Hubo un asesinato ayer en la Guácima, nos mataron a todos a pura música. La banda The Killers disparó sus mejores canciones para detenerle el ritmo cardíaco a más de 11.500 ticos que se amontonaron en el Anfiteatro Coca Cola del Parque Viva.
Fue una noche para el recuerdo; el cuarteto liderado por Brandon Flowers fue pura metralla y apantalló de sobra en su primera visita al país. Ni el frío de la noche ni los fuertes vientos fueron obstáculos para detener el incendio que propagaron los estadounidenses.
No se puede menospreciar la popularidad de esta banda que pegó en las estaciones en el 2003 con sus temas Somebody Told me y Mr. Brightside, las cuales se han vuelto himnos para toda una generación.
El conjunto, oriundo de Las Vegas, arrancó su gira por Latinoamérica en Costa Rica y lo hizo con Mr. Brightside, su tema más conocido. El reloj marcaba las 8:30 p. m. cuando la banda entró al escenario, los integrantes llegaron caminando sin prisa.
Flowers tomó el micrófono y disparó a quemarropa “Coming out of my cage and I’ve been doing just fine. El suelo temblaba y los gritos de las fanáticas competían con la voz del cantante.
Todo el peso del espectáculo cayó sobre los hombros del vocalista Brandon Flowers, un verdadero matador de los escenarios. La estrella salió con un saco negro, de mangas de colores.
The Killers le sacó el mejor provecho a la acústica del reducto. Cada acorde, cada intervención de Flowers se estrellaba en el techo del local y rebotaba como una bala en el pecho de los asistentes.
La música continuaba y los ticos se adentraron en un trance que les duró una hora y media. The Killers no nos dio ni un respiro, ni un instante para dudar de si lo que estábamos viendo era de verdad o era fantasía.
El concierto prosiguió con Spaceman, la canción predilecta del disco Day and Age, con la cual el vocalista hizo alarde de su prodigiosa voz.
“¡Pura vida Costa Rica!”, dijo el vocalista para hacer temblar aún más a sus víctimas. “Estoy feliz de encontrarme con ustedes esta noche. Nosotros somos The Killers y venimos desde Las Vegas, Nevada”, saludó Flowers.
La pieza Somebody Told Me nos transportó de golpe la época en la que MTV pasaba música y en la que Flowers y compañía lideraban todos los Top 10 de todas las estaciones .
La afición no sabía qué hacer con el corazón cuando Flowers cantó la última estrofa: “Is not confidential, I’ve got potential and rushing and rushing around”.
La velada continuó con una versión larga de The Way it Was y Shot At The Night.
“Hola ticos, nos tomó mucho tiempo llegar acá, pero les prometo que no nos va a tomar otros 15 años volver hasta acá” comentó el cantante. Ya para ese entonces el conjunto de Las Vegas los tenía a todos en su bolsa.
El concierto siguió con la pieza Run for Cover, una de las más sonadas del último disco Wonderful Wonderful. En esta pieza Flowers echó mano de un trío de coristas.
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La canción tiene un par de referencias a un líder errático al que nadie quiere y, cada vez que las pronunciaba, Flowers sonreía con complicidad, dejando que su público le pusiera nombres a ese líder.
Un sonido de sintetizador anunció la siguiente canción. “¿Ya saben cuál es?”, dijo Flowers, dejando espacio para que la banda iniciara Smile Like You Mean It.
Para For Reasons Unknown, Flowers tomó un bajo, en lo que fue la sorpresa de todos. De pronto, las pantallas de Parque Viva enfocaron a un joven bajito, de anteojos y camisa azul, que se acercó al espacio de la batería y se sentó en el asiento de Ronnie Vanucci Jr.
Traer a un fan al escenario siempre es arriesgado, pero el baterista dio la talla y dejó claro que en su participación no había nada de improvisado.
Estoy feliz de encontrarme con ustedes. #puravida pic.twitter.com/qcPr1JI6Kx
— The Killers (@thekillers) March 16, 2018
Con el carisma habitual, Brandon sonrió y le pidió que tocara más fuerte. “Esta gente pagó buen dinero para estar aquí, ¡vamos a darles un show!” y la banda entera acató la indicación.
Con maestría, el baterista hizo incluso pausas para que el público pudiera cantar junto a Brandon Flowers. Su participación la terminó con una gran sonrisa en el rostro.
