A Anna Chlumsky es fácil reconocerla. Su rostro quedó en la memoria de una generación completa al interpretar a Vada Sultenfuss, una inquieta y dulce niña en la exitosa película Mi primer beso (My Girl, 1991), junto a Macaulay Culkin.
La ingenua historia sobre la transición a la adolescencia, cuyo argumento se desarrollaba en 1970, en Pensilvania, se convirtió en un clásico inesperado del cine de la década de 1990. Lanzó a Anna al estrellato con apenas 11 años. De pronto, su rostro era portada de revistas y su nombre estaba en los periódicos.
La fama era algo a lo que no estaba acostumbrada, pues en ese entonces solamente había participado en algunos comerciales de televisión y como extra en algunos filmes, pero nada que fuera masivo.

Con Mi primer beso era diferente, pues era la coprotagonista de Culkin, quien era la estrella del momento. Entonces vinieron los premios y el reconocimiento dentro de la industria de Hollywood y, al cabo de tres años, a los 14, ya estaba protagonizando Mi primer beso 2. Sin embargo, Anna Chlumsky seguía sintiéndose incómoda siendo famosa, experimentaba que ser una figura pública le robaba su adolescencia y decidió retirarse.
“Hay un gran punto ciego social sobre la gente joven que está en el ojo público. No se trata solo de actores y personas en el ojo público, sino de atletas, músicos, incluso ahora de estas personalidades en internet. Los niños no tienen agencia y esa es una de las cosas que hay que aprender”, dijo Anna en una entrevista con Ed Cummings, crítico de The Independent.
Así que cuando de repente pones presiones profesionales, financieras, adultas, públicas y a menudo sexualizadas, sobre ellos, no solo los abres a un mundo que los está mercantilizando y cosificando. También los estás retrasando en su capacidad de desarrollo. O sea, que cuando se enfrentan con la vida adulta, las herramientas no están ahí”, agregó la actriz.
Tras retirarse, la adolescente Anna decidió concentrarse en su carrera universitaria y recuperar un poco de los años que no disfrutó como ella hubiese querido: como niña y joven, sin presiones mediáticas por su físico o su forma de actuar.

Anna estaba cansada de lidiar con las críticas y con el hecho de que le dijeran qué tenía que hacer. O aún peor, le decían quién tenía que ser para agradar a los demás y ser parte de la industria.
“Durante mi adolescencia me decían que era demasiado gorda o demasiado fea (...). Vives en un sistema de riesgo-recompensa y yo no estaba recibiendo mucha recompensa. Siempre quise ir a la escuela y obtener mi educación, así que lo hice. Y me alegro de haberlo hecho”, comentó a la revista People.
Ocho años más tarde, en el 2002, Anna se graduó de la carrera de Estudios Internacionales de la Universidad de Chicago. Posteriormente, Chlumsky trabajó como verificadora de datos para la guía de restaurantes Zagat y fue asistente editorial en Harper Collins.
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“Los años que pasé alejada, definitivamente, me dieron perspectiva. Ir a la universidad fue mi primer acto de luchar por mí misma y preguntarme qué era lo que quería, tomando mis propias decisiones. Tienes que empezar en algún lado, si es que no pudiste empezar a la edad adecuada”, dijo al medio la reconocida actriz, quien actualmente tiene 41 años.
Cuatro años más tarde, en el 2006, Anna decidió retomar la actuación pero ahora por decisión propia y a su manera. Lo primero que hizo fue ingresar a la escuela de teatro Atlantic Acting School, de Nueva York, para prepararse profesionalmente.
De esta manera regresó con algunos pequeños papeles en series y producciones independientes de cine. Hasta que en el 2012 se integró a la serie Veep, como parte del elenco principal, dando vida a Amy Brookheimer. Además, se convirtió en una estrella de Broadway.
“Me dije a mí misma que le daría un año (...) y luego dije: ‘No le daré a esto (la actuación) un año. Me encanta. Le daré a esto el resto de mi vida’”, añadió a People.
Nueva fama
Anna reconoce que ha querido dejar atrás a Vada Sultenfuss y el recuerdo de Mi primer beso; sin embargo, parece que eso es imposible. La actriz cuenta que siempre le preguntan por la cinta y asocian su rostro al de aquella inocente niña.
“¿Alguna vez te cansaste de hablar sobre ese recital que hiciste cuando tenías 10 años? (...). A pesar de que han pasado 30 años, la gente todavía quiere decir, ‘Oh no, eres tú’. Es realmente extraño. Solía pensar que era aburrido, pero ahora tengo que pensar que hay algo más”, afirmó en una entrevista con la revista especializada Elle.
Y es que, realmente, hay algo más. El pasado 11 de febrero Netflix estrenó Inventando a Anna, la serie basada en la historia real de Anna Delvey, una joven que estafó a la élite de Nueva York.

En la exitosa serie documental, que se ha posicionado en el top 10 internacional, Chlumsky interpreta a Vivian Kent, una periodista ambiciosa quien intenta contar la verdadera historia de Delvey (interpretada por Julia Garner) y cómo logró su cometido.
“Siempre estuve muy interesada en interpretar a una periodista porque admiraba la capacidad de preguntar lo que quisieras. Siempre me interesó el periodismo crítico, el de guerra y cosas así. Y luego, cuando llegó este trabajo, dije: ‘Oh. Esto es más parecido a lo que he querido toda mi vida’”, añadió a Elle.
En su tiempo, lejos de Hollywood, Anna conoció al veterano del ejército Shaun So, con quien se casó en el 2008 y formó una familia. Actualmente la pareja tiene dos hijas: Penelope Joan y Clara Elizabeth.