“Una aventura es más bonita si no miramos el tiempo en el reloj”. Y de verdad que nadie veía el reloj mientras la leyenda colombiana de Niche sedujo a cientos este sábado en Curridabat.
Faltaban apenas 20 minutos para la medianoche, pero ninguna Cenicienta abandonó el salón Genobeba, al este de la capital. Al contrario, la pista se hizo pequeña para cantar y bailar al son de los clásicos como Adiós canoa (canoa rancha), La negra no quiere, Gotas de lluvia y La magia de tus besos.
La máxima representación de la salsa colombiana tenía dos años de no pisar tierra costarricense, y sus paisanos se lo agradecieron coreando a gritos cada una de las interpretaciones.
Ya no está una de las voces originales, Charlie Cardona, pero el público respetó a una segunda generación que mantiene el estilo original de la agrupación, que nació a principios de la década de 1980.
“Al principio, la gente es como celosa, pero ya cuando ven al grupo y escuchan a los nuevos cantantes les gusta, porque lo que tratamos es de hacerlo parecido, manteniendo el estilo”, dijo Mauricio Cachana, una de las nuevas voces.
Cachana, Yuri Toro y Elvis Magno vienen llegando de una gira por Madrid, Milán, Ámsterdam, Nueva York y Chicago. En esta última ciudad, alternaron con la universidad de la salsa, el Gran Combo, de quienes se consideran sucesores.
Las horas seguían corriendo, al igual que corría el aguardiente antioqueño. El público se desbordó con Cali pachanguero, Busca por dentro y Hagamos lo que diga el corazón. Eran casi las 3 a. m., y sin mirar el reloj, la gente siguió pidiendo otra y otra. Un pedazo de Colombia cantó en tierra hermana.