La primera respuesta que dio Édgar Silva en esta entrevista fue precedida por un suspiro. Ver su sueño profesional materializado, a partir de este martes, llena el corazón del comunicador con una mezcla de ilusión y nervios, a pesar de sus 23 años en el ejercicio del periodismo.
Hoy, a las 8 p. m., el guanacasteco presentará el estreno de su programa de entrevistas, Las paredes oyen , espacio en el que la sencillez del set dejará que el gran protagonista sea el entrevistado.
Silva se ha preparado para este momento, años de estudio y una credibilidad profesional lo amparan. Hoy es la primera parte de la prueba final, el producto que tanto esperó llegó y de su mano, diferentes invitados tienen la oportunidad de decir sus verdades y de contar sus historias.
El programa es su sueño cumplido, ¿cuántos años esperó?
(Suspira profundamente y lo piensa). Se me hace difícil recordar en qué momento comenzó de manera puntual, pero estos días he venido recordando que a los 17 años, en Estados Unidos, descubrí a Bárbara Walters y esa forma de entrevistar me llamó mucho la atención. Yo decía: ‘Que vacilón como esta señora logra que el personaje que no conozco responda las preguntas, que me impresione y me tenga atento’.
¿Por qué decidió que este era el momento para hacerlo?
Creo que en la última etapa de mi carrera puedo dedicarme a esto, pero honestamente me tropecé con la oportunidad y creo que tenía la suficiente madurez y suficientes escrúpulos para tomar semejante aventura.
“Le decía a un amigo que debo estar agradecido con la vida porque muchos colegas sueñan con la posibilidad de lo que me está pasando a mí. Puedo decir que venía echando cosas en el saco con el objetivo de usarlo en esta expedición, pero la expedición se me adelantó con lo que yo tenía planeado. Ahora lo que toca honestamente es disfrutarlo”.
¿Siente nervios o miedo ante el estreno?
Tenía la duda si de verdad tendré la capacidad, o seré el gallito que la gente piensa. En los últimos días, he tenido ese sentimiento que no quiero llamar miedo, he tenido esa inquietud, un susto por llamarlo de alguna manera; aunque en los últimos días se ha venido dando situaciones que me hacen sentir que la cosa va por buen camino y tiene buena recepción como el interés de los colegas de la prensa por el programa o la reacción de los patrocinadores.
¿Ahora con este programa ha tenido que trabajar más horas extras?
Por dicha, la estructura de formatos me ha permitido concentrarme en lo importante para mí que es los personajes y las entrevistas. Varias de las entrevistas las llego a trabajar en la noche en mi casa, cuando no suena el teléfono, cuando mi esposa se va a acostar. Apago el tele y me pongo a revisar y a recopilar los datos, a escribir las sensaciones que me da lo que estoy leyendo, a hacer las entrevistas.
¿Cómo hace la selección de los invitados?
Ese es un dato interesante. Por ejemplo, un criterio que utilicé para escoger a Mateo Quintavalle fue porque él fue un tipo mediático y luego desapareció ; la gente se olvidó de él y él se aisló de cierta manera, ahí estaba germinando la información y la gente quiere saber qué pasó con esos personajes. Otro ejemplo fue con Pilo (Obando), él entró un proceso de enfermedad y dije ‘pucha hay que hablar con él, es un personaje nacional, de todos’.
Fue difícil coordinar con él porque en el tratamiento de hemodiálisis estaba complicado; hemos buscado otros personajes que han estado alejados del medio y es gente que quiere hablar y nosotros queremos que hable.
¿Alguien se le ha negado?
Sí, pero yo no pierdo la esperanza, puede ser que no estén preparados todavía.
¿Le pusieron condiciones para alguna entrevista?
Nadie, vieras que eso me hace sentir muy bien. Por ejemplo, la ansiedad con la que vino Quintavalle para contar su historia; ¡pucha es que te lo van a confiar a vos, es magnífico! Tengo que reconocer que he tenido el tino para que la gente me tenga confianza, que yo no soy un matalascallando y que no le voy a meter una puñalada por detrás.
Con Pilo y Quintavalle pasó una coincidencia lamentable, el fallecimiento de ambos personajes...
Alguna gente pensó que iban a ser los primeros programas, pero me hubiera parecido de mal gusto utilizar el morbo. En ambos casos fueron personas tan introspectivas que hicieron un recorrido por sus vidas; es una coincidencia que tengamos la oportunidad de que la gente conozca su vida.
Había contado que Pilo quería seguir la entrevista, pero usted la detuvo...
Previo a la entrevista se le había subido la presión y apenas se sintió bien comenzamos, pero tuve que detener la conversación en un momento porque se veía enfermo. No me voy a arrepentir de esta decisión, porque antes de ser periodista soy una persona y debo respetar la dignidad y la integridad de los demás, y yo por meter el dedo en la llaga y seguir no lo iba a hacer.
Decidí ser cauto y terminar la entrevista, él al final me reclamó ‘diay hubiéramos hablado más’, pero le dije que no quería desgastarlo y él lo entendió.
¿Hay alguna entrevista que le ha costado conseguir?
Hay varias, a alguna gente le da miedo. Me ha costado con gente que no es mediática con gente que no tiene la costumbre, pero vamos a seguir insistiendo porque son historias que tienen que conocerse.
¿Cómo va a lidiar con las críticas que podría haber sobre aprovecharse de las lágrimas de otros para hacer el programa?
Un programa de entrevistas pretende explorar las emociones porque es donde uno es más honesto, pero no es necesario creer que la gente está triste porque llora. Hay frases que pueden significar una historia desgarradora, no queremos que la gente diga vamos a ver quién va a llorar hoy en el programa.
El set es muy sencillo, ¿por qué?
Quiero que la gente se fije más en la palabra y la persona, en el set no hay mucho que descubrir es en la cara y las palabras de la gente en las que hay que concentrarse. La gente subestima mucho lo que los otros dicen porque se distraen mucho. Es como muy simbólico, se llama Las paredes oyen y el lugar asemeja a un lugar donde no hay paredes.
¿Los micrófonos tienen alguna importancia en especial?
Para mí, uno de los artistas del programa son ellos, son alemanes (marca Newman), es como hablar de un Ferrari. Los micros tienen la capacidad de captar hasta la respiración; buscábamos un micrófono que capturara el ambiente porque eso te mete ahí, si tenés la capacidad de captar un suspiro, te mete en la entrevista.
¿Cómo evitarán que haya aburrimiento?
Habrá quienes se aburran, yo ya estoy preparado para todo. Ya estoy listo para leer redes, para escuchar ‘qué bostezo’, ‘¿por qué no buscan otro mae¡’, ‘¿ese mae qué se cree¡’. Ya sé lo que viene ni si quiera se tienen que tomar la molestia porque ya se, pero me intriga mucho también lo positivo que la gente va a decir.
En síntesis, ¿qué quiere lograr con el programa?
Quiero que los invitados hablen, quiero que la gente tenga la sensación de que escuchó al personaje. Tenemos que acostumbrarnos a volver a escuchar a la gente.
“También he pensado mucho en que quiero dedicarle esto a los jóvenes de Guanacaste que están empezando a pulsearla para que vean que sí es posible, necesito que la gente en Guanacaste lo sepa, que les quiero dedicar el programa a ellos de todo corazón”.