No hay edad, ni covid-19 (que padeció recientemente), mi nueva vida tras un trasplante de hígado (en el 2003) que detenga a Raphael. En pocos días cumple 79 años y lo que hizo este 29 de abril en su primer concierto en Costa Rica (este 30 de abril ofrece uno más en el Teatro Melico Salazar) es para recordar por siempre.
Ver a Raphael en escena ya es un honor. Su reluciente carrera habla por él, y siendo la leyenda que es, digamos podría tener ciertas licencias para no ofrecer un espectáculo igual que los de hace 40, 30, 20 o 10 años. Aún así, él no se cansa de dar sorpresas en escena: el principal regalo es él.
Pasadas las 8 p. m., una sintonía del tema Yo soy aquel daba apertura al ansiado concierto que inicialmente estaba pactado para junio del 2020. Casi dos años después y luego de sobreponerse a todo lo que causó la covid-19 en el país y en el mundo, portando sus mascarillas estaban los fanáticos de Raphael, quienes automáticamente se pusieron de pie para ovacionarlo.
De repente apareció él viéndose divino, máximo. Su camisa y pantalón eran negros y su saco también, solamente que bordados plateados en el blazer resaltaban el brillo de quien desde niño manifestó un talento especial que hoy, siete décadas después, se mantiene intacto. Precisamente esa fue una de las grandes sorpresas de la noche: su voz.
Raphael empezó a cantar y a mover sus brazos al son de la música: al hacerlo era como si nos compartiera sus más profundos sentimientos. Su primera interpretación fue Ave Fénix y en ella cantaba sobre el renacer y el volver. Seguidamente llenó al público de energía con su canción Loco por cantar. Este concierto fue un remolino de emociones.
El show Raphael 6.0 celebra los 60 años de vida artística del español; como parte del festejo grabó un disco con temas de otros artistas que él siempre quiso cantar. Esta noche interpretó, por ejemplo, Morir así es morir de amor, Vida local, Frente a frente, Que nadie sepa mi sufrir (con baile flamenco incluido), entre otros.
Una enorme pantalla detrás de él mostraba diferentes imágenes que se movían en sincronía con los instrumentos y con los enérgicos movimientos del cantante previo a entonar el tema Digan lo que digan. Todo fue intenso. La música con matices electrónicos y rápidos, de repente se acallaba para que la voz de Raphael sonara con fuerza. Todo era energía y emoción.
El famoso tema Qué pasará también llevó al público en una ola de energía y mucha intensidad. En ocasiones Raphael se apoyaba en la fanaticada para los coros de las piezas, sin embargo, el español no dejó de cantar en vivo haciendo un derroche de su grandeza artística.
El tema Provocación despertó otras sensaciones. Raphael con micrófono en mano y sin moverse demasiado, realizó una interpretación impecable. Después llegó el tema Desde aquel día con el que transmitió con el poder de su voz cómo un amor no prospera porque “ninguno de los dos hacemos nada por volver… y nos queremos”.
Los aplausos y gritos no cedían. Él saludaba con la gratitud dibujada en el rostro.
“Estaba pensando en la maravilla de canciones que se me hacían en aquellos tiempos, canciones que serán inolvidables en la historia de mi vida por siempre. Como esta”, dijo antes de cantar Volveré a nacer, tema que le hizo repasar sus inicios.
No puedo arrancarte de mí y Yo sigo siendo aquel llegaron después para dar paso a un emotivo momento en el que de la voz de Raphael salieron palabras y no canciones:
“Sigo siendo el mismo Raphael de siempre. Yo sigo siendo aquel”. Y no solo lo dijo, sino que lo demostró.
Ya lo había advertido en la más reciente entrevista que concedió a La Nación: “Me van a ver con toda la fuerza, dándolo todo y encantado de que el público la pase muy bien conmigo y con mis canciones, tanto las de antes como las nuevas”.
Este caballero cumplió su palabra.
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Magistral
El espectáculo de Raphael propició que nadie se quedara en una zona de confort. Su setlist de 30 canciones fueron como un boomerang que se iba con una emoción y regresaba con otra: hubo amor, despecho, añoranza, pasión, energía y más. Las lágrimas eran derramadas por ojos conmovidos en algunos momentos, varias señoras no contuvieron su sentir. Pero de repente, en un pestañeo Raphael ya estaba realizando un baile casi hipnotizante a su propio son mientras cantaba Estuve enamorado.
Poco después llegó el tema Cierro mis ojos, en el que otra vez toda la atención se centró en su voz. Acompañado por el piano cantó Nostalgia. Raphael nunca salió del escenario, no hubo descansos. De vez en cuando tomaba sorbos de agua y continuaba.
Cuando tú no estás fue interpretada con gran sentimiento y Llorona estuvo acompañada de un bailecito cerca de los guitarristas que le acompañaron.
Con un escenario iluminado con colores rosas y morados, Raphael cantó el inspirador tema Estar enamorado que con su letra nos brinda un tutorial idealista de lo que se siente experimentar ese estado sentimental.
En carne viva fue una pieza que se cantó con todas las fuerzas, ni siquiera los tapabocas que se deben usar por protocolo y como medida sanitaria se sintieron como un obstáculo para poder darlo todo.
Qué sabe nadie fue una de las canciones que se quedaron para lo último, este tema es uno de los himnos de Raphael como respuesta a las críticas y especulaciones que cualquiera puede enfrentar. “¿Qué sabe nadie lo que prefiero o no prefiero en el amor?”.
Parecía que ya se iba, pero Raphael, un caballero, regresó para complacer al público, en el que había personas de mediana edad, adultos mayores y nuevas generaciones. Fue en ese momento que cantó Escándalo. Y sí, después de esto y de dos horas ininterrumpidas de espectáculo y voz en vivo, Raphael dio una sorpresa más: rapeó. “Si tengo ganas hago lo que me da la gana”, dijo en una de las veloces líneas.
Raphael, un hombre de muchas canciones y pocas palabras, volvió a hablar para hacerle una promesa a los costarricenses.
“Es un placer después de tanto tiempo. Les prometo solemnemente que no voy a tardar tanto en volver. No más de un par de años que es lo que me cuesta darle vuelta a este mundo nuestro. No voy a dejar de venir”.
Apenas terminó de hablar volvió a lo suyo: el canto. Raphael interpretó el famoso, romántico y devoto Como yo te amo y entre estrofas hizo una declaración de amor.
“Yo les amo tanto, tanto”, dijo y así cerró una noche inolvidable.