No fueron pocas las veces en las que Brandon le confió al público cantar los coros de sus canciones. En Miss Atomic Bomb los puso a practicar y luego, en Human, los puso a prueba.
Human inició con una voz robótica que preguntaba, “Are we human? Or are we dancers?”, justo las palabra del coro y luego, el público se encargó de cantar el coro entero en dos ocasiones. Flowers, satisfechos, terminó la canción con un sentido “¡gracias!”.
The Killers regresaron a su nuevo álbum. Haciendo un pequeño homenaje a los viejos cantantes de funk, preguntó “¿Quién tiene dinero en el banco?” y sus coristas respondieron “¡tú lo tienes!”. De inmediato, la banda procedió a reventar los primeros acordes de The Man, tema del nuevo álbum del grupo.
Aunque nuevo, el público coreó toda la pieza y bailó como si se tratara de una fiesta disco en los años 70. Flowers saltó y bailó alrededor del símbolo masculino que había en el escenario.
En entrevista antes del concierto, el baterista Ronnie Vanucci señaló que la canción era una forma de burlarse de la idea de lo que significaba ser hombre que ellos tenían 15 años atrás. Tener ese símbolo ahí es un recordatorio, para no ser patanes por ningún motivo”, señaló.
Luego, sentado en el piano, Flowers cantó Dustland una canción que inicia con la potencia que ya habíamos sentido del grupo pero que finalizó en una nota más tranquila. De nuevo Flowers puso a cantar al público y casi de sorpresa, la banda empezó a interpretar Read My Mind.
Con cientos de luces de celulares encendidas, el público se dedicó a cantar los versos de la dulce canción de amor. “Can you read my mind?”, decía Flowers señalándose la cabeza. Tras el coro, Flowers gritó “¡San José, quiero oírlos una vez más!” y, si en ese punto quedaba alguna garganta entera, el público terminó de perder la voz.
Al terminar la canción, un sonido de sintetizador se quedó en la misma nota por un par de minutos. En ese tiempo la banda se retiró temporalmente del escenario y regresaron con toda su energía para seguir con el concierto.
“¿Quieren más?”, preguntó Flowers. El grito del público fue todo lo que necesitó para continuar con All these Things I’ve Done, otro de sus clásicos. De seguro ninguno de los presentes se esperaba lo que vino a continuación.
El público por supuesto, tuvo protagonismo. Cantaron junto a Flowers el puente de la canción, “I got soul, but I’m not a soldier” hasta la saciedad y luego, la banda se salió del libreto. Las coristas se lucieron con falsetos y el baterista Ronnie Vanucci se puso a darle velocidad al final.
Sin duda ese fue uno de los puntos más altos del concierto.
La banda se retiró de nuevo del escenario, esta vez por unos cinco minutos. Las luces del escenario continuaban encendidas, como una forma de decirle al público, "aún falta más".
En todo Parque Viva se escuchó voz del actor Woody Harrelson leyendo un pasaje bíblico, tal y como suena en la grabación del tema The Calling, del nuevo disco, y de inmediato la banda procedió con la canción.
La sorpresa fue ver, al frente del público, a Brandon Flowers vestido con un traje dorado de pies a cabeza y haciendo unos sensuales movimientos. El público estalló en gritos, con ese as bajo la manga, Flowers de nuevo encendió de nuevo la emoción del público, justo a tiempo para el cierre.
Terminaron el concierto con el tema When You Were Young, uno de sus más nostálgicos. Como había ocurrido durante el concierto, el público se entregó compeltamente y Flowers les puso a cantar en los momentos más memorables.
Entre los saltos del público y la energía de Flowers -que se movía por todo el escenario y agitaba los brazos para que cantaran con él- quedó claro que ambos lados la estaban pasándola bien.
Al final del concierto, el publico no hayó más que ponerse a corear "¡Oe oe oe, Killers, Killers!", como si se tratara de un equipo de fútbol; con ese nivel de pasión llegaron a compenetrarse público y artistas.
Los músicos empezaron a despedirse, y antes de irse, el baterista Ronnie Vanucci se acercó a un micrófono para agradecer al público tico. Parecía que Vanucci no sabía bien qué decir, pero que no quería salirse de escena; él había sido víctima y victimario del shock de energía que fue ese concierto.
"Gracias", dijo entre jadeos. "De veras", agregó, y se fue con una gran sonrisa.