San José (Redacción)
En el Quicken Loans Arena en la ciudad de Cleveland, a oscuras, sonaba el clásico de Queen, We are The Champions. De lo que parecía una gigante puerta de luz salía una silueta encorvada meciendo sus brazos con pereza. Era Donald Trump que se presentaba como el candidato oficial del Partido Republicano. Este martes Queen expresó su disgusto en Twitter: "Uso no autorizado por la Convención Republicana en contra de nuestros deseos".
Desde junio Brian May, guitarrista de la banda inglesa, publicó un comunicado señalando su molestia con el uso de su música en los eventos de Donald Trump. "No se buscó ni se otorgó el permiso para usar la pieza. Estamos tomando las medidas para asegurarnos de que esto no se repita", aseguraba May en su sitio web. Un mes después la victoriosa canción sonó como banda sonora de la celebración de Trump.
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Esta mañana, tras el mensaje de la banda, el director del Comité Nacional Republicano, Sean Spicer, aseguró que sí se pagó por el uso de la canción en el evento. Pero el dilema no es el dinero, la ironía de que Trump use una canción de Queen para celebrar su candidatura alcanza niveles máximos.
La canción la compuso Freddy Mercury, un hombre homosexual nacido en el este de África, de padres indios, y que murió de SIDA. Por definición un problema para Trump y sobre todo para su compañero en candidatura, Mike Pence. El gobernador de Indiana es un conservador que se opone rotundamente a la equidad LGBT.
Cuando Pence era candidato para formar parte del congreso en el año 2000 dijo que los fondos del estado no deberían ir a las organizaciones que ayudan a combatir el virus del SIDA sino a las instituciones que dan asistencia "a quien desea cambiar su comportamiento sexual", refiriéndose los programas de terapia de conversión para homosexuales.
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El primer aviso del guitarrista de Queen fue pasivo pero claro. "Independientemente de nuestras opiniones sobre la campaña del señor Trump, nuestra regla siempre fue que no se usara la música de la banda como una herramienta para una campaña política".
Otros, como por ejemplo Michael Stipe de R.E.M., fueron más explícitos. "Váyanse a la mierda, todos ustedes —tristes hombres hambrientos de poder y acaparadores de la atención—... No usen nuestra música ni mi voz para esa estúpida farsa que llaman campaña", dijo Stipe.
Queen no es la única banda que ha solicitado a la campaña de Trump que no se utilice su música en estas actividads. Aerosmith, Adele y los Rolling Stones ya se habían pronunciado en contra del candidato republicano.
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