Pies al ritmo de la música, cabezas moviéndose, gargantas gritando a todo pulmón y bajo la emoción de un público que, entre sus asistentes, contaba con algunos que ya se habían ganado unas canas, fue lo que permitió que Incubus hiciera resonar todo Parque Viva, con un llenazo en la presentación de su disco Morning View XXIII en el concierto que ofrecieron este domingo 23 de marzo en Costa Rica.
Fue casi cinco minutos antes de que saliera la banda estadounidense a escena cuando los asistentes llenaron el Anfieatro Coca-Cola. La espera del concierto se hizo más llevadera al ritmo de clásicos del rock en inglés que sonaban en los parlantes del lugar.
En medio de un espectáculo de luces, a las 8:02 p. m. salió a la tarima la banda completa, todos vestidos de negro y liderados por su vocalista Brandon Boyd, quien hizo enloquecer al público. Entre las luces y una introducción de su DJ, así dieron inicio a su espectacular show.
La primera canción que hizo resonar el recinto fue Nice to Know You, con la cual las casi 12.000 personas presentes alzaron sus manos, gritaron y brincaron.
“¡Hey, ¿cómo están?!”, fueron las palabras que Boyd pronunció en inglés para saludar a la audiencia, que, entre gritos, le dio la bienvenida a la agrupación. Los californianos presentaron un show visual que llevó a los asistentes por un viaje a través de sus mayores éxitos.
“¡Gracias!”, gritó el vocalista que llevaba puesta su tradicional chaqueta de cuero negra, con la que muchos presentes se identificaron en su vestimenta. La siguiente canción fue Wish You Were Here, que incluyó una parte a capela donde las voces de los costarricenses fueron protagonistas.
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Entre canciones, el vocalista dejaba pocas palabras, pero se le escuchó decir con una sonrisa: “Costa Rica”, antes de continuar con un espectáculo que combinó su banda de guitarra, bajo, batería y un DJ que con sus mezclas hizo del concierto una experiencia inolvidable.
Las siguientes canciones fueron Just a Phase, 11am y Blood on the Ground. Esta última fue ejecutada en la tarima donde estaba la batería, con una versión acústica, lo que hizo que el guitarrista cambiara de instrumento y el percusionista bajara del escenario.
La banda continuó con un formato que le bajó las revoluciones al show, ya que en la canción México, Boyd y su guitarrista Mike Einziger fueron los únicos que quedaron en escena bajo una tenue luz blanca, creando una sensación de privacidad y cercanía con su público. Incluso al final de esta pieza, el cantante apoyó su cabeza sobre el guitarrista y ambos lanzaron al piso la púa con la que tocaba la guitarra.
La emoción nuevamente se adueñó del escenario con la banda completa. Tras el conteo con los palillos del baterista, el público gritó a todo pulmón Warning, uno de los sencillos favoritos del disco, la cual incluyó al público que aplaudió y cantó al ritmo de la banda.
El show subió las emociones cuando el bajo se adueñó de las notas y la banda interpretó Have You Ever, cargada de un ritmo rápido y un juego de luces al compás de la música.
Are You In?, seguida por un pequeño extracto de In the Air Tonight y Under my Umbrella, una de las canciones icónicas de Rihanna, continuaron como parte del repertorio de la noche.
La canción que dio paso a sus más grandes hits fue Aqueous Transmission, posiblemente una de las piezas más fuertes de su álbum. Posterior a este tema, llegaron al escenario sus canciones más recordadas, apelando a la nostalgia del público que los ha escuchado por décadas.
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Ana Molly fue el primero de estos grandes éxitos. La canción lanzada en 2006, fue aplaudida por los presentes, seguida de The Warmth y Vitamin, interpretadas al mejor estilo del rock. Boyd cantó con su camisa abierta e incluso alzó la base de su micrófono mientras el público roqueaba con él y su banda.
Otro de los tributos fue para Glory Box de Portishead, una de las canciones icónicas de los años 90. Pero, como es de esperarse, lo mejor llegó al final. El gran éxito de 1999, Pardon Me, encendió al público.
El broche de oro llegó con Drive, posiblemente su canción más exitosa. Esta se estrenó en 1999 y, 26 años después, sigue causando la misma sensación de euforia en sus fans.
Incubus deleitó a su público costarricense con mucha energía, un juego de luces e imágenes, pero, sobre todo, con un repertorio que evocó desde lo nuevo hasta sus éxitos más recordados, en un recital inolvidable para los ticos.