Y es que no bien trascendió “la muerte” de su personaje, la semana pasada, y por ende el finiquito del contrato del papel que lo catapultó, cuando se encendió la polémica por el costoso divorcio que estaría afrontando.
De acuerdo con varios medios mundiales, el actor anunció en enero que se divorciaba de su compañera por 15 años, Jillian Fink.
En abril, según confirmó en estos días el propio Dempsey, empezaron a correr rumores de que su personaje sería “eliminado”, lo cual lo tomó por sorpresa porque aún le restaban dos años de contrato.
En pleno vendaval, ahora, el actor decidió vender su casa de Malibú, comprada en el 2009 por $7 millones y por la que ahora pide $15 millones, en vista de las remodelaciones y agregados que le realizó.
Simultáneamente la pareja está ensarzada en una batalla legal no solo por los bienes habidos dentro del matrimonio, si no por el acuerdo de manutención y de visitas de los tres hijos que tuvieron, Tallulah Fyfe, de 12, y los gemelos Sullivan Patrick y Darby Galen, de 7 años de edad.
El actor declaró a Entertainment Weekly haber sido informado del futuro oscuro de su personaje gracias a cotilleos. “Todo el mundo sabía que era mi último capítulo”, reveló Dempsey, quien aseguró que está “todavía digiriendo” la desaparición de su personaje en la popular serie televisiva. Por lo pronto, está dedicado a su otra gran pasión: las carreras profesionales de autos.