pista de baile a cielo abierto.
Esos primeros minutos fueron suficientes para confirmar que lo que sería un espectáculo lleno de éxitos, entre los que interpretó dos de sus clásicos: Y hubo alguien y Hasta ayer.
“Qué rico, vamos a cantar un poquito de todo. Muchas gracias por permitirme compartir de nuevo con ustedes”, fueron las palabras con las que Marc agradeció al público, al mismo tiempo que dijo que cantaría uno de sus temas favoritos.
Flor pálida comenzó a sonar y los aplausos y gritos del público arrasaron en el recinto josefino. En medio de esta pieza llegó hasta el escenario un par de rosas junto con un rosario, cortesía de una fanática, y el artista no dudó en colgárselo.
La orquesta, conformada por 10 músicos, hacia su trabajo y en todo momento fueron dirigidos por el intérprete que hizo lo que quiso sobre el escenario.
Y tal vez el salsero no es el hombre más guapo del mundo, pero su personalidad y sensualidad en el escenario son todo lo que sus fanáticos necesitaban durante la velada. Su picardía es innata.
Del público no hay nada que decir. Se comportó y reaccionó de la forma más emocionante mientras sonaba Contra la corriente y Lo que te di.
Marc caminó a lo largo del escenario, bailó, puso al público a cantar y, por algunos minutos, se detuvo únicamente para recibir aplausos y gritos de sus seguidores. Él sabe que los ticos lo admiran... lo aman.
El clima también se comportó tan espectacular como el público: el cielo estrellado y la luna llena fueron dos espectadores más, mientras que el ritmo tropical del salsero apaciguaba el frío con sus interpretaciones de Que precio tiene el cielo y Te conozco bien.
Su voz fue impecable como siempre y esta se complementó con la de sus tres coristas.
“Ya me tengo que ir, pero ahí viene mi compadre, mi rey, mi hermano del alma Chayanne”, añadió el artista. Aunque hubo emoción por parte de los fanáticos tras el anuncio, lo cierto es que el público no quería que el cantante se bajara del escenario.
Tiró besos al público, les guiño el ojo a sus seguidores, y todo para seguir con el tema Parecen viernes, una de sus canciones más nuevas, pero igual de exitosa. Allí se levantó la camisa y mostró su abdomen, lo que llevó a sus fanáticas al éxtasis.
Con un “Que Dios me los bendiga” y un beso al escenario se despidió del público, quien lo ovacionaba con aplausos, pero lo hizo no sin antes interpretar Tu amor me hace bien.
Tan pronto como terminó este tema, el Nacional quedó a oscuras y un mar de luces blancas de los celulares flotaban en todo el recinto, confirmando que la magia ya estaba hecha.
La hora de despedirse había llegado tras un espectáculo de poco más de una hora, y para hacerlo, el artista escogió la canción Vivir mi vida, un tema que el público no le hubiese perdonado que faltara.
Faltaron más canciones, pero ya no había tiempo, Chayanne ya estaba listo para comenzar su show.
Lo cierto es que una vez más, Marc Anthony confirmó las razones por las que sus fanáticos no lo defraudan en sus visitas anuales a Costa Rica. Él es un espectáculo sobre el escenario y eso no se debate.
Con Chayanne no se puede guardar recato
Tan hermoso que es ver a la gente gozar, gritar de emoción y hasta soltar una que otra lágrima de efusividad. ¿No te parece, Chayanne?
Eso, y por supuesto mucho más, fue lo que se vivió con la candente presentación del cantante la noche de este sábado en el Estadio Nacional.
Decimos que eso y más porque, simplemente, ante Chayanne y sus 51 años bien puestos, no se puede guardar ni la compostura ni el recato. Lo peor de todo es que él lo sabe a la perfección y abusa de su buena forma para encantar a sus seguidores.
Torero y Humanos a Marte fueron las dos canciones con las que el intérprete atizó el fuego que durante casi dos horas fue alimentando con movimientos fuertes de cadera y una sonrisa perfecta para cualquier anuncio de pasta dental. Sí, esa misma que parece que al final tiene un brillito especial.
La jacket que traía puesta al inicio del espectáculo solo duró una canción, ya que cuando el artista la quitó de su cuerpo, por supuesto que arrancó piropos y suspiros, pero no tanto como la combinación de picardía y dulzura que Chayanne siempre muestra en escena.
A puro sudor, porque no más pisó el escenario y ya las gotas corrían por su rostro y sus brazos, así fue la presentación de Elmer Figueroa de principio a fin porque cada vez que está en su amada Costa Rica, él decide dejarlo todo en la tarima como agradecimiento a los más de 35 años de amor intenso que tiene con los ticos.
La romántica Lo dejaría todo le bajó el tono a la música, más no al furor intenso que se vivía en el recinto deportivo, donde la noche de este sábado el artista recibió gritos de éxtasis por amor y pasión, sentimientos que afloraron en las gargantas de las miles y miles de almas que abarrotaron el Nacional.
Sin reservas. Entre buena voz, simpatía, coquetería y románticas canciones, tal vez uno de los pluses de ver a Chayanne en vivo es su entrega en el escenario.
Es un verdadero espectáculo que combina música y baile. Cada coreografía destaca sus cualidades físicas y eleva la calidad de sus bailarines, a quienes por supuesto que les da un espacio durante su concierto para destacarse.
Boom Boom y Madre Tierra siguieron con la tónica intensa y candente de la velada, pero con Chayanne los ánimos están en constante cambio, al igual que las emociones. Después de una pequeña charla con su público, donde explicó que muchos le piden venir al país más ligero de ropa, ya que aquí hay mucho calor humano, volvió a encender el ambiente con Un día es un siglo sin tí.
Esta canción es una balada intensa, de arrepentimiento, de perdón. El mensaje es directo a las venas, es una carga de corriente que le da un fresquito al corazón.
Otra vez la cosa subió de energía con Fiesta en América y como él sabe bien cómo echarse al público en la bolsa, se bajó del escenario y corrió entre sus fans saludando de mano a varios de los afortunados que estaban cerca a la tarima.
Sí, Chayanne es un puro fiestón. Es energía pura y con el tercer cambio de vestuario (de camisas sudada, más bien), el puertorriqueño se dio el espacio para convertirse en el príncipe de los sueños de las quinceañeras que llenaron el estadio y que crecieron y maduraron junto a él.
Hablamos de cada una de esas jóvenes que se enamoraron de Chayanne cuando comenzó su carrera con el grupo Los Chicos, siendo tan solo un chiquillo. No podía faltar en su repertorio el clásico Tiempo de vals, tema que removió los recuerdos de los amores de la adolescencia.
Ese, como ha sido costumbre en sus recitales, fue uno de los momentos más sublimes. Pero este año tuvo un tono más tierno, porque una niña de entre siete u ocho años, fue la afortunada de subir a escena a bailar el vals con el príncipe galán.
A la quinta camisa comenzó la despedida. El artista aprovechó un espacio para agradecer el cariño de los ticos y el trabajo de su equipo. Cantó un set acústico con muchos de sus éxitos románticos, luego emocionó con Baila baila y volvió a bajar revoluciones con Y tú te vas.
Bañado en sudor, y también con mucho amor en el corazón, Chayanne cerró una jornada de energía y adrenalina que se vivió en La Sabana. Ese fue el cierre perfecto para una velada de baile y calor.