Bajo la superficie de ruido y de tecnología yace un laberinto, y Rodolfo Arias Formoso se lanzó a explorarlo. Guirnaldas (bajo tierra) es su nueva novela –o muchas novelas–, y la editorial Lanzallamas la presentará esta noche en el Museo Calderón Guardia (barrio Escalante).
Guirnaldas es una novela compuesta de múltiples historias, hilvanadas en torno a la metáfora de una gran línea de metro que cubre todo San José. Cada capítulo es una estación; cada estación, la oportunidad de examinar los múltiples conflictos de la sociedad actual.
“Empecé a trabajar el laberinto como un símbolo, un concepto y un esquema subyacente en la sociedad contemporánea, en reemplazo del vector, de la línea recta, de las estructuras piramidales”, explica el escritor. Halló en el pensamiento posmoderno, con figuras como Gianni Vattimo y Jacques Attali, que la idea del laberinto calzaba con el engranaje de la sociedad.
Informático de profesión, encontró correspondencias en la tecnología. “La red de Internet es laberíntica. Se le llamó, en un principio, la autopista de la información, pero en realidad es el laberinto de la información. El mundo de hoy es multipolar, las relaciones y las reacciones entre personas no se establecen linealmente”, considera.
“La gente se mueve sin moverse físicamente, o se mueve físicamente sin moverse socialmente. La idea que andaba debajo de mi piel era hacer una novela que, de alguna manera, manifestara esa sensación de que la sociedad contemporánea es, básicamente, laberíntica”, explica el novelista.
Rutas alternas. En el centro de Guirnaldas , una granada estalla y dispara la multitud de eventos que reúnen a los personajes: un choque de automóviles. Un hombre toma una ruta alterna y se encuentra a un viejo amigo; otro muere; otros ven cómo cambia su vida por un accidente.
“Es una historia abierta, una historia en donde todos los hilos se dejan ir hacia una penumbra, un claroscuro y todo puede continuar”, considera Arias. Cada punto lleva a otro en este mapa imaginario: “Cualquier elemento de la novela está interconectado con cualquier otro elemento de alguna forma: causa y efecto, relaciones, cronologías, cercanías...”.
En la historia múltiple que se desenvuelve coinciden personajes de diversos orígenes: el empresario de vieja familia, la universitaria brillante, el mañoso callejero y un violento europeo, entre un abanico amplio de nuestra sociedad.
“Acaba construyéndose una especie de mural de la Costa Rica contemporánea, de la Costa Rica laberíntica, entrelazada, entremezclada, globalizada”, declara el autor. “La tecnología afecta profundamente la relación entre las personas y afecta la autoimagen, el yo se reconfigura”, añade.
¿Ha sido su proyecto más ambicioso? “Desde el punto de vista del juego de estructura y construcción de subhistorias, sí puedo considerar que es la más compleja, aunque otros trabajos tendrían ambiciones de otra índole”, comenta. A diferencia de otras empresas literarias, en esta ocasión, Arias vio la estructura desde el principio; escribirla fue edificarla, reforzar sus vigas y pulir la narración.