Anochece en la capital y, poco a poco, se llenan los teatros y los cines. Los aficionados a las películas, a las obras escénicas y a la música corren para llegar a tiempo a sus funciones, casi todas a la vez y esparcidas por todo el centro.
Acaba la presentación y comienza la huida: taxis, buses y autos parecen querer escaparse de la desconocida noche josefina. Sin embargo, aparte de la conocida oferta de bares de toda categoría, San José se ha llenado de una oferta culinaria diversa, tanto en calidad como en estilo.
Recorrimos las calles cercanas a la avenida central y a la segunda, nos dimos un paseo por barrio Amón y encontramos visiones que coinciden: algo está pasando en la ciudad.
Opciones novedosas. Muy cerca de la plaza de la Democracia brotó, sin avisar, un rincón de Roma. Los aromas italianos atraen a Sapore Trattoria, 75 m al oeste de la plaza. Es una esquina discreta, un local con tenue iluminación e imágenes de la Roma más clásica en sus paredes: el Fiat Cinquecento, Sofia Loren, la Vespa y Alberto Sordi son josefinos en Sapore.
“Nací en Roma, llevo siete años en este país, y quería hacer un concepto que representara de forma auténtica cómo comen los italianos y, especialmente, los romanos”, explica el dueño, David Eminente. Para Eminente, la comida italiana a la que están acostumbrados los ticos está “americanizada”, y poco tiene de los auténticos sabores de Roma y otras ciudades. Así que quiso traer esa experiencia a un sitio relajado y ameno.
“La cultura romana es de compañía, de grupos de personas que gustan de la diversión y comer bien, tener una experiencia gastronómica en un ambiente agradable y divertido. Quiero que se pueda disfrutar con todos los sentidos”, añade Eminente. Así, el menú incluye pastas y pizza romana, delgada y crujiente, especiales de carne y pescado, y múltiples antipasti .
Eminente explica que se estableció ahí haciendo una apuesta y aceptando un reto. “ Hay que descubrir las bellezas de San José, que están un poquito escondidas”, destaca.
Del mismo modo, Amón Solar se planteó el reto de llevar un centro de cultura dinámico y activo cada noche a Amón, un barrio que contrasta la soledad con la profusión de hoteles de toda clase. El local se encuentro 400 metros al norte del AutoMercado, en San José.
José María Alfaro es uno de los encargados del proyecto, que incluye el bar El Sótano, que, en apenas tres meses, se ha convertido en punto de encuentro para los amantes del jazz . “El proyecto es un centro cultural para artes escénicas y plásticas. La idea es generar otro punto de desarrollo en ese sentido en barrio Amón, que se una a las iniciativas existentes en el barrio, para generar un ambiente que propicie el desarrollo en esa zona”, comentó Alfaro.
El menú de inspiración mediterránea se sirve hasta la 1 a. m., mientras continúan conciertos y obras de teatro. Se pueden ordenar tablas de quesos, ensaladas mediterráneas, fajitas y otros platos fuertes y ligeros.
“No es solo música, teatro o galería. Tiene la posibilidad de ir a comer, tomarse un trago, ver jazz , ver una obra de teatro o apreciar arte”, describe Alfaro. El proyecto se encuentra en plena construcción, pues es la idea de los dueños que el mismo espíritu de sus visitantes lo haga crecer.
“Una de las cosas bonitas que tiene el vivir en el centro de la ciudad es vivir la cultura”, dice Alfaro. Todavía hay oportunidad de que la gente se involucre en el proyecto con iniciativas e ideas.
“Nosotros, desde que abrimos las puertas y antes, empezamos a invitar a artistas. El espacio está a disposición de ustedes. Una de las cosas que nos gusta es que cada artista ve el espacio desde un ángulo diferente”, celebra Alfaro.
Parada obligatoria. San José también está lleno de clásicos sitios para cenar, cuyos nombres ya conjuran una atmósfera particular. Quizás Wong’s sea uno de los más curiosos. El popular restaurante chino siempre está repleto las noches de viernes: el dim sum, las pequeñas porciones de comida cantonesa liviana, son una institución.
Rollos de camarones, sopas de arroz, pasteles de tiquizque, pasteles de crema... Son las pequeñas sorpresas las que atraen a Wong’s. Situado en Cuesta de Moras, contiguo al Teatro Lucho Barahona y muy cerca de otros escenarios (como el bar Lobo Estepario y Rayuela), es el sitio para cenar con un grupo de amigos.
Sobre la avenida segunda, un sitio de similar encanto y menú, el Dragón Oriental, se esconde en un segundo piso cerca de la entrada al paseo de los Estudiantes. Reservado y sereno, el Dragón es un sitio para probar un toque de Asia y hablar en calma.
Otro clásico es Chelles, abierto las 24 horas y visita obligatoria para turistas locales e internacionales. Chelles es para los platillos tradicionales: gallo pinto, empanadas, casados, pollo, bocadillos para picar y cervezas. Su ambiente de nostalgia retiene a los clientes conversando por horas y hasta sirve desayuno para los que prolongan su salida hasta el amanecer.
A la salida del teatro, aún hallará restaurantes como El Patio del Balmoral y grandes bares con bocas tradicionales de lo largo de la avenida central.
Esta noche, cuando salga del teatro o del cine, no huya. Dele una oportunidad a San José. Explore y, luego, recomiéndenos esos lugares que no deberíamos perdernos.
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