Con su interpretación de Catherine Tramell en Bajos instintos, Sharon Stone se consagró como una de las figuras más reconocidas de Hollywood durante los años 90. La escena en que cruza sus piernas quedó grabada en el imaginario colectivo, pero detrás de ese instante se oculta una historia atravesada por la traición y manipulación.
Al cumplirse 33 años del estreno de la película, resurgieron declaraciones de la actriz que revelan que el tiempo no ha sido suficiente para sanar todas las heridas. En su libro La belleza de vivir dos veces, publicado en 2021, Stone ofreció una versión descarnada y honesta de aquel momento.
La actriz reveló que no sabía que su cuerpo sería expuesto de forma tan explícita hasta que vio la película completa durante una proyección repleta de agentes y abogados. La sorpresa fue mayúscula, ya que en el set le habían asegurado que “no se veía nada” debajo de su vestido blanco.
Stone relató que, tras la función, se dirigió a la cabina de proyección y abofeteó al director Paul Verhoeven. Indignada, contactó a su abogado Marty Singer y él le confirmó que la toma no podía incluirse en la película sin su consentimiento expreso. Incluso, tenía la posibilidad de detener el estreno por la vía judicial.
Sin embargo, la actriz optó por dejar la escena tal como estaba, por el “bien” de la obra, que hoy es considerada una joya del sétimo arte.
Más allá de la traición, Stone confesó que el rodaje le dejó secuelas físicas y emocionales. Durante esa etapa sufrió episodios de sonambulismo y pesadillas intensas que, según escribió, aún pesan sobre su memoria.
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