“En el set no cometí ningún error, pero fue difícil. La temporada dos sería la peor para mí. No sabía lo que estaba haciendo Daenerys. Si soy honesta, cada minuto de cada día pensé que me iba a morir", reveló Emilia Clarke en un ensayo que salió a la luz el 20 de marzo.
La frase escrita por Emilia Clarke, la actriz que interpreta a la poderosa Daenerys Targaryen en Game of Thrones, en un ensayo en la revista The New Yorker, no tiene nada que ver con los nervios ni la responsabilidad de ser la protagonista de la serie más popular. Lo que cuenta Clarke en el texto publicado ayer es la experiencia de sufrir dos aneurismas y varias operaciones cerebrales que casi acaban con su vida, justo cuando su carrera como intérprete exitosa apenas estaba comenzando.
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En el ensayo en el que revela por primera vez lo que le sucedió, la actriz relata cómo fue que un tiempo después de terminar de grabar la primera temporada de la serie y mientras se preparaba para la gira para promocionarla sufrió un doloroso colapso en el gimnasio. Rápidamente descubrieron que tenía una hemorragia cerebral que debía ser operada de inmediato. Se trataba de un tipo de aneurisma, explica Clarke, que un tercio de los pacientes que lo sufren no logra sobrevivir. Aun si la operación, como sucedió en su caso, resulta exitosa.
Lo que siguió a la intervención fue un período crítico de dos semanas en el que la actriz parecía estar recuperándose.
“Una noche, pasadas esas dos semanas, una enfermera me despertó y, como parte de unos ejercicios cognitivos me preguntó mi nombre. Mi nombre completo es Emilia Isobel Euphemia Rose Clarke. Pero en ese momento no podía recordarlo. En su lugar unas palabras incomprensibles salían de mi boca y entré en pánico. Nunca experimenté un miedo semejante. Podía ver cómo sería mi vida de ahí en adelante y para mí no tenía sentido seguir viviendo así. Soy actriz. Tengo que poder recordar mis líneas. En ese momento no podía ni acordarme de mi nombre”, explica Clarke en el texto donde también repasa su infancia, su sueño de ser actriz y como empezó a cumplirlo cuando fue contratada para Game of Thrones.
Su relato detalla cómo pudo realizar las entrevistas luego de su primera operación -gracias a la morfina-, el segundo aneurisma que le descubrieron unos años después y cómo una nueva intervención volvió a poner en riesgo su vida.
“Me pasé otra vez un mes en el hospital y por momentos perdí toda esperanza. No podía mirar a nadie a los ojos. Sentía una ansiedad terrible, tenía ataques de pánico (...) Estaba convencida de que no iba a sobrevivir”, escribe la actriz que ahora, con el final de la serie en el horizonte, decidió contar en sus propias palabras lo que le sucedió, además de anunciar la creación de una fundación para ayudar a las víctimas de enfermedades neurológicas.
“Después de tanto tiempo de silencio estoy contando toda la verdad. Créanme: sé que no soy única, sé que no estoy sola. Innumerables personas han sufrido peores cosas que yo, sin los cuidados que tuve la suerte de recibir”, finaliza.