Este sábado hubo ‘fuego de noche’ en Costa Rica. La lluvia incesante que cayó en Parque Viva fue opacada por la pasión de un gran talento latino: Ricky Martin, quien ofreció un concierto inolvidable en el Anfiteatro Coca-Cola.
En el escenario de la Guácima, sus más vigorosos fans disfrutaron intensamente de los más grandes éxitos del boricua, vestidos de lujo con la ejecución magistral de una orquesta sinfónica femenina.
Sí, la lluvia nocturna provocó frío, el uso de capas de plástico y más de un buen abrazo entre los miles de asistentes que llenaron el recinto, pero el fuego de Ricky en el escenario se encargó de calentar los corazones de quienes corearon con él icónicas canciones como Pégate, la elegida de la velada para romper el hielo. Aunque más que la música, hay que decirlo, fue el carisma del puertorriqueño el que reinó en la tarima.
Desde que puso un pie en el escenario, Martin fue pura candela. Su voz impecable, combinada con sus característicos y enérgicos pasos de baile, fueron la invitación perfecta para que el público se levantara de sus asientos y comenzara a gritar eufórico.
Como nota aparte, si se le permite a esta periodista, cabe destacar la presencia física del boricua. Se le ve robusto y jovial. Su barba recortada a la perfección, su sonrisa y la potencia de su garganta son impecables.
Volviendo a la crónica, después de interpretar Volverás, Ricky tomó una pausa, se paró al centro del escenario con una gran sonrisa y dijo: “Buenas noches, San José. ¿Cómo estás? Ya siento que es una noche muy especial, lo siento por tu energía, por tus miradas, por tu pasión. Siempre es así en esta maravillosa tierra que es Costa Rica. Ustedes son como mi combustible, siempre me llevo de aquí amor sincero”.
Con estas palabras anunció que el concierto sería un repaso por su historia musical, esa de la que los costarricenses son parte, ya que desde que era apenas un niño, allá cuando era parte del grupo Menudo, en suelo tico siempre recibió mucho apoyo. Él mismo recordó ese detalle en medio del recital.
Al inicio del espectáculo, el director costarricense Marvin Araya fue el encargado de llevar la batuta de la orquesta. Su experiencia guió a las jóvenes intérpretes a viajar por el repertorio de éxitos de Ricky Martin, que incluyó temas como Gracias por pensar.
Ricky Martin, ¡explosivo en Costa Rica!
En concierto, Ricky Martin es una bomba de energía, y en Costa Rica no disimuló esa cualidad.
Muy temprano en el show, Martin se despojó de su chaqueta, lo que detonó una explosión de emociones en el interior de sus fans. Además, para ese momento, y con sus musculosos brazos al descubierto, cantó La Bomba con un arreglo salsero, haciendo gala de una serie de pasos tan latinos como candentes.
El puertorriqueño, tal como ha sido su carrera, fue ecléctico en el escenario. Pasó del pop a lo latino y posteriormente a la balada, luego volvía a subir la energía y a bajarla a su completo gusto. Como si su cuerpo fuera una batuta, sus fans se levantaban y sentaban al antojo de su ídolo.
Fue pícaro, juguetón, sensual y serio. Al interpretar Fuego de noche, nieve de día, Martin fue muy intenso en su interpretación, erigiéndola como unas de las canciones más potentes de la noche. Para ese momento, la directora nacional Luissana Padilla se encargó de liderar el concierto, como una gran muestra del talento femenino que hay en nuestro país.
El repertorio siguió con temas románticos como Disparo al corazón, Vuelo, El amor de mi vida, Asignatura pendiente y Vuelve, para la cual se puso una camisa blanca de tela transparente y realizó un baile muy contemporáneo. Los flashes de los teléfonos iluminaron el anfiteatro.
Después, retornó la energía. María puso a todos a bailar y, por supuesto, a dar un pasito pa’lante y un pasito pa’trás. También sonaron la alegre La Mordidita y las famosísimas Livin’ la vida loca, Vente pa’cá y La copa de la vida. ¡Locura total!
Después de esa descarga de adrenalina, el cierre del show bajó las revoluciones, siendo el amor el rey del adiós. Ricky dejó para el final canciones más de corte romántico, esas que, como mencionó al inicio, podían provocar alegría o tristeza. Así fue como sonaron, a todo pulmón Tal vez, Te extraño y Tu recuerdo.
Ricky, tal como lo vaticinó, se fue del escenario con su corazón lleno de amor tico.
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