
Casi se podría apostar a que no hay familia sin dramas internos. Sin embargo, hay clanes cuyos asuntos van más allá de las meras rencillas; familias que cargan con un muerto en la consciencia.
Entonces, el miedo, la desolación y la culpa sacan a relucir lo peor de cada uno de sus miembros.
De hecho, las traiciones, secretos e incertidumbres son los componentes principales de la segunda temporada de la serie Bloodline, una producción original de Netflix.
La trama inició cuando el hijo pródigo de la familia Rayburn, Danny (Ben Mendelsohn), regresa a casa en el cuadragésimo quinto aniversario de bodas de sus padres, Sally (Sissy Spacek) y Robert Rayburn (Sam Shepard).

Su retorno, luego de tantos años, pone nerviosa a toda la familia, y no es para menos: era el único de los hermanos Rayburn que tenía las agallas para desvelar los más profundos secretos de la acomodada y prominente familia, dueña de un lujoso hotel en los Cayos de Florida.
La primera temporada mantuvo las emociones al tope y, como era de esperarse, se hizo merecedora de nominaciones a los Globos de Oro y los Emmy.
Sin embargo, el desarrollo tan atrevido de la trama se convirtió en un arma de doble filo para el libreto.
Si usted aún no ha visto Bloodline y pretende hacerlo pronto, le advertimos que la información contenida en los siguientes párrafos podría arruinarle algunas sorpresas (alerta de spoilers ).
Durante la primera temporada, Danny se convirtió en el personaje central de la historia. Su llegada no solo incomodó al resto de la familia, sino que utilizó la propiedad costera de los Rayburn para el trasiego de drogas.
Por supuesto, su hermano John (Kyle Chandler), un detective del condado de Monroe, no tardaría en descubrir su secreto y alertar al resto de sus hermanos. Danny se había convertido, de nuevo, en la oveja negra de la familia y ninguno de los Rayburn sabía cómo manejar la situación.
Sin embargo, la ira y la frustración suelen ser más poderosas que la razón y el propio John se encargó de acabar con el problema, con todo lo que eso implicaba.
Aniquilar al personaje central de la trama impuso un reto complejo para los creadores de Bloodline (Glenn Kessler, Todd A. Kessler y Daniel Zelman), pues debían hallar elementos lo suficientemente fuertes y atractivos para sostener la audiencia a lo largo de esta segunda temporada.
Por eso, estos nuevos 10 episodios –tres menos que los de la primera temporada– pondrán la lente sobre las secuelas del crimen de John, así como en los matices ocultos de la historia de Danny.
“En la segunda temporada, verán a los personajes que están atados por un terrible, terrible secreto, un acto atroz que cometieron juntos”, asegura el actor Norbert Leo Butz –dos veces ganador del Tony–, quien interpreta a Kevin, el menor de los Rayburn. “Verán lo que eso ocasionará a sus psiques y a su capacidad de seguir adelante con sus vidas”.
“Es, en realidad, uno asunto de supervivencia para todos ellos. Estamos haciendo lo que sea necesario para seguir a flote, porque si nos atrapan, sabemos que la vida, tal y como la conocemos, se habrá acabado”, dice Linda Cardellini, en el papel de Meg, la única mujer entre los hermanos Rayburn.

Sin embargo, el drama puede empeorar con las adicciones de Kevin y la mudanza de Meg a Nueva York para continuar con su carrera como abogada. Mientras tanto, John se encargará de mantener en las sombras el asesinato de Danny de la única manera que conoce: lanzarse de lleno a la política, con la esperanza de ser electo como el nuevo alguacil del condado, de acuerdo con un boletín de Netflix.
“No hay manera de que John pueda superar lo sucedido”, afirma Kyle Chandler.
“Es como si hubiese metido el pie en un balde de alquitrán y no pudiese sacarlo de ahí. Cada vez que una nueva situación aparece, el alquitrán se vuelve más profundo y más firme y lo deja atascado”, añade el actor.
Sin embargo, habrá otra llegada inesperada que atizará las tensiones entre los Rayburn: la de Nolan, el hijo de Danny.
El papel es interpretado por Owen Teague, quien ya había aparecido en la serie como Danny en sus tiempos de juventud, debido a su gran parecido físico con Mendelsohn.
El adolescente fue criado por una madre emocionalmente inmadura, sentimentalmente dañada , inestable a nivel financiero y con un desorden de prioridades, entre las que Nolan aparece en los últimos lugares. Esta mujer, Evangeline, es interpretada por la actriz británica Andrea Riseborough.
El muchacho sabe que no desea seguir el camino de su madre, muy a pesar del ejemplo que representó su padre, quien en realidad estuvo ausente. En un arranque de impulsividad, el muchacho llegará al hotel de los Rayburn y, sin proponérselo, consigue que la memoria de su padre continúe viva (y atormente más) entre los hermanos de Danny.
“Pese a que está muerto, aún está en control de todo, y todavía tiene en la palma de su mano a la familia Rayburn”, explica Teague. “Es como si supiera exactamente lo que la familia haría tras su muerte y estuviera aún controlando toda la situación”.

¿Será igual de atrapante?
Nicke Venable, del sitio Cinema Blend , alabó el desarrollo del inicio de la serie, pero es de los que opinan que una segunda temporada jamás podría ser tan efectiva como la primera. “Danny es el catalizador de la miseria de todos, y esta serie posiblemente no pueda seguir sin él”, comentó.
“Siendo completamente honesto, es definitivo que estaría dispuesto a ver más del drama de los Rayburn en una segunda temporada de Bloodline . Pero no lo necesito, ni nadie, porque la primera temporada siempre estará allí para nosotros”, añadió.
Aunque el capítulo inicial de la serie aún no ha sido revelado, lo cierto es que Bloodline carga a cuestas, además del costal de traiciones de los Rayburn, con un puñado de altas expectativas.
Véalo. Viernes 27 de mayo. Netflix: www.netflix.com