Por momentos fue dinamita pura, en otros fue un romántico empedernido. Carlos Rivera hizo lo que quiso con su primer show masivo en Costa Rica.
Un sábado lluvioso no apagó el fuego con el que el artista encendió el escenario en el Palacio de los Deportes, en Heredia, para prender la noche con un repertorio tan variado, como cargado de éxitos.
Puntual, a las 8:05 p. m., con un llamativo traje rojo y desde el punto más alto del escenario, el artista condujo al público hacia una batalla en donde solo había espacio para celebrar el amor, la vida y la paz. Él era el capitán.
En guerra tour fue la gira que convocó a cerca de 3.000 personas, en su mayoría mujeres, a un concierto que se agotó prácticamente desde el momento en que las entradas salieron a la venta.
Lo cierto es que Rivera movió a sus fanáticos, quienes respondieron a su llamado con pulseras, camisas, globos, pancartas, banderas y por supuesto ensordecedores coros que acompañaron a cada una de las 24 canciones que interpretó el artista a lo largo de la noche.
“Ha sido una hermosa sorpresa para mí ver cómo se ha multiplicado ese cariño en Costa Rica. Estoy tan contento que quiero bajarme a darle besos a todas aquí”, afirmó el cantante de 33 años.
El artista inició el espectáculo con Amo tu locura que continuó con canciones como Serás, Voy a amarte, Te esperaba y Sígueme, que reafirmaban que la velada iba a ser un recorrido por toda su trayectoria, con una mezcla de temas actuales y otros no tanto, pero que lo llevaron a la fama, que alcanzó tras formar parte de La Academia.
Con una voz impecable el mexicano fue pólvora pura.
Las revoluciones no bajaron y Recuérdame comenzó a sonar, un momento emotivo en el que Rivera agradeció una y otra vez la oportunidad que tuvo de interpretar el tema de la película animada Coco mientras insistía en la importancia de no tenerle miedo a la muerte.
“Ha sido todo un viaje desde que Disney me dio la oportunidad de interpretar esa canción”, añadió el cantante mientras agradecía por la vida.
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Posteriormente vinieron temas como Luna del cielo, El hubiera no existe y Te amo hoy, que fueron tan románticos como coreados por las fanáticas que no dejaron de gritar, aplaudir y bailar.
Entonces sonó Grito de guerra, la excusa perfecta para hacer un fuerte llamado por la paz; y mientras el artista cantaba, en las pantallas se proyectaban imágenes del presidente estadounidense Donald Trump y su intención de construir un muro fronterizo con México; el venezolano Nicolás Maduro y la situación que se vive en ese país suramericano; también por momentos aparecieron tanques de guerra, manifestaciones y enfrentamientos armados en diferentes latitudes del mundo.
“Cuando escribí esta canción pensé en esas personas que tienen poder y qué lo usan mal. Y ¿qué son sin ese poder?, no son nada. Sin embargo, nosotros sin ellos seguimos siendo nosotros”, dijo.
Su concierto fue un subibaja de emociones: subió a una fanática al escenario y recibió un reconocimiento de Sony por alcanzar las 26 millones de reproducciones vía streaming y otro de la productora BLieve Entertainment por el sold out en Costa Rica.
Sin embargo, lo que más llamó la atención fue una kiss cam que se reflejaba en las tres pantallas del escenario mientras interpretaba la canción Otras vidas. Allí un joven tomó por sorpresa a su novia y frente al público y al mismísimo artista, le propuso matrimonio.
Luego vino el bloque latino, y con ello el momento en el que el cantante mostró sus dotes de bailarín y derrochó sensualidad sobre el escenario al interpretar Lo digo, Bendita tu vida, Como tú y Deja amarte.
Rivera dejó para el final sus más grandes éxitos como Que lo nuestro se quede nuestro, Me muero, Cómo pagarte y Regrésame mi corazón, que, sin lugar a dudas, fueron los más coreados.
El artista terminó su guerra pasadas las 10 p. m. con la fiel promesa de regresar en el 2020 para volver a cantarle a la vida, al amor y a la paz junto a los costarricenses.