Corría 1986 y Rubby Pérez ya era una de las piezas fundamentales de la orquesta de Wilfrido Vargas, teniendo a cargo la interpretación de muchos de los éxitos de la agrupación. En aquel año, ambos artistas aterrizaron en Costa Rica por un motivo especial: desde Panamá les llegó el rumor de que en suelo tico había un hombre que “cantaba como Jorge Gómez (otro de los vocalistas del conjunto merenguero)”.
Ese hombre era Gene Chambers, que para entonces andaba de evento en evento con el Grupo Marfil. Chambers conversó con La Nación y recordó su historia con Rubby —quien falleció trágicamente este 8 de abril— la cual empezó en la antigua discoteca Leonardo’s de Paseo Colón y acabó por cambiar su vida artística.
De acuerdo con Gene, Wilfrido Vargas asistió al centro nocturno, donde Marfil se había presentado. Vargas no perdió el tiempo y directamente le pidió que “le cantara algo”. Ese algo, cree recordar el cantante tico, fue Angelitos Negros.
Una vez pasada la prueba vocal, Wilfrido encargó a Rubby Pérez que le enseñara los pasos básicos de merengue. Pérez y Chambers se encerraron en una salita y, al salir, la sentencia del ícono dominicano a Vargas fue más que alentadora: “este hombre es un gran bailarín, baila mejor que yo”.
A partir de ese momento, Gene comenzó a ser ficha de la famosa orquesta de merengue y con el tiempo, gracias a los halagos de Rubby, se volvió el coreógrafo de la agrupación.
Pero que Chambers considere que Rubby cambió su trayectoria, no solo se debe a cómo influyó en que tomara protagonismo en la banda. El cambio inició antes, cuando las palabras del intérprete de Volveré convencieron a Wilfrido de ficharlo. Esto debido a que, simultáneamente, el artista nacional había recibido una oferta de la agrupación alemana Boney M., eternamente recordada por su canción Rivers of Babylon.
Es decir, sin la influencia de Pérez, probablemente Gene se hubiera enrumbado hacia Europa, quién sabe con qué destino por delante, y se habría perdido el lustro de éxitos, conciertos y giras por el mundo con la Orquesta de Wilfrido Vargas.
Posteriormente, aunque Rubby y Wilfrido tuvieron sus diferencias, y Pérez acabó por salir del grupo, la amistad que sostuvo con Gene se mantuvo hasta su fallecimiento.
“Me dolió tanto (la muerte de Rubby) que a veces cuando hablo de eso me dan ganas de llorar, pero no quiero llorar. Porque Rubby Pérez era una persona muy especial y no habrá otro como él. No habrá otro Rubby Pérez, porque tenía una voz agradable, y aparte de eso una tesitura increíble”, declaró conmovido.
“Podía cantar 24 horas sin comer nada y tenía la misma voz, no se ponía ronco. Nadie más que él puede hacer eso”, añadió.
El excantante de Marfil asegura que estaba en contacto constante con su colega dominicano, y que juntos vivieron momentos muy especiales, como ser parte de una gira de Celia Cruz.
“Él tenía un público que lo seguía mucho por su calidad de persona y de cantante. Doy gracias a Dios por haber conocido a esa persona tan humilde y tan echada para adelante. Fue incansable y logró lo que quería. Nació con esa voz, que fue un don que Dios le dio, y cuando tenemos un don hay que aprovecharlo porque nada dura para siempre”, afirmó el vocalista tico.
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Por otra parte, Gene recalcó que la calidad artística de Pérez lo llevó a codearse con grandes artistas, despertando la admiración de muchos. Incluso, rememoró un curioso episodio durante la grabación del disco homenaje a José José, que realizó Cristian Castro.
Rubby visitó aquella producción y, según asegura Chambers, dejó boquiabierto al Príncipe de la Canción. Incluso, musicalmente, hizo sentir pequeño a Castro.
“José José lo llamó: ‘Ven acá, Cristian. Oiga a este señor cantando las canciones, pero canta más alto que usted’. Y comenzó Rubby Pérez a cantar... a él (Cristian Castro) le dio pena porque al lado de Rubby Pérez, ólvidate”, relató.