La escena de un cuerpo inconsciente en el piso de un cuarto de hotel con heroína, fármacos y alcohol en las venas se ha tornado recurrente, no solo en la ficción y el drama de las pantallas, sino en el mundo real de actores y músicos que cayeron de la cima de la fama a un foso.
El ejemplo más reciente es el del actor de la serie Glee , Cory Monteith, para quien la rehabilitación fue tan solo un cliché más en la burbuja de las adicciones.
El 13 de julio, Cory no se presentó al front desk del hotel Fairmont Pacific Rim, en Vancouver, para devolver las llaves de la habitación en la que, inexplicablemente, se encontraba hospedado. Mientras los funcionarios del hotel tomaban la decisión de ingresar al cuarto, el actor de 31 años hacía, el check-out de este mundo.
La autopsia reveló una mezcla de heroína con alcohol, una presunción que la prensa ya manejaba desde que se difundió la noticia sobre su fallecimiento.
También en una habitación de hotel, esta vez sumergida en la bañera del Beverly Hilton, hallaron a Whitney Houston. Su verdugo: una sobredosis de cocaína que pudo haber acelerado su corazón hasta el punto fulminante de un paro cardíaco. Los análisis también revelaron la presencia colateral de fármacos y marihuana.
A la legendaria Janis Joplin, símbolo de la rebeldía de los años 60, la hallaron tirada al lado de su cama del hotel Landmark Motor, en Hollywood. Ella recibió una dosis demasiado pura de heroína, pero nunca se encontraron las jeringas.
Por su parte, la modelo de Playboy Anna Nicole Smith también falleció en el interior de un hotel de Florida. Su exnovio, Howard K. Stern, y su expsiquiatra, Khristine Eroshevich, fueron condenados por suministrarle fármacos de forma ilegal .
Smith murió ahogada en su propio vómito, tras la administración de antidepresivos, píldoras para adelgazar, metadona, hormonas para el crecimiento, vitamina B-12, antibióticos y un somnífero denominado cloralhidrato.
Un lecho de muerte similar tuvo el exbajista de Slipknot Paul Gray, a quien encontraron inerte en un hotel de Iowa. El músico, quien tuvo una larga relación con las drogas, murió intoxicado por morfina y un sustituto sintético mucho más potente llamado fentanilo.
Además, el bajista fundador de The Who, John Entwistle, murió poco antes de su primera gira por Estados Unidos. Él regresó a su habitación en un hotel de Las Vegas junto a una groupie . A la mañana siguiente, ella despertó al lado del cadáver. Entwistle tuvo un paro cardíaco por consecuencia de una sobredosis de cocaína.
Atroces adicciones. Entre los recuerdos que se mantienen frescos, destaca el de Chris Kelly, el rapero juvenil de Kris Kross que se ganó al público con los pantalones al revés y su pegajoso tema Jump .
La madre del artista conocido como Mac Daddy, Donna Kelly Pratte, había tenido que lidiar con una historia plagada de cocaína y heroína. La noche del 30 de mayo de este año, ella misma lo llevó a su apartamento para que se recuperara de lo que parecía simplemente otro episodio. Ese sería su último adiós, pues al día siguiente, Donna anunciaría a los medios la lamentable noticia.
Aunque los exámenes toxicológicos solo determinaron que hubo sobredosis sin especificar las sustancias, la madre de Kelly lo tenía claro: heroína más cocaína.
El misterio aún rodea la muerte de Jim Morrison, un consumidor habitual de drogas duras considerado uno de los 100 mejores vocalistas de todos los tiempos por la revista Rolling Stone .
Se especula que el artista compró heroína y se drogó en un baño de la discoteca Rock ‘n’ Roll Circus, en París, y que, para evitar un escándalo, su cuerpo fue llevado a su apartamento. Sin embargo, nunca se realizó la autopsia.
Otra celebridad que falleció en un club fue el actor, cantante y guitarrista River Phoenix. El 30 de octubre de 1993, fue invitado a tocar a The Viper Room, entonces propiedad de Johnny Depp. El artista habría aspirado Persian brown , una variante de la heroína.
Phoenix comenzó a convulsionar en la acera, justo en frente de su hermano menor, Joaquín. Los paramédicos intentaron reanimarlo.
El exbajista de Sex Pistols, Sid Vicious, falleció por una dosis de heroína que le suministró su propia madre en medio de una fiesta que le organizó para festejar que fue liberado de prisión, pues era sospechoso de un homicidio. Se durmió y nunca despertó.
La excéntrica cantante Amy Winehouse representa uno de los más recientes duelos del mundo de la música. Ella admitía tener problemas con las drogas, con la depresión y trastornos alimentarios.
Todo culminó con tres botellas de vodka que la acompañaron en su coma final.
Otra escena impactante ocurrió cuando hallaron el cadáver de Layne Staley, vocalista de Alice In Chains, en estado de descomposición. Ocurrió en abril del 2002. Habían pasado dos semanas desde que se administró un fatal coctel de heroína y cocaína llamado popularmente speedball .
El cuerpo yacía sobre un sofá, iluminado por el televisor encendido. Fue reconocido solo gracias a un estudio de su dentadura.
Funestas recetas. La falta de sueño y la ansiedad han llevado a la tumba a muchas otras celebridades que se excedieron en el consumo de sedantes, analgésicos y somníferos en busca de su estabilidad y su paz mental.
Entre ellos, escribieron su propia página en el libro de las sobredosis los actores Heath Ledger, Brittany Murphy y Marilyn Monroe; el rey del pop, Michael Jackson, y quien hubiese sido su suegro, Elvis Presley; el baterista de The Who Keith Moon; el guitarrista de Def Leppard, Steve Clark; así como el inolvidable guitarrista Jimi Hendrix, quien murió al aspirar el vómito que le provocó una intoxicación con nueve pastillas para dormir y una ingesta excesiva de alcohol.