En el 2018, el concierto que la leyenda viviente Roger Waters ofreció en Costa Rica fue épico, un hito en la historia de los conciertos internacionales que se han presentado en nuestro país. Muchos creyeron que nunca se iba a repetir tal espectáculo, pero no, el corazón viviente de Pink Floyd volverá a latir en suelo tico.
Este jueves 25 de mayo, la productora Move Concerts confirmó que traerá una vez más al bajista británico. La cita está pactada para realizarse en el Estadio Nacional, el 2 de diciembre.
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“La gira de despedida de Roger Waters representa una oportunidad única para que los fanáticos costarricenses se sumerjan en un espectáculo inolvidable. Promete ser una experiencia audiovisual inigualable, con efectos visuales de vanguardia, un repertorio cargado de éxitos y un mensaje que trasciende las barreras generacionales”, explicó Move en un comunicado de prensa.
El segundo concierto de Waters en nuestro país obedece a la gira internacional que realiza el artista para despedirse de los escenarios. El tour se llama This is not a Drill y ha llevado al gran Roger a tocar en ciudades de Estados Unidos, México, Portugal, España, Italia, Suecia, Francia y Alemania.
El paso por Latinoamérica llevará al músico a Uruguay, Brasil, Chile, Perú y Argentina. En el camino Costa Rica figura como parte de su viaje por Centroamérica.
Las entradas para el show de Waters en nuestro país estarán a la venta en el sitio www.eticket.cr. La productora aún no informó sobre la fecha en que saldrán a la venta, ni tampoco el precio de los boletos.
Un gran recuerdo
Todo cambió el domingo 15 de abril del 2018 cuando un cerdo gigante de color rosado volaba sobre la entrada norte del Estadio Nacional. Los fans de Pink Floyd y de Roger Waters pronto sacaron conclusiones, pero nadie se quería ilusionar: ¿podría el británico tocar por primera vez en Costa Rica?. Los sueños se cumplieron.
Meses después, justamente la noche del sábado 24 de noviembre, se hizo historia. Wish You Were Here, Money y Another Brick in the Wall, sonaron en el Estadio Nacional en un concierto que dejó grandes recuerdos no solo por la presencia de Waters en nuestro país, sino porque esa noche miles y miles de ojos vieron un espectáculo impactante, con un despliegue técnico pocas veces presentado en nuestro país.
Esa visita se concretó gracias a la gira Us + Them. La crónica del concierto que se publicó en La Nación escrita por los periodistas Carlos Soto y Andrés Díaz fue titulada con la palabra “¡Irrepetible!” y es que así fue. Quienes fuimos testigos de ese espectáculo aún lo rememoramos con impacto en nuestras mentes y corazones.
Esa gran noche, un total de 46.500 gargantas cantaron, gritaron y posiblemente muchas quedaron afónicas. Fue una cifra récord de asistencia, incluso la organización tuvo que pedirle permiso al equipo de Waters para correr hacia atrás unos metros más la tarima para que al Estadio Nacional le entraran más personas de las que esperaban en principio.
Sobre la tarima se colocó una pantalla de 74 metros de ancho y en el recinto deportivo de La Sabana un sistema de audio envolvente: por varios sectores del estadio se ubicaron parlantes para que nadie se perdiera de ninguna nota musical o palabra expresada por Waters.
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El show duró dos horas. La música comenzó a sonar con Speak to me y Breathe, del mítico disco Dark Side of the Moon. El repertorio siguió con One of These Days, Time, The Great Gig in The Sky, Welcome to the Machine, Deja vu, The Last Refugee y Picture That. Éxitos de Pink Floyd y de Waters como solista fueron la lista de canciones seleccionadas para la espectacular cita.
Uno de los puntos más fuertes -si algo podía ser más grande que lo otro en este recital- fue la presentación de la esperada Another Brick in The Wall. Waters y su banda fueron acompañados por un coro de 12 niños del colegio Oratorio Don Bosco, quienes salieron encapuchados como si fueran rehenes de la guerra en Medio Oriente o reos sentenciados a muerte. Para esa presentación, los chicos ensayaron durante dos semanas con el fin de cantar el coro “We don’t need more education”, recordaron Soto y Díaz en su crónica.
Como es su costumbre, Waters aprovechó el micrófono para, durante canciones y palabras, expresar mensajes de corte social. Durante la interpretación de Pigs, el bajista aprovechó para tirarle dardos a Donald Trump, entonces presidente de Estados Unidos. Al final de la canción, en la pantalla se leyó un mensaje contundente escrito en español: “Trump es un cerdo”.
El cierre de la noche llegó con temas como Brain Damage, Eclipse y Money. Además, con un mensaje del músico dedicado a Costa Rica: “Ustedes lideran al mundo en muchos niveles, por ejemplo, ustedes no tienen un ejército”, el estadio estalló en aplausos y más gritos.
El adiós definitivo se dio al ritmo de Mother y Comfortably Numb. Waters se despidió y desde ese sábado 28 de noviembre sus fans ticos lo añoran.
Cinco años después, todos aquellos que vivieron esa noche mágica la podrán revivir, mientras los que no tuvieron el chance de presenciarla ahora tienen la oportunidad de ser parte de la historia este 2023